ɴɪɴ̃ᴏs ʏ ᴄʜᴏᴄᴏʟᴀᴛᴇs (ᴇxᴛʀᴀ)

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Este extra se desarrolla dos años después (aproximadamente) de la boda de Harry y Louis.

La oficina tenía unas horribles paredes de color azul, un azul oscuro y aburrido, un azul que no se comparaba de ninguna manera al que Harry veía a ratos a su lado, un azul con un brillito ilusionado en sus ojos.

—Bueno, creo que hoy se llevaran a los niños a casa ¿verdad? —pregunto la señora sentada en el escritorio delante de ambos.

Ambos asintieron efusivamente con sus manos entrelazadas a través de las sillas, con tanta fuerza que sus nudillos se empezaban a poner blancos.

La amable señora les dio una sonrisita tranquilizadora antes de pedir que la siguieran a la sala donde varios niños estaban jugando, pintando cuentos, o simplemente sentados en la gran alfombra de colores.

Aquella sala ya era familiar para ambos, habían estado ahí cada fin de semana desde hace varios meses atrás, siempre esperando que dos cabelleras color chocolate saltaran hacia ellos.

Arlene y Hades, dos niños que venían conociendo, una pequeña pareja de hermanos mellizos. Arlene tenía la piel color caramelo, con ojitos verdes demasiado claros, cabello corto con abundantes rizos y una imaginación que había terminado derrumbando todos los muros de la pareja. Hades parecía poder cautivar a todos con sus ojos grises, sus cabellos ondulados, su piel un poca más pálida que la de su hermana y preguntas a las que Harry y Louis jamás habían encontrado una respuesta correcta.

Ambos se complementaban. Hades preguntaba por qué el cielo era celeste y no un color más increíble como el roso, Arlene contestaba diciendo que eso era porque el roso ya estaba en las fresas y que el cielo no podía ser igual a las fresas.

Harry y Louis se habían enamorado de ambos hermanos apenas los vieron, solo unos pequeños niños de cuatro años que buscaban que alguien les diera tanto amor como ellos podían dar.

Y Harry y Louis estuvieron seguros de que ellos les podían dar mucho más que eso.

...

1 año después

—¡Papá! —grito una pequeña vocecita chillona proveniente del segundo piso — ¡Ayuda!

Louis se alejó de su esposo que estaba haciendo la cena, no sin antes darle un pequeño beso, y se dirigió escaleras arriba, sabiendo que era uno de sus pequeños rayitos de sol quien clamaba por su ayuda.

—Cuantas veces te he dicho que no debes gritar, pequeño sol —reprendió Louis mientras abría la puerta decorada con dibujos de dinosaurios.

No pudo evitar soltar una carcajada cuando vio a Arlene haciendo esfuerzo por meter su cabeza en su disfraz de dinosaurio, no sabiendo que estaba intentándolo por donde se supone que debería ir el brazo.

—¡No es gracioso, papa! —chillo con la voz amortiguada por el disfraz.

Louis hubiese seguido riendo si no fuese porque su esposo apareció con el ceño fruncido y con Hades en su disfraz de brujita tomando su mano.

—Vean acá princesa, papi te ayudara —dijo Harry con una vos mimosa, la misma voz con la que siempre les hablaba a sus hijos. Paso por a lado de Louis dándole una mirada fulminante y ayudo a su hija a ponerse su pequeño disfraz de Trex.

Louis sintió una pequeña mano jalando de su capa que componía su disfraz de vampiro.

—Papá, arriba, porfi —dijo su hijo alargando la i del final y haciendo ojitos de cachorro.

Louis giro sus ojos fingiendo molestia y levanto al niño del suelo con rapidez, haciendo que un chillido y una risita saliera de sus labios.

Era uno de los sonidos favoritos de Louis.

...

La noche de brujas había sido un éxito, ambos niños habían conseguido un montón de dulces, incautados por sus padres temporalmente apenas entraron a su hogar. Harry lo hizo a sabiendas de que si los dejaba bajo el poder de sus lindos hijos esos dulces no durarían ni una noche.

Estaban sentados en la alfombra de su casa, usando la chimenea para entrar en calor. Después de que todos se pusieran su pijama decidieron que sería una noche de historias, específicamente una historia, la historia de Louis y Harry.

Louis se encontraba arrimado al sofá tras él, Harry estaba entre sus piernas con su espalda pegada a su pecho y sus hijos se encontraban sentados frente suyo compartiendo una frazada, con los pocos chocolates que Harry les había dejado consumir en medio de toda la familia.

—Bueno —comenzó Harry mientras terminaba de deleitarse con el chocolate relleno de fresa artificial en su boca. — Su papá y yo nos conocimos cuando éramos unos niños, solo teníamos así — dijo mientras levantaba las manos de su esposo que se enrollaban en su cintura y hacía que extienda ambas palmas y baje un dedo señalando que tenían nueve años, hacia sus pequeños soles

Los niños abrieron sus bocas, sorprendidos, como si ya no hubieran escuchado la misma historia unas cuantas veces antes.

—Su papi era mi mejor amigo y yo lo quería mucho, mucho —continuo Louis, poniendo una suave sonrisa en sus labios, recordando al lindo Harry de catorce años.

—Hasta que su padre me dio un besito, pequeñito, pequeñito — expreso, acercando a su dedo índice al pulgar, asimilando lo pequeños que fue el beso. —Y después nos dimos muchos más besitos porque nos queríamos aún más que antes —dijo Harry mientras robaba otro chocolate envuelto que estaba en la alfombra.

—¿Cómo Rapunzel y Flynn? —pregunto Hades con un brillito de ilusión en sus ojos y con las comisuras de su boca manchadas de chocolate.

—¿Cómo Buzz y Jessie? —pregunto Arlene de la misma forma que Hades, aunque era obvio que debía ser como ella dijo, porque Buzz y Jessie eran claramente mejores que Rapunzel y Flynn.

—Si —respondió Louis mientras enrollaba su dedo en el rizo rebelde que caía por la frente de su esposo. —Como Rapunzel y Flynn, y como Buzz y Jessie —afirmo dando una sonrisa a sus hijos.

Los niños chillaron felices y se levantaron para sentarse uno en cada pierna de Harry.

—¿Papi? —pregunto Arlene en un supuesto susurro. Harry dirigió su vista a ella de donde antes veía a su niño dormitar en su hombro. —¿Puedo ser Buzz y Olivia Jessie? —pregunto de la misma manera.

Olivia era la mejor amiga de Arlene, una niña tan delgadita y pequeña como para tener 5 años, cabellos dorados y piel llena de pecas, con unos asombrosos ojos miel.

—No, aquí nadie será Buzz ni Jessie —respondió Louis —solo papá y yo podemos serlo por ahora. —respondió Louis con el ceño fruncido.

—¡Pero papá! —chillo la niña —Olivia también me da besitos así de pequeñitos —dijo casi juntando su dedo índice y pulgar.

Harry escucho como Louis hacia un exagerado sonido de exhalación y rio por lo dramático que llegaba a ser su esposo.

Era su familia y Harry no tenía idea de que fue lo bueno había hecho para estar donde estaba en este momento. Con un niño escondido en su cuello mientras dormía, una niña riendo porque el reía y un esposo protector con sus dos soles. Harry no quería más.










Ya, pero Rapunzel y Flynn son mejores que Buzz y Jessie, y no está a discusión *carita enojada*

Tengan un bonito Halloween y coman muchos dulces hasta vomitar.

Con todo el amor, Mayte xx.

Wonderwall (l&h!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora