Capítulo 8

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8 | Pensamientos tristes*

*Sara*

Mis lágrimas caían lentamente una tras una, la llamada de Connor fue imprevista.

Me alegraba oírlo, y lo mejor, me alegraba saber que él estaba bien, su voz se oía apagada... Quizás sólo sea cansancio.

Él iba a hablar, pero no pude saber que fue lo que diría al final.

Tuve que colgarle de golpe, mi voz ya estaba rota, mi garganta dolía a más no poder.

Intenté tomar un poco de agua natural para poder contenerme de otro ataque, pero ésta sólo empeoró mi estado.

Me era imposible pasar un sorbo de agua, sentía un enorme nudo en mi garganta.

Me paré de mi escritorio y coloqué mis manos sobre mis ojos y me recargué en la pared.

«Todo estará bien» «Todo estará bien» «Todo estará bien» Me repetía a cada maldito segundo.

¿Pero por qué mi mente no lograba entenderlo?

Pero si alguien me decía algo hiriente, de inmediato mi cerebro guardaba esa palabra y por más que no deseara oirla, siempre invadía mis pensamientos.

¿Por qué mi cerebro no puede guardar las palabras lindas que me dicen?

No hay explicaciones...

Escucho como la puerta de mi habitación comienza a abrirse lentamente, ni siquiera me molesté en voltear, simplemente controlé mis lágrimas.

—¿Sara?— La voz de mi hermano mayor Jackson se escucha detrás mío.

No volteo.

—¿Te pasa algo? —Pregunta algo confundido al verme de espaldas y con los brazos sobre el rostro.

—Es... Es... —Mi frase ni siquiera podía salir correctamente, ese intenso dolor sobre mi garganta me lo impedía.

Escuché como mi hermano balbuceó unos minutos, escuché sus pasos acercarse, y posteriormente escuché un «tock» sobre mi escritorio.

—Te traje el bote de pintura amarilla que necesitabas. —Respondió tranquilo.

No dije palabra alguna, y a los segundos escucho como mi puerta es cerrada con fuerza.

Sigo sin despegarme de la pared, ¿Por qué estaba llorando? Ni siquiera yo podía responder a esa pregunta.

No era algo nuevo tener ataques de pánico para mí, los tengo desde aquel día...

Y aún sigo sin poder contárselo a alguien...

Minutos después, ya me siento más relajada, me siento un poco más tranquila, seco mis ojos con las mangas de mi suéter y respiró hondo un par de veces.

Me giro hacia mi escritorio, y veo el bote de pintura a un lado de mi lienzo.

Las pinturas me han traído un poco de paz en mis momentos más difíciles...

Colors - #1 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora