Capítulo 5

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Entonces lo veo. Otra sombra negra que corre tras Destino. Una sombra más pequeña, eso sí. Pero sea lo que sea va tras él. Lo está persiguiendo. Decido actuar cuanto antes, puede que sea demasiado tarde si no ayudo a Destino.

Salgo de mi escondite y corro hasta la puerta del cercado, la abro y entro. Sea lo que sea que lo persigue no se ha dado cuenta de que he entrado y aprovecho esa ventaja para correr hasta unos arbustos cercanos. Me agacho tras ellos y observo fijamente el frente.

Mi corazón se acelera cuando descubro que es verdad. ¡Es verdad que han entrado a robar! Justo detrás de Destino hay un hombre.

Entonces al final del paddock, justo al otro lado, donde vuelve a haber carretera, se escucha un ruido. Pero es el motor de un coche. Empiezo a temblar, estoy viendo un coche con un remolque de caballos... ¡Quieren llevarse a Destino!

No, no, no, no... ¡Esto no puede estar pasando! ¿Qué hago yo ahora? Bruno está demasiado lejos como para ir a pedir ayuda y no creo que la policía llegue a tiempo. El hombre encapuchado lleva un cabezal en la mano, está intentando sujetar a Destino. Él se resiste y corre de un lado a otro pero lo está acorralando. ¿Qué hago? Empiezo a temblar y noto cómo la adrenalina me recorre todo el cuerpo. Tengo que actuar, es ahora o nunca. Salgo sigilosamente desde detrás de los arbustos y empiezo a correr hasta el encapuchado. Está justamente en la esquina opuesta del paddock y ya ha conseguido acorralar a Destino. Él se pone a dos patas y el hombre se aparta un poco para no ser pisado por sus cascos, pero de nuevo queda acorralado. Ahora el desconocido lo tiene a punto. Lo agarra por la cabeza como puede para ponerle el cabezal y llevárselo hasta el remolque para desaparecer con él, pero no lo consigue. Destino no va a ponérselo fácil. Nunca nadie a conseguido montarlo, y tampoco creo que se deje amarrar por un encapuchado.

Corro tan rápido como mis piernas dan de sí, ya solo estoy a unos metros de ellos. Pero entonces todo sale mal. En un instante, el hombre se ha agachado a coger el cabezal que Destino le ha tirado al suelo y entonces, me ve. Para mi sorpresa él no se dirige a por mí, sino de nuevo a Destino. Quiere acabar la tarea que ha empezado.

La adrenalina se apodera de mí y ahora más que nunca sé que debo confiar. Todo saldrá bien. Y pensar que hace un rato estuve a punto de caer de un caballo al galope sin saber trotar a penas... Comparándolo con lo que está pasando ahora mismo es para echarse a reír.

¡No! tengo que correr, tengo que correr... El hombre acaba de agarrar a Destino por la crin fuertemente y desliza sobre sus orejas el cabezal...Tengo que salvar a Destino, sé que debo hacerlo. No soportaría la idea de no poder hacer nada por él, no podría volver a mirar a un caballo a los ojos, ya no sería yo... Yo que tanto he soñado con ellos, que siempre me han apasionado... No puedo no hacer nada. Pero no es solo por eso, sé que hay algo más, que él es especial. Él tiene algo, no puedo describirlo, pero esa sensación que produjo en mí al verlo... es misteriosa, como si estuviésemos unidos por alguna razón. Creo que si estoy aquí ahora mismo a unos pasos de un ladrón de caballos es por él. Es por el destino...

Doy las últimas zancadas que me separaban del encapuchado y sin pensarlo salto sobre él. No sé qué hago ni si funcionará para algo, solo quiero impedir que se lo lleve a toda costa. Me agarro a su espalda, rodeo su cabeza con mis manos e intento taparle los ojos, empujar hacia atrás con mi peso para tirarlo al suelo y derribarlo, pero es difícil. Es demasiado fuerte para mí. Un hombre de a saber cuántos años, contra una simple chica de dieciséis. No creo que dé resultado, pero me lleno de valor y saco todas mis fuerzas. Empezamos a balancearnos, pero no suelta a Destino ni se da por vencido. Sea cual sea la causa por la que intenta robarlo, debe ser grande por el empeño que pone.

En este momento de lucha incesante escucho un sonido familiar, un ¡Niii nooo, niii noooo! acompañado de luces de color rojo y azul a la lejanía, cerca de la entrada al centro. En unos segundos en los que me quedo sorprendida ante la emoción de poder salvar a Destino, el hombre me agarra de la rodilla que tengo enroscada en su espalda y, al pillarme desprevenida, me empuja hacia atrás para tirarme. Me noto caer al suelo pero entonces veo como Destino aprovecha para dar un fuerte empujón, conseguir soltar la cuerda de las manos del hombre y correr hacia mí.

DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora