Zafiro toma impulso y... Volamos juntos por encima de la valla.
Ese instante en el que parece que el tiempo ha parado, que todo está inmóvil, que flotamos en el aire, es mágico. Todo esto no parece verdad.
Logramos cruzar al otro lado sin rozar la valla, como si no hubiese estado ahí. Ojalá superar los obstáculos que aparecen en nuestras vidas fuera así de simple. En un suspiro la valla ha quedado atrás. Muestro una sonrisa enorme, me siento orgullosa de saltar mi primera valla y sé que Zafiro también lo está. Él empieza a relinchar y yo le premio acariciando su hermosa mancha blanca del cuello. Estoy que no entro en mí de felicidad.
Las chicas me aplauden desde la pista de doma mientras que David y Hugo me sonríen. Bruno se acerca para darme la enhorabuena y decirme que ha sido un buen salto.
-Felicidades Mia, has estado espectacular. Pero...
-¿Qué sucede?- le pregunto. No sé si he hecho algo mal.
-Nada, tan solo quiero comprobar que no ha sido suerte que lo hayas conseguido a la primera.- Bruno empieza a reírse y yo me alivio al pensar que no lo he hecho mal como creía- Por ello vas a saltar un par de vallas más. Así te acostumbras a saltar un poco de todo y perfeccionas el salto.
-Genial, quiero repetirlo. Es una sensación increíble la de estar ahí arriba. ¿Cuál salto ahora?- me siento animada y con ganas de volver a saltar-.
Bruno señala tres vallas. La primera es como la que acabo de saltar, mide lo mismo solo que ésta es azul. Me quedo sorprendida al ver la segunda: es más baja pero detrás tiene un pequeño foso de agua. ¿Cómo voy a saltar eso? No es por la altura, sino que el foso hace que el salto deba ser más largo. Al ver la tercera ya me quedo atónita. Parece que Bruno quiere ponerme a prueba y no sé si se acuerda de que solo he saltado una valla hasta ahora. Ésta es de color verde pero con dos barras en vez de una, aumentando la altura de la valla. Mide más de medio metro, de eso estoy segura.
-Bruno, ¿no estarás bromeando verdad? -le digo con cara de asombrada-.
-Claro que no, venga, si solo tienes que hacer lo mismo que antes.- Él se ríe-.
Bueno... Es hora de intentarlo. Si Bruno me ha puesto este reto será porque cree que puedo hacerlo, o eso espero. Siento nervios, y un pelín de miedo. Si salto la más alta antes ya sólo quedarán las bajitas por saltar así que voy a empezar por la de dos barras.
Me preparo y pongo a Zafiro al trote. La valla se encuentra cerca del borde de la pista. Mientras me acerco a ella noto cómo suben los nervios aún más, desde aquí es incluso más alta. Nos dirigimos hacia ella y, justo en el último momento, miro hacia abajo. Me da miedo la altura del salto, caer. Zafiro siente mis nervios y justo antes de tomar impulso frena en seco con las patas traseras y gira bruscamente antes de detenerse a un lado de la valla. Casi caigo hacia un lado pero me he sujetado bien a las riendas, menos mal. Cojo aire antes de mirar al frente y ver a Bruno correr hacia mí.
-¿Estás bien?- me pregunta-.
-Sí, sí. Ahora sí. Tenía muchos nervios, Bruno. Me dio miedo la altura.
-Tranquila, Mia. Eso es algo normal por lo que todo el mundo ha pasado. Tranquilízate. Voy a explicarte tu fallo. Verás, todos tenemos miedo la primera vez, además de que has decidido empezar por la más alta antes del resto de vallas. Tienes que estar preparada, no basta con acercarse y ya está, sin más. Lo que hiciste mal fue mirar abajo. Ese momento es fundamental, debes mirar hacia delante, no dejarte engañar por la altura. Los caballos están unidos a nosotros, sienten lo que sentimos. Y, si tú sientes miedo, él solo girará para que no saltes, para evitar ese miedo tuyo. No te preocupes, hasta a los mejores les pasa incluso después de meses saltando. Hay que tenerle respeto a la valla, pero también debemos superar nuestros miedos. Piensa que es sólo un obstáculo, algo que debes superar. Intenta saltar las otras dos, no tengas miedo y no renuncies a saltar por una mala jugada. Hay que levantarse si nos caemos. Salta esas antes y luego inténtalo por segunda vez. Solo piensa que es una más, que mide lo mismo que el resto, y mira adelante-.
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Destino
Teen FictionMia ama los caballos. Su sueño siempre ha sido aprender a montar. Un día ese sueño por fin se cumple en el "Centro Hípico La Herradura". Queda fascinada ante los caballos que hay, pero más aún cuando conoce a Destino, el precioso caballo negro del...