Sus labios son dulces como la miel como lo recordaba, mis manos buscan su blusa con desesperación por sentir su piel, siento que voy a explotar si no la toco, miro con desesperación su rostro tengo que ver la reacción que va a tener cuando la toque, no quiero que vaya a sufrir algún colapso.
-Eres hermosa Helena.
-No me digas esas cosas, por favor.
-Nunca me cohíbas de decírtelo, he pasado muchos años esperando este momento.
Cojo sus manos y se las pongo por encima de la cabeza para poder retirar su camisa en totalidad, una sonrisa se instalaba en mi cara, sinceramente toda ella era hermosa, no se nota que haya tenido dos hijos, se nota que le gustaba todavía cuidarse mucho.
-No te vayas a mover y nunca dejes de mirarme a la cara. -Sabía que, si perdía el contacto visual con ella, podría dar cavidad a que se estuviera arrepintiendo y eso no podía permitirlo.
Con mi dedo índice empiezo acariciar su perfil como si estuviera nuevamente recordando como es su rostro, con mis labios voy dejando un camino de besos hasta llegar a su oreja la muerdo para hacer que este punto sensible de ella se active, la escucho gemir haciendo que mi polla se me endurezca a un más, si sigo así no voy a durar mucho dentro de ella, sigo bajando hasta llegar a esas dos montañitas que tanto he extrañado que son sus senos, son todos redonditos, firmes y comestibles, algún día tendré que cumplir uno de mis mayores fantasías con Helena que es derramar chocolate y otros alimentos sobre su cuerpo y comérmelos con ella incluida, cuando llego hasta donde se evidencia su cesaría me entra una nostalgia pensé que con el embarazo de Megan podría disfrutar esa etapa pero será que Dios no quiere que lo viva, siento la mirada de ella muy penetrante y la miro.
-Pasa algo Daniel.
-Me puse un poco nostálgico, no sabes lo que me duele que pasaras sola tanto el embarazo de Sebastián como el de Megan, me hubiera gustado mucho compartir eso contigo.
-No creo que este sea el momento para pensar en eso o sí. -Veo como sube una de sus cejas.
-Estas impaciente nena.
-Yo se que no es el momento para decir esto, pero.... nunca me había sentido tan excitada como lo estoy ahora, tú me haces sentir cosas que no sé cómo explicar.
Suelta una pequeña sonrisa, seguí mi camino en terminarla de desnudar totalmente.
-No cierres los ojos nena quiero verte.
Con mi dedos confirmo que tan húmeda esta, no quería lastimarla, las pocas veces que habíamos estado siempre la había encontrado muy estrecha, encontrándola bastante húmeda para mí.
-Tú también me deseas verdad. -Le veía el brillo de la excitación en los ojos, pero quería que ella lo digiera, bueno a que hombre no le gusta saber que la mujer que desea se lo diga.
-Daniel por favor te necesito, ya dentro de mí.
-Tus palabras son órdenes para mí, quería alistarte un poco pero veo que tanto tu como yo estamos impacientes en estar dentro el uno con el otro.
Empiezo a entrar poco a poco dentro de ella, se siente como si volviera a nacer, es estar nuevamente en casa, durante estos años he estado con muchas mujeres, pero con ninguna he podido sentir esta conexión tan fuerte como con Helena, es como si hubiéramos nacido para estar unidos, sigue siendo tan estrecha que delicia.
-Dios mío Daniel que grande eres. -Estallo en una risa por su comentario.
-De verdad lo piensas.
-Por mi poca experiencia puedo decir que estas muy bien dotado, Dios mío mueve por favor, no creo que pueda durar mucho.
-Déjate llevar, quiero ver como te corres conmigo adentro de ti.
ESTÁS LEYENDO
TE ENCONTRARE....
RomanceUNA DESPEDIDA DE SOLTERO HIZO QUE LA VIDA DE DANIEL Y HELENA TOMARAN RUMBOS MUY TORMENTOSOS, TE INVITO A QUE ENTRES EN LA HISTORIA DE ESTOS DOS HERMOSOS PERSONAJES, ELLA UNA BAILARINA PROFESIONAL Y EL TODO UN EMPRESARIO DE TELECOMUNICACIONES, QUE SI...