Capítulo 5

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5 | Castigos merecidos*

*María*

Él me sujetó aún más fuerte de mi brazo, y a rastas me introdujo hacia la casa.

Siguió empujándome con brusquedad hasta que quedáramos muy alejados de la puerta, y sin querer, terminamos en el pasillo que estaba a un lado de las escaleras

—Oye... Basta —le suplique con lágrimas, pero él me ignoró por completo, y en cambio, siguió apretándome con fuerza.

Volví a suplicar una vez más, y fue ahí, cuando al fin me soltó.

—¡¿Por qué mientes?! ¿Por qué me dijiste que venías sola? ¡¿Quién demonios era ese estúpido chico?! —Sus gritos hacían eco por el lugar.

—No lo conozco —respondí con honestidad, mientras las lágrimas bajaban con lentitud.

—Por favor, María... —De inmediato su tono de voz cambió a uno más sereno. Quise pensar que al fin había entendido por completo mis palabras, y que realmente creía en mí, pero la realidad era otra muy distinta.

Sabía lo que significaba, cuando él cambiaba su voz de esa manera, cada vez que lo hacía era porque estaba a nada de explotar.

Y yo le temía... Desde siempre le había tenido miedo, siempre me gritaba, e incluso pegaba, y sin embargo, yo no podía hacer nada, porque él era mi maldito tío.

—¡Claro que lo sabes! ¡Él te venía siguiendo, María! ¿Crees que soy estúpido?

—Jamás. —Volví a responderle con mucho temor.

Mi tío volvió a tomarme del brazo, y siguió ejerciendo mucha fuerza en este.

—¡No! ¡Me duele!

—¿Y tú crees que a mí no me duele verte con alguien más? ¡No lo soporto! ¡Jamas me permitiría que te llegara a pasar algo! Eres mi sobrina, y mi deber es mantenerte alejada de cualquier hombre... —Su tono de voz seguía siendo el mismo: sereno, pero ahora se le agregaba un poco de manipulación a sus palabras.

Yo quería creer en él, realmente quería hacerlo, tal vez si me quiera proteger de todo el mal que hay en el exterior, pero... Su sobrepoblación ya había llegado a un límite extremo.

No pude soportarlo más, y lo interrumpí de golpe, sabiendo a la perfección lo que podría llegar a pasarme después de mi acto de «rebeldía».

—¡Ya basta! ¡Ya no soy una niña! —Me mantuve en silencio varios segundos tras ver su cara de sorpresa ante mis palabras.— Sé que me quieres proteger de todo y todos porque mi madre te lo pidió cuando yo era una niña, pero ella ya está muerta..., Y yo, bueno, yo ya no necesito que me protejas de todo, tío, te amo, y respeto lo que haces, pero, yo ya no necesito tanta sobrepoblación...

No pude seguir hablando más, mi voz ya salía rota, y al ver la reacción de mi tío, ver cómo su rostro se apagaba poco a poco, no pude evitar sentirme culpable por mis palabras.

Quizás había sonado bastante cruel con él...

Mi intención no era hacerlo sentir mal, lo juro, lo juro, lo juro...

Colors - #1 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora