CAPITULO 13

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Bruno sigue removiéndose en la silla, y yo, con una amplia sonrisa y un tono de voz juguetón, acaricio su cuello con la punta de la jeringuilla

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Bruno sigue removiéndose en la silla, y yo, con una amplia sonrisa y un tono de voz juguetón, acaricio su cuello con la punta de la jeringuilla.

–¿Qué me tienes que decir Caccini? –digo mirándole fijamente. –Dime todo lo que sepas. –¿O es que prefieres morir ahora mismo? A mi me encantaría ser la que te matara.

–Benedetti, tienes que darte cuenta tu sola. –dice relajado.

–Pues si no quieres hablar entonces no hablarás, pero nunca más. –lleno la jeringuilla de aire y la pincho en su cuello. –Tienes tres segundos antes de que descargue la jeringa en tu cuello, ¿Quieres aprovechar estos tres segundos para decirme algo?

Bruno me mira, de sus rojos labios cae un hilo de sangre y levanta la mirada para mirarme. Abre un poco la boca pero la vuelve a cerrar, hasta que de su boca salen palabras.

–Tu madre... no la mataron gente de la mafia... –hace una pausa y sus azules ojos intensos hacen contacto con los míos. Saco la jeringuilla de su cuello y le animo a seguir hablando. –Fue... fue tu padre Cassandra.

Mis ojos se llenan de lagrimas y lo único que me sale es negarlo.

–¡Mentira! ¡Intentas confundirme Caccini! Te voy a matar.

–Cassandra joder, créeme. Estas aquí para protegerte de tu padre. ¿Enserio no te das cuenta de que él te borraba la memoria? Tu estabas delante cuando la mató. Se lo dijeron las voces. Eso me dijo él, por eso te metió aquí, porque no quería que de un impulso pudiera matarte. –tenía los ojos cubiertos por lágrimas mientras me lo contaba.

Por un momento me estaba creyendo lo que Caccini me decía, era extraño no poder acordarme de nada de mi pasado, y ahora estaba empezando a recordar algún escenario.

–¿Y tú eso como lo sabes? –digo dudando de él. –¿Cómo sé que no me mientes?

Me miró con una mirada triste.

–Sé más de lo que tú te piensas.

Me levanté de la silla completamente desubicada y deje caer de mi mano la jeringuilla. Cayó al suelo y levantó una pequeña capa de polvo. Me dirijo hacia la puerta y la abro. Justo antes de avanzar para salir Bruno gime de dolor y le miro.

–Desátame. –dice con dificultad.

Retrocedo en silencio, era como si fuese una marioneta, no decía nada. Le desato y se levanta con dificultad. Caccini se cae al suelo como una mosca muerta. En mi mente vi como el cuerpo de Bruno descendía en cámara lenta y chocaba con el suelo, y a través de mis oídos solo conseguía escuchar un pitido continuo. Reacciono al darme cuenta de que Bruno se había desmayado y grito, grito con la voz ahogada, no escuchaba mi propia voz, lo único que escuchaba era en voz en off como intentaba pedir ayuda.

¿Que había hecho? Había matado a Bruno, era a la única persona que sabía al cien por cien que me iba a cuidar y que se preocupaba por mi. Tenía que salvarle.

En el punto de mira©️ (ongoing)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora