Capítulo 24

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24 | Promesa sellada*

Lo dije, al fin lo solté, le he dicho a María que me gusta, pero ahora ella luce callada, no dice nada.

-Courtney... -Dice, pero sus palabras quedan al aire.

Yo me acerco hasta donde está ella y la ayudo a levantarse del pasto, ella acepta tomar mi mano y en cuestión de segundos ya está de pie.

Tiene que levantar su cabeza para poder verme, yo por mi parte sólo le doy una sonrisa cálida, no hay una curvatura perfecta en mis labios, ni mucho menos muestro los dientes.

Sólo es eso, una sonrisa cálida.

Se sentía tan bien haberle dicho eso. Creo que yo también muy en el fondo llevaba guardandolo desde ya tiempo, pero el miedo en mí se había acumulado, y como barrera me decía a mi mismo que las veces que ella se metía en mi mente era por pura coincidencia.

¿Qué se tenía que hacer ahora? Yo había estado encerrado en mi propio mundo tratando de evitar cualquier tipo de sentimiento por alguien.

No quería volver a repetir lo que viví con Alessa.

-¿Qué se supone que se hace después de una confesión así? -Ella pregunta y yo al fin puedo respirar.

-No lo sé... O tal vez si lo sé, pero no sé cómo actuar ahora. -Mis palabras salen entre cortadas.

¿Qué pasa ahora, idiota? ¿Ella te pone así eh...? ¿Ya olvidaste como se sentía amar a alguien?

Lo hice.

-Es raro sentirse así, ya ha pasado un largo tiempo desde que no tengo pareja.

-Y conmigo han pasado 18 años -Ríe despreocupada-. Quizás podamos conversar.

Saco mi teléfono y veo la hora, es la 1:14 AM.

-Te acompañaré a casa, María.

-¡No! -Me grita y se safa de mi mano, yo la veo con confusión, no entiendo el motivo de su reacción.

-Aún es temprano.

-Es la 1:14, María, tienes que estar en casa o tu tío... Bueno como sea, sabes que debes de estar allá.

-No... Mi tío no se encuentra en casa, él tuvo que salir de emergencia y se aseguró de dejarme completamente encerrada, así que aún es temprano. -Me dice despreocupada, le doy una mirada rápida tratando de ver su reacción y ella luce seria.

¿Qué se hacia ahora?

-Vaya.. -Le digo y miro a todos lados, menos a ella, ¿Por qué? Vamos, mierda no seas un maldito cobarde.

-Courtney.

-Dime.

-¿Podemos mirar las estrellas?

¿Por qué eres tan jodidamente tierna...?

-Podemos mirarlas. -Le respondo sereno.

Cualquier cosa que evitara hablar sobre mis sentimientos en estos momentos estaba bien, sentía como mi mente se iba despejando de dudas.

Colors - #1 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora