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Su pecho se movía de arriba para abajo, mostrando que todavía no lograba recuperar su respiración después de estar gritando para tratar de que alguien le ayudará a volver a su casa.

Afortunadamente después de unas horas un grupo de personas le auxiliaron al escuchar sus gritos, el había logrado quitarse la tierra de encima pero quedó atorado. Fue difícil explicar la situación; pero accedieron a llevarlo a su casa, lo que tardaría bastante tiempo.

Fue demasiado incómodo, ya que le vieron como Dios lo trajo al mundo. Durante el traslado hacia la comunidad más cercana le prestaron una chamarra para cubrirse, hasta que tuvieron la oportunidad de comprarle unas prendas para vestir.

Agradecía mucho la amabilidad de estás personas, aun que hay una gran posibilidad de que solo le ayudarán por ser una entidad del país.

— Bueno eso no importa mucho —. Dijo en voz alta, lo importante es que salió de ahí.

— ¿Qué dijiste ? —. Preguntó uno de los jóvenes del vehículo.

— Dije que... ¿Cómo les podría agradecer? —. Respondió algo nervioso, tratando de disimular lo que dijo antes.

— Ah, bueno pues este Miguel trae unos pedos por vender María Juana creo que podrías ayudarle —. Lo codeo, insinuando que ayudará a su compañero.

— ¡Luis! ¡Cállate el hocico, ya solucione eso pero si se lo dices a cualquier persona terminaré en el bote! —. Frustrado alzó la voz el conductor.

— Pero —. Su voz sonaba agüitada.

— Telosico —. Le dió una mirada asesina al supuesto Luis, antes de volver su vista al camino.

La camioneta se mantuvo en silencio durante un buen rato por la interacción de aquellos dos. Obviamente había tensión entre ellos desde antes, por las miradas de los de demás adultos jóvenes.

— Sabes que se me ocurrió otra cosa que puedes hacer —. Dijo la persona frente a él.

Con la cabeza le indico que continuará su idea.

— Pues no creas que somos bien chismosos, ¿Pero nos puedes decir que onda con eso de México? Traemos esa duda desde que salieron esas fotos —. Frotaba sus manos, seguramente estaba nervioso.

— Eh... ¿Creo que sí? Realmente no sé —. Se rasco la cabeza.

— ¿Cómo? —. Los demás del grupo empezaron a inclinarse hacía él, para escuchar mejor la respuesta.

— Pues si es algo del gobierno, pero es algo privado también ya que somos familia —. Suspiró un poco al decir eso — Entonces si les digo no solo me pueden regañar, también le puedo herir más —.

— ¿Herir? Todos nos hacemos daño entre nosotros, aparte como nación debe que proteger a su capital —. Contestó uno de los que estaban ahí, parecía tener cierto grado de lógica.

— Es verdad, el tiene más fuerza y poder por lo que te tiene que proteger, no tú a él —. Le continúo otro.

— Es que no entienden, nunca que tuvo que ser así —. Se empezó a hacer un nudo en su garganta.

— Yo tenía el conocimiento y la fuerza para protegerla, era mi ciudad, pero fui cobarde entonces me tuvo que protegerme —. Al decir eso llegó el recuerdo tan distante, doloroso, la situación que lamenta tanto.

Que quisiera cambiar.

El estar ambos en una caja atrapados, México desesperada trataba de usar su magia para escapar, el transformarse en un animal con garras o solo obtener garras para salir de ese espacio tan estrecho; pero gastó toda su energía para escapar de las tropas españolas durante estos días, sus manos estaban todas ensangrentadas. Estaba tan asustada, vio como España apuñaló a muerte a su madre, solo logro escapar de morir con ella por qué voló lejos.

Águila Azteca  [México]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora