ᴠɪɪ. ᴄᴇʀʀᴀʀ ᴄɪᴄʟᴏꜱ

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Salieron de su última clase del día la cual compartían, y emprendieron rumbo al supermercado en la motocicleta de Louis, no sin antes despedirse de todos sus amigos.

—Sostente ricitos —dijo Louis mientras prendía el motor de su moto, después de que ayudo a Harry a montarse de tras de él. Harry solo respondió con un tarareo mientras se abrazaba fuerte de la cintura de Louis como si su vida dependiera de aquello.

Harry rara vez se había montado en la motocicleta de Louis desde que sus padres se la habían regalado en su cumpleaños número dieciséis. Le tenía un poco (bastante) de temor a ese tipo de medio de transporte, no sabía si era porque Louis era algo loco al conducir, o era a todas las motos en general.

El camino fue lo bastante tranquilo, ya que Louis sabia el temor de Harry a las motocicletas, y trato de reducir la velocidad con la que conducía. Mientras Harry cerraba los ojos por la brisa que golpeaba sus pieles, y recargaba su cabeza en la espalda de Louis inspirando el perfume que tanto le gustaba. Menta y un toque de cítricos.

Después de 10 minutos lograron llegar al supermercado con un Harry agradecido de tocar por fin el suelo y un Louis muy entusiasmado por el tiempo que iba a pasar junto al chico.

Louis tomó un carrito en vez de una canasta, ya que conociendo a Harry iba a terminar comprando todo lo dulce que veía y mucho más de lo que podían comer. Harry sabía que iban a comenzar con el pasillo de refrigeración, ya que obviamente necesitaban helado.

Jaló el carrito que era dirigido por Louis hasta parase en frente de la sección de helados y elegir sus sabores favoritos que era: el helado de choco menta, oreo y napolitano. Así poco a poco Louis fue jaloneado hacia cada pasillo donde había diferentes comidas que al rizado le llamaban la atención. Para terminar con más de medio carrito lleno de diferentes frituras, comida chatarra y dulces de cada tipo que pudieran imaginar.

Louis utilizó la tarjeta de crédito que sus padres le habían dado para alguna emergencia, para pagar todo lo que habían elegido. Y obviamente esta contaba como una emergencia, sanar un corazón roto no era cualquier tontería.

El viaje para ir a casa de Harry fue algo complicado, ya que tenían alrededor de ocho bolsas repletas de comida que llevar, además de una mochila con las pertenencias de Louis. Aunque después de que ambos hicieran algunas maniobras lograron llegar sanos y salvos con todas sus pertenencias.

Habían pasado por la casa de Louis que quedaba algunas cuadras más allá del supermercado recogiendo todo lo que necesitaba, y avisándole a Jay que no volvería hasta mañana en la tarde después de la secundaria.

Al llegar a la puerta de entrada Harry bajo las bolsas que llevaba para poder tocar el timbre y que su mama saliera a abrirles la puerta. Segundos después Anne salió a recibirlos con un beso en sus mejillas y un abrazo a ambos, ya que se había hecho costumbre que cualquiera de los dos este en la casa del contrario, y cada respectiva familia había tomado a la otra como parta de la propia.

Al entrar, la casa esta se sentía vacía como siempre desde hace varios años atrás, con Gemma yéndose a estudiar la universidad a Estados Unidos y Desmond abandonando a su familia cuando Harry apenas tenía 10 años.

Desde ese entonces solo habían sido los tres: su madre, su hermana y el. No necesitaban más, o al menos eso era lo que Harry quería creer. Después del abandono de Desmond su vida dio un giro muy drástico. Ya nadie iba a sus presentaciones escolares porque su madre trabajaba todo el día para sustentar a su familia, tampoco pasaban tiempo en familia como solían hacer, ya que su madre se pasaba encerrada en su habitación llorando por la ida de su ex esposo.

Talvez por eso Harry caía ante la mínima muestra de amor, era algo que siempre le había hecho falta en una parte de su niñez y su adolescencia, e inevitablemente él lo necesitaba mucho.

Wonderwall (l&h!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora