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Desde la ventana se podían ver los copos de nieve que descendían del cielo para luego caer de forma lenta y llegar a la superficie.

Yo estaba en mi habitación recostado en mi cama y manteniéndome en calor con una manta de algodón, estaba tan cómodo y tranquilo.

Lo único que habitaba en mi cuarto era la soledad y yo, hasta que apreció mi padre.

—Pero que haces Aidan, los invitados no tardan en llegar y tú estás acostado— tomó la manta con la que me cubría y se dispuso a guardarla—, quiero que des una buena impresión y que no empieces con tus estupideces.

Dijo para luego desaparecer por la puerta de la habitación.

El, Damián Gallagher es mi padre. Es un señor con muy buen comportamiento, de muy buena cara, con expectativas muy altas y comprensivo. Pero cuando no había nadie que lo mirase se comportaba como un idiota.

Desde que mamá murió el se ha comportado así y más conmigo. Me trata como basura humana, como si no valiera nada y aún así espera mucho de mi.

Estúpido.

Éramos la familia perfecta, sin problemas ni discusiones.. éramos.

Cuando Damián empezó a tratarme así me sentía mal y con el paso de los años ya me valía mierda lo que dijiera y no le prestó demasiado atención.

Lo único que hago es ponerme mis audífonos a fuerte volumen y que el se quede como idiota hablando.

—¡Vamos Aidan no tengo todo tu maldito tiempo!— gritó el señor desde el primer piso.

Tuve que obedecer. Me puse de pie para caminar al armario y sacar lo primero que viera.

Después de cambiarme bajé las escaleras y visualisé a mi padre sentado en uno de los sillones. Me senté en uno de ellos y me puso mis auriculares mientras esperábamos a su famosa visita.

Cuatro minutos fueron los que pasaron y el timbre resonó por toda la casa, mi padre rápidamente de puso de pie y me hizo un movimiento con su mano para que lo hiciera igual.

Fue hasta la puerta y abrió está.

—Hola! Buenos días, como se encuentran.— Damián abrió un poco más la puerta y los invitados entraron.

—Con frío— dijo uno de ellos que era acompañado por una mujer, su esposa supongo —, y ustedes cómo están.

—Muy bien, muy bien— Damián los llevó hasta la sala donde me encontraba yo.

Solo los observé con la cara seria, ellos al verme se sorprendieron a lo que yo fruncí levemente el ceño.

—Tu hijo ya está muy grande.— la mujer me observo unos momentos y regresar la vista hacia mi padre.

Que acaso ya me conocían o que. Estaba demasiado perdido.

—Ya hueles al suegro Damián.— bromeó el hombre y después soltar una risa.

¿Qué? No no y no. Jamás.

—No digas tonterías Luca— Damián se puso a un lado de mi para mirarme de pies a cabeza —, no creo que tenga novia.

Le diría algo en contra de eso pero tiene razón. Quien en este mundo estaría con una persona como yo, un chico de 17 años que se la vive en su cuarto mientras escucha música, sin futuro y con altas ganas de vivir.

Sarcasmo.

El tenía razón nadie estaría conmigo, en parte está bien, me encanta la soledad y en otra, es deprimente.

¹Nuestro arcoíris ♡ [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora