Capítulo 2

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Es impresionante, justo como esperaba. Se encuentra frente al Bosque de Cristal y está delimitado por vallas de madera blanca. Justo donde está la entrada hay un arco en el que pone el nombre del centro. Por debajo de este se encuentra el camino de grava que lleva hasta el interior. El camino es lo suficiente amplio como para que pasen dos coches y tiene árboles a sus lados, yo diría que almendros. A ambos lados de la entrada hay dos pistas muy grandes. Mi padre me deja bajo el arco, se despide de mí y se va.

Decido seguir por el camino, al final de este aparece una casa de campo enorme tras una pequeña rotonda. La casa tiene una fila de aparcamientos para los coches, una puerta de madera y dos plantas con amplios ventanales. Descubro que hay alguien en la puerta, un hombre joven de unos treinta años como mucho, y empiezo a caminar hacia donde se encuentra. Parece agradable, en cuanto me ve me hace gestos con la mano para que me acerque.

-Hola, ¿es usted Bruno?- pregunto en cuanto estoy a unos pasos de él.

-Sí, ese soy yo. Supongo que eres la chica que quería aprender a montar, ¿no?

-Eh, sí. Mi nombre es Mia, encantada de conocerle.

-Lo mismo digo. A partir de ahora seré tu entrenador de equitación. Déjame que te enseñe un poco el centro y al final te mostraré los caballos. Veo que vienes preparada- dijo fijándose en el casco que me había comprado mi madre- .

-Antes de nada quería preguntarle por el precio de las clases, mis padres han sido muy explícitos en que no puedo permitirme unas muy caras.

-No tienes que preocuparte por eso, como yo les digo a mis alumnos, los caballos son animales que precisan muchos cuidados y ejercicio diario. Tengo un total de ocho caballos en los establos y yo no doy a basto para encargarme de todos, por lo que el precio de las clases es cuidar de ellos. Así entre mis alumnos y yo los mantenemos y los ejercitamos. Si quieres aprender a montar, a cambio tendrías que venir todos los días y cumplir una serie de tareas, entre ellas: cuidar y alimentar al caballo que elijas, limpiar la cuadra, y entrenar con él por las tardes con los demás alumnos. No es muy difícil, pero tienes que trabajar para ganártelo.

-De acuerdo, me parece genial. Llevo demasiado tiempo queriendo montar y haré lo que haga falta. Solo con estar rodeada de caballos soy feliz.

- Está bien, mañana te presentaré a tus nuevos compañeros. Creo que ya conoces a Nora. En total son cinco. Esta es mi casa y donde quedamos a veces para informar de las nuevas noticias, yo vivo en la planta de abajo pero de vez en cuando también hacemos alguna fiesta o campamento y los alumnos pueden quedarse en las habitaciones de arriba. Como habrás visto, en la entrada tenemos las pistas de doma y salto. Ahora, vamos a ver el resto del centro.

Le sigo a través del camino que bordea la casa por la derecha. En un lateral hay un llano con varios árboles que dan mucha sombra, y bajo estos, una especie de merendero con bancos y mesas de madera, que según me cuenta Bruno, lo utilizan para descansar por las tardes un rato o comer fuera cuando hace buen tiempo. Seguimos caminando y al poco llegamos hasta la puerta de los establos. Son increíbles. Todos blancos y de madera también. La entrada y la salida, que se encuentra al otro lado de este, son dos preciosos arcos de piedra. Todas las cuadras tienen ventanas para que los caballos puedan sacar la cabeza y ver el exterior. Al entrar me fijo en lo espacioso que es por dentro, con un techo alto, un guadarnés para guardar las monturas, una habitación para el pienso y la paja y un total de diez cuadras, cinco a cada lado del pasillo. Me sorprende lo grande que es el centro hípico. Bruno se acerca a hablarme.

-Bueno, aquí se encuentran los caballos por la mañana. Por la tarde los sacamos a los paddocks que hay en el otro lateral de mi casa para que pasten y puedan estirarse antes de montarlos. En el guadarnés está todo lo que necesitas para montar y en la habitación del fondo paja limpia para las cuadras y toda la comida de los caballos. No te preocupes, hay una pizarra con lo que debe comer cada caballo.

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