Landon Morris se ha sentido desanimado, con el cuerpo empapado y embargado por la pesadumbre, tras la pérdida de su mejor amigo Thomas Flynn después de una lucha de un año con el cáncer
Ellos se conocieron cuando tenían ocho años, tras su muerte dej...
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LA REUNIÓN __________
Sadie Becker. Da la impresión de que le importa un comino los chismes que dicen de ella. Desde que me aparte pienso que no está tan mal estar solo. apartado, y ya no siento la necesidad de hablar temas que no me interesan o idioteces. Samanta me ha dejado en paz con lo del escritorio lo cual facilita mi vida ya que no tengo que soportarla.
Apoyada contra la pared, fuma un cigarrillo y mira alrededor. No habla con nadie ni nadie se acerca a ella, y no porque los rumores sobre su persona no resulten particularmente atrayentes o porque tenga un aspecto amenazador: el problema es que cuando te mira comprendes al vuelo que, a menos que te invite a aproximarte, te conviene irte con la música a otra parte.
De su familia, sólo vi una vez a su madre, no sabemos si tiene hermanos o hermana. Sucedió en una reunión con los profesores por las notas, no recuerdo muy bien el año: pero todos estábamos más jóvenes de lo que estamos, tenía un rostro delgado, cansado y ojos oscuros, afables. Vestía unos pantalones negros de corte amplio y una camisa de botones corinto que le llegaba al ombligo, su pelo iba en una cola alta «se miraba bien he de admitir». Estaba apoyada en la pared del pasillo como lo esta ahorita, sin mirar a nadie. sólo alzaba los ojos si pasaba alguien y entonces sonreía tímidamente. Ese día estaba también mi madre, y Thom.
No se que estaba sucediendo pero estaban hablando de algo y a lo lejos escuche que mamá dijo: —La mamá de Sadie me parece agradable ¿Sera su hija así también?
—Es una chica agradable, pero es muy callada y solitaria — dijo Thom— una vez le hable y me cayó súper bien.
—¿De verdad? Le hablaré un día que me la tope, ahorita parece estar preocupada.
—llámeme cuando suceda e iré corriendo, yo también deseo hablarle fuera de clase.
—Claro que si Thom y tú Landon ¿alguna vez has hablado con ella.
Me agarró de sorpresa su pregunta pues no les estaba prestando atención y ahora no sabía si por Sadie o por mi calificación.
—Mmm disculpa mamá ¿que decías? no te presté atención—solté.
—No nada, olvídalo.
Thomas solo suelta una sonrisa al percatarse del porque no había prestado atención.
Cuando entramos para hablar con la profe de Matemáticas, la mamá de Sadie lo hizo también y se sentó delante de la de italiano, cerca de nosotros. Oí que hablaba de su hija, que decía que era una buena chica, aunque muy cerrada. Tenía una voz dulce y calmada algo que nunca había escuchado.
Estoy escuchando sin interrumpir en ningún momento lo que la profesora le comentó sobre su hija. Cuando la profe acabó con su retahíla de quejas, la madre de Sadie le pidió que intentase hablar con su hija, que requería paciencia pero que, en cualquier caso, era una chica inteligente que además dibujaba de maravilla: ¿había visto sus dibujos? Cuando la maestra le respondió que en la vida no bastaba con dibujar, me sentí fatal.
Oí que la mujer se disculpaba y que le daba la razón a la profesora antes de salir de allí apaleada peor que a un perro. Al vernos se acercó a nosotros y nos preguntó con una sonrisa por el aula del profesor de arte. Mi madre le señaló el aula y ella nos dio las gracias.
Las razones por la que adoro ser "amigo" de Sadie es que la única regla que hay que respetar es un riguroso silencio, como si estuviéramos en misa escuchando nada más la prédica y en este caso sería a los maestros: si quieres hablar, puedes hacerlo mediante gestos o usar el código morse, en caso de que lo conozcas. Nadie te pedirá nunca nada más que el respeto de esta santa regla, ni siquiera te preguntarán cómo te llamas. Aunque la única excepción es hablar para pedir un cigarrillo.
Cualquier noticia que no sea demasiado relevante «que dudo que exista» del mundo exterior se perderá en el espacio antes de tan siquiera poder estar cerca de este planeta y si logrará entrar se perdería en el oscuro océano rodeado de animales inimaginables. I love Sadie.
Pasaron los días y tuve un examen oral de inglés voluntario: me ofrecí como tributo porque me gusta el inglés y tuve un muy buen punteo. Respondí correctamente a todas las preguntas sobre el tema que me dieron. Mientras la profe me estaba preguntando, miré un par de veces a Sadie «no sé por qué».
Estaba viendo hacia la ventana, se notaba que tenía unos audífonos, estaba perdida en sus pensamientos. Cuando termine pude regresar a mi sitio, cuando me senté me percate que ahora estaba leyendo un cómic, lectura que no interrumpió ni cuando yo estaba a punto de sentarme y sin querer me di con la rodilla en una pata del banco, moviéndola. Como si no existiese, como si alrededor no hubiese nada ni nadie.
Me daba envidia como podía ignorar a todos a su alrededor o aparentar hacerlo. Jamás la había visto hablar con los del colegio, ni siquiera con los conserjes, lo digo en serio. Cuando nos mira un poco más de lo habitual, es evidente que lo que ve la aburre sin remedio.
Pero no, alguien tendrá que gustarle. A menudo me pregunto lo que piensa durante las clases, día a día, atrincherado tras el escritorio, sin nadie con quien intercambiar al menos dos palabras. Quizá siga alguna lección o técnica, si quiero que algo dicho aquí en nuestro escritorio consiga atravesar su corteza cerebral.
Cuando el otro día me pidió otro cigarrillo, casi me alegré. Pensé que se trataba de una excusa, pero como no añadió una palabra más me quedé con la impresión de que sólo pretendía fumar.