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Cuando despertó y se miró en el espejo a primera hora por la mañana, comenzó a notar mayores señales de débil y cansancio. Su cuerpo se sentía pesado y las horas de sueño parecían no hacer realmente su trabajo. El primer pétalo cayó aproximadamente hace una semana y media; desde ese tiempo para acá Jeongin en lo único que verdaderamente pensaba sobre su dolor o en donde buscar ayuda, era en como haría para ocultarlo de los demás.

Seungmin y Felix no hacían más que estar preocupados por su repentino estado y cambio de ánimo, a lo que había estado contestando que debía ser su celo y que algo en sus supresores estaba fallando. Sin embargo, no creía que su mentira lograra sostenerse por tanto tiempo, más cuando bien sabía que no era así, que el fuerte dolor en su estómago lo estaba matando.

Jeongin levanto rápidamente la tapa de su inodoro en cuanto el dolor punzante que lo llevaba acompañado por días apareció de nuevo en mitad de su vientre, quería pedirle a las raíces que crecían dentro de él nacer más lento.

Eran hermosas... vaya que lo eran. Yang no podía negar la belleza que dentro de sí estaba naciendo. Las flores de cerezo eran delicadas y perfectas, era brillantes con un rosado intenso, eran el fruto de un amor que dentro de su cuerpo estaba floreciendo... El fruto de un amor unilateral perfectamente imperfecto.

Tomo uno de los pétalos que había caído al suelo, recargando su cuerpo en la pared a su espalda y abrazandose a si mismo, una sensación fría a pesar de llevar dos sudaderas recorría con fervor todo su cuerpo. El chico de cabellera oscura se dedicó un tiempo analiza como todas aquellas flores en otras condiciones le parecerían las más bellas, sin embargo en su contexto, que su alfa estuviera rechazándolo solo significaba que probablemente nunca se curaría, aunque muy en el fondo de Jeongin todavía existía un poco de esperanzas.

Había formulado mil posibles ideas en su cabeza y quizás su alfa sólo pasaba por un mal momento, quizás sólo necesitaba conocerlo para hacerlo cambiar de opinión Con esa idea en mente Jeongin se aferró aún más al pétalo que conservaba en su mano. No sabía que motivos habían llevado a su alfa actuar de esta manera, pero de lo único que Jeongin estaba seguro era de que no lo culpaba, porque lo único que realmente deseaba deseaba era poder conocerlo.

Una nueva oleada de mareos invadió al castaño, regresando al inodoro para poder sacar todo lo que lo incomodaba, sin embargo grave fue su error, que Jeongin no logro mantenerse en silencio como siempre trataba.

— ¡Jeongin, abre la maldita puerta ahora mismo!

Se maldijo internamente al no poder callarse, pero le fue imposible no efectuar sonido alguno, con la poca fuerza que tenía trato de hablar — Estoy bien, Seung - Jeongin tapo su boca para no toser — En unos minutos preparare el desayuno.

— Me importa una mierda el desayuno — Seungmin estaba molesto — ¡Abre ahora mismo!

— Te digo que estoy bi... — el dolor el su estómago volvió atacar — Es-... Estoybien.

— ¡Jeongin, maldita sea!

En una acción rápida el de cabellos castaños trato de expulsar todos los pétalos que faltaban, antes de lavar sus manos y enjuagar su cara.

— No lo hagas sufrir — se recordó a sí mismo.

El menor camino hasta la puerta, girando el pomo para abrir, Kim lo esperaba de pie a unos cuantos metros.

— Entonces... ¿Qué quieres para desayunar? — preguntó tratando de sonreír, en un intento de hacer parecer que todo estaba normal.

Seungmin suspiro — Me explicas en este momento que te está pasando.

Yang sabía que salir libre de esto sería complicado, había estado múltiples veces enfermo al lado del mayor, pero esta era la primera vez que le impedía conocer que le pasaba.

­ —Min, solo estoy un poco cansado eso es todo — dijo tratando de no perder el equilibrio.

El pelirrojo no aparto la mirada para nada del cuerpo contrario y con seriedad volvió hablar — Jeongin, dime la verdad.

— Esa es la verdad.

Seung rio con ironía — Claro, porque no he estado a tu lado el suficiente tiempo para saber que me estas mintiendo.

— No estoy minti... — y justo las náuseas regresaron en el peor momento

Se dio una vuelta rápida hacia el baño, olvidando cerrar la puerta con seguro antes de escupir todos aquellos bellos y asquerosos pétalos que se mezclaban un sabor difícil de explicar en su paladar.

Jeongin estaba cansado, adolorido y con el corazón destrozado, entre mareos y posibles indicios de que estaba perdiendo sus sentidos, abrió la puerta, se aferró al umbral de está tratando de mantenerse en pie.

Kim lo miro asustado tratando de comprender lo que pasaba, antes de ver como el cuerpo frente a él dio dos pasos y cayo de rodillas, el mayor lo tomo entre sus brazos con desesperó, inmediatamente su mirada se llenó de angustia al comprender lo que estaba sucediendo

Hanahaki —murmuró, el pelirrojo al ver algunos pétalos aún en el baño.

Jeongin suspiro y asintió entre llantos.

Mint ஜ HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora