Capítulo 11

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Veo el miedo reflejado en los oscuros y brillantes ojos de Destino. Entonces sé


que todo esto sucede por algo. Las voces no dejan de agolparse una tras otra y


me siento perdida. Todos me gritan y mueven los brazos señalando a Destino


pero yo sigo alejada de aquí, en cualquier otro lugar menos en el centro, y a unos trancos de que Destino choque conmigo.


De pronto, mis oídos captan lúcidamente las voces provenientes de los chicos


y de Bruno y escucho claramente lo que me gritan:


-¡Apártate Mia!


-¡Mia, Destino va a aplastarte! ¡Corre!
Mi cuerpo empieza a reaccionar lentamente y giro la cabeza a ambos lados.


Todos están escandalizados, presas del pánico. Yo solo miro al frente, hasta


que mi mirada se cruza con la de Destino. Sé qué debo hacer y mi respuesta es

no. No me apartaré. ¿Estoy loca? Puede que sí, pero no es el momento para


pensarlo.


Las patas de Destino dejan atrás los pocos metros que nos separaban. Veo


cómo todos dejan de gritar y se tapan fuertemente la cara con ambas manos


para no ver lo que está apunto de ocurrir. Quedo envuelta en una gran nube

de arena y polvo que no me permite ver qué hay más allá de mi nariz. Cierro

los ojos antes de ser llevada por Destino.


Sigo con los ojos cerrados pero no sucede nada. Tengo miedo de abrirlos por


ver qué me puedo encontrar. Escucho voces de nuevo y hasta suspiros. Abro


los ojos poco a poco y noto cómo va desapareciendo el polvo hasta que puedo

distinguir todo a mi alrededor. Me quedo sin respiración. A ambos lados de

mí todos están igual, atónitos y asombrados, con la boca abierta. Y no podría

ser de otra forma porque... Destino...¡Está de pie agitando sus patas


delanteras por encima de mí!


No puedo creer lo que veo. Cómo mueve sus patas, su pelo agitado por el


viento y sus ojos fijos en mí. Tiene las pupilas dilatadas y su respiración es


entrecortada. Resopla bruscamente y parece que se le va a salir el corazón del


pecho. Está aterrado.


Levanto las manos en el aire en dirección a él. No para cubrirme, no siento


miedo hacia él, sino para que vea que estoy aquí, que no cunda el pánico. El


silencio que se ha formado es impactante. Emito un suave susurro aún con las

manos levantadas en su dirección, un susurro tan bajo que sólo él pueda oírlo.


Deja de agitar sus patas en el aire y gira sus orejas al escuchar mi voz:


"Tranquilo Destino, todo pasó. Estoy aquí".


Tras unos segundos en los que todos nos quedamos sin respiración, Destino


baja las patas de golpe, produciendo un sonido seco en la grava al impactar


sus cascos y levantando más polvo a su alrededor. Sigue muy nervioso, con la

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⏰ Última actualización: Oct 25, 2021 ⏰

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