Capítulo 13

242 13 3
                                    

POV Castiel

ATENCIÓN: El siguiente capítulo posee contenido para mayores de 18 años. Leer bajo su responsabilidad.

La luz del sol iluminaba mi cama, a pesar de tener los ojos cerrados, lo sentía. Poco a poco recuperé la consciencia, lo primero que noté fue un peso en mi brazo ya acalambrado que intenté mover para librarme de esa sensación. Al no poder hacerlo, abrí los ojos frunciendo el ceño. Lo que vi fue a un inocente rostro durmiendo profundamente, fue entonces cuando empecé a recordar la situación.

Nathaniel llevaba casi una semana en mi apartamento. Después de que su hermana, Ámber, se ofreciera a cuidar de su gata no tuvo más excusas para separarse de mí y aunque no lo quería admitir, sabía que estaba realmente feliz de estar conmigo. Evidentemente tenía algunas reuniones con el grupo por lo que no siempre podíamos estar juntos en casa. A pesar de eso, a Nath no pareció importarle mucho ya que se mostraba comprensivo cuando se lo mencionaba.

La dulce voz del rubio hizo acto de presencia repentinamente.

-Buenos días. – Su rostro sonriente y somnoliento era todo lo que necesitaba para sentirme pleno.

-Buenos días. – Acerqué mi rostro para poder besar sus labios con suavidad.

Sin pensarlo, rodeó sus brazos en mi cuello y se acercó más. Nuestros labios se movieron aumentando la velocidad, creando una sensación mucho más profunda. Por acto de reflejo mis brazos se posaron en sus caderas, acortando nuestra distancia y dejando tocar nuestra piel. Cada zona donde tenía contacto con él, ardía cada vez más. Estaba perdiendo el control.

Con cierta reticencia empujé su pecho lentamente alejándolo de mí. Su rostro, a pesar de estar sorprendido, no parecía molesto si no curioso. Antes de poder explicar mis razones, el rubio habló.

-¿Puedes explicarme por qué actúas tan raro conmigo desde que comenzamos a estar junto? – Su ceja se alzó con duda.

-Yo... – Me sentí extrañamente avergonzado. – No sé de lo que hablas. – Evité el tema.

-No te hagas el tonto, sabes de lo que hablo. – Me miró fijamente. Cuando no obtuvo respuesta, suspiró frustrado y se explicó. – Sé que estás diferente. Ya estuve contigo y antes eras más... "apasionado". – Dijo entre comillas.

Alce mi ceja. ¿En serio quiso referirse al sexo con la palabra "apasionado"?

-Está bien, no fue mi mejor analogía, pero tú me entiendes. Quiero decir, sé que has cambiado y puede que esté siendo un estúpido paranoico, pero siento que ya no quieres hacerlo conmigo y eso...me hace pensar que no te gusto tanto como antes. – Reconoció. Bajó su vista acariciando su brazo.

-¡No! No es eso. – Solté casi de inmediato. – Yo no quería que pensaras que estoy contigo solo para usar tu cuerpo y eso. Cuando lo hicimos esa vez, realmente quise usarte y luego alejarte, herirte como lo habías hecho tú. Me trae malos recuerdos. – Le conté la verdad. Estaba asustado, seguro que estaba enojado. ¿Quién no lo estaría?

-¿Es eso? Realmente, cuando acepté dejarte entrar en mi apartamento supe cuáles eran las consecuencias. De hecho, eso es lo que esperaba. Estaba seguro de que te querías vengar de mí, pero no me importó. Preferí estar contigo, aun si fuera solo una noche. Quería recordar eso. – Sus mejillas se tornaron de un rosado intenso, la punta de sus orejas le habían seguido. Con solo verlo supe que esa era la imagen más adorable que había visto.

-¿Por qué eres tan bueno? No es justo que seas así. – Dije con mis manos acunando sus mejillas y cruzando miradas.

-Estás exagerando. – Volteó los ojos con una sonrisa. – Si solo es eso, ya está aclarado ¿no? Eso quiere decir que ya no te contendrás más ¿verdad? Sé que has estado aguantando durante un tiempo. – Sonrió de lado posicionándose sobre mí y rodeando sus brazos en mi cuello. Por inercia posicioné mis manos en su cintura con fuerza. – Y yo también. – Susurró en mi oído, causando un pequeño escalofrío por mi cuerpo.

Aún te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora