O2

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Una a una, las diferentes cajas con las pastillas que conservaban en el botiquín de emergencias, comenzaban a caer al suelo, podría decir que se encontraba caminando de un lado al otro desde las dos de la mañana tratando de buscar en internet si alguna funcionaba como aliviante para su dolor.

La sensación de ardor a la cual estaba siendo sometida continuaba invadiendo cada espacio de su garganta y sintió que había comenzado una batalla por buscar salir a cada instante de donde estaba, provocando hacerlo sentir cansado, agotado... enfermo.

Como había podido, perfeccionado llegar haciendo el menor ruido posible hasta el baño y levantar la tapa del inodoro escupiendo toda aquella sensación que lo incomodaba. Lo que pasaba frente a sus ojos tenía extrañamente la explicación más triste pero visualmente lo que él pensó como la consecuencia más hermosa. 

Acompañado de dolor, uno tras otro comenzaron de manera continua a descender, podría explicarse como una seguidilla de tonos rosados ​​que caían creando una hermosa vista. Jeongin se atrevió a tomar uno entre sus manos apretándolo con fuerza por varios segundos, para luego suspirar profundo dejándolo caer con el resto, viendo como desaparecían al bajar la palanca.

— Es solo un resfrío — se había dicho a sí mismo tratando de convencer a su cuerpo que solo era un ligero problema.

Sin embargo, por más ganas de ocultarlo muy bien sabía que no lo era. Si tan solo no hubiera respirado en aquel espacio, si tan solo no hubiera ido aquel día, puede que las cosas diferentes sean diferentes que nada de lo que le ocurriría estuviera pasando.

Después de rato de frustración y al observar que poco a poco comenzaba hacerse tarde lavar sus dientes con la necesidad de acabar con aquel desagradable sabor. Suspiró y se vio a si mismo en el espejo usando de esbozar su mejor sonrisa con la idea de por fin preparar algo para desayunar. Su cuerpo se sentía pesado y cansado, pero no se permitiría verse abatido ni mucho menos preocupar a los demás, tenía que ser fuerte y afrontar sus problemas sin involucrar a los que quería.

Al pasar por su cuarto, le es inevitablemente no mirar a su mejor amigo dormir profundamente entre las grandes sábanas blancas mientras abrazaba la almohada que se encontraba a su lado; llevan compartiendo departamento desde hace un tiempo y tenían esa costumbre como método de remplazo cuando no encontré a nadie.

Yang se detuvo a mirar cada ingrediente, resbalando una lágrima por su mejilla que pronto limpió al razonar que lo mejor sería no comer, sin importar lo que cocinara todo tiene que atravesar el ardor de su garganta. Sin embargo, si se encargó de dejarle al mayor su desayuno en la mesa con una nota informándole que lo vería por la tarde. Se baño y miró al espejo antes de salir caminando de lucir lo mejor posible, se había puesto su sudadera favorita, la cual, el mismo Seungmin le había regalado por su cumpleaños y unos jeans no muy ajustados. Tomo su mochila y corrió de nuevo hacia el baño por el cubre bocas que guardaba en una de las gavetas del lavabo antes de salir finalmente de casa.

Estaba más que claro que no se encontraba muy de ánimo, pero no podía faltar de manera tan constante a la Universidad. El ojos de oscuros volvió a tragar, ya había perdido la cuenta de cuantas veces lo había hecho en todo su viaje por el metro, quería no toser y retener todo en su interior, en verdad nunca había sentido algo parecido y pensaba que lo no resistiría mucho si una sensación a sangre se instaló en su paladar a cada instante. Se sintió muy confundido mientras miraba a todas las personas a su alrededor, ¿Alguna estaría pasando por lo mismo? En verdad no se los deseaba, nadie merecía sufrir y mucho menos si lo era por error. 

Al bajar del transporte, respiro profundo caminando las dos cuadras que le tomaría llegar hasta su destino, como en todas ocasiones topandose con  Felix a la entranda del lugar. El chico de ahora voz gruesa que conocía desde la infancia, al cual aparte de Seungmin sabría que podía confiarle la vida si algo malo pasara.

La primer reacción de rubio fue la esperada, lo observó extrañado al verlo llegar y Jeongin maldijo por lo bajo al saberque su amigo no era muy fácil de engañar.

— Innie, ¿te encuentras bien? — Preguntó al ver al chico con el cubrebocas y su piel un tanto pálida.

El mencionado decidió bajarlo hasta su barbilla por un segundo tratando así, de tranquilizar a su amigo 

— Es solo un resfrío Lix, no te preocupes, estoy bien.

Confía en mi

Félix  decidió solo asentir pese a que aun no podía sacar el pensamiento de su cabeza sobre que algo no estaba bien, aún así finalmente solo lo miro extrañado sin decir más para dar inicio a la clase. El día continuó con tranquilidad, el ardor dejó de ser tan grave y Jeongin creyó poder por fin controlarlo.

A la hora de almuerzo acepto la propuesta de Felix sobre ir a comer a la cafetería donde trabaja el alfa de su amigo.

El mayor era la persona más extraña que creía haber conocido, y esto porque a pesar de su aspecto frío, era todo lo contrario, asegurando sin temor a equivocarse que podia terminar siendo el ser más romántico y dulce de lo que a primera vista mostraba.

Su amigo australiano descubrió a su alfa a una edad muy temprana, Changbin se había convertido en su vecino de en frente y su madre como signo de familiaridad no hizo más que obligarlo a conocer a sus vecinos, al principio todo sucedía con normalidad, pero para su grata sorpresa terminaría descubriendo una nueva sensacion, porque que apenas el de cabellos rubios abrió la puerta de su hogar, un sentimiento sin igual comenzo a surgir de Changbin. Aquel olor lo cautivó en tan solo instantes, desde ese momento el bajito no lo dejó escapar.

— ¿Te encuentras bien? — preguntó Changbin luego de servirle algo de tomar.

Jeongin quito su cubrebocas tratando de sonreír — No es nada Hyung, meencuentro bien.

De la misma manera que su novio, no muy convencido, Changbin asintió al más pequeño, antes de darle un corto beso a su novio y regresar a su trabajo. Jeongin sonrió a Felix tomando de su refresco, sin embargo aquella no fue la mejor idea.

Jamás en sus dieciocho años había tenido tantas ganas de llorar como en ese momento, pero sabía que al minuto que una lágrima bajara por sus mejillas inmediatamente le estaría dando cabida a Felix de preguntar y hacer las cosas aún peores. Por eso y sin tener más opción, Jeongin decide dejar de lado su bedida y  asegurándose de no decir mucho en toda la conversación que escucha de sus amigos, los cuales hablan sobre música y su trabajo, entre todo le gusta la pasión con la que lo discuten y aunque le gustaría aportar con algún comentario, sabe que en el momento que lo haga puede que no aguante.

Al pasar de los minutos, sus dos amigos no han quitado su atención de él aunque lo hagan parecer de manera discreta, o lo que para ellos signifique esa palabra. Entiende que pueden estar preocupados, pero desearían que dejaran de verlo porque entre más sintieron que lo hacían más difícil era ocultarlo.

— Ya sé — la voz del muchacho de cabellos claros, se escucha por todo el salón con dirección hacía el menor— Peleaste con Seungmin.

Jeongin suelta una risita de la cual a los segundos se arrepiente — No creo que eso sea posible.

Y analizandolo sabe que no miente. Changbin no tiene una idea clara y tampoco ha querido preguntar qué clase de relación tiene con el muchacho de apellido Kim, sabe que viven juntos, que se conocen desde hace mucho y las pocas veces que lo ha visto, ve lo importante que es uno para el otro, tomando en cuenta que la manera en la que Seung lo protege le alegra, se nota quiere bastante al menor.

— Si no es eso, ¿Entonces qué te pasa?

— ¿Por qué insiste con que me pasa algo. 

— Te conozco, desde que eres un bebé, es fácil ver tu estado emocional en tu cara — Felix menciona, a lo cual Jeongin quiere replicar, sin embargo antes de decir palabra se detiene. 

El ardor volvió a aparecer, como si el líquido que bajara por su garganta quemara y las ganas de vomitar regresaran. Yang se puso en pie, excusandosé en que quería ir al baño; dobló a la esquina recostandose a la pared que dividía la cocina del pasillo. Sin pensarlo mucho, terminó corriendo rápido hacia el baño del segundo piso, cerró con seguro y pegó su espalda en la puerta.

Finalmente, Jeongin tosió cubriendo sus manos con sangre.

Un petalo resbalo de su boca cayendo al suelo. 

Comenzando su sufrimiento.

Mint ஜ HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora