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Despertó la capital por la mañana, se levantó por el olor de tortillas calientitas. Por lo que bajo las escaleras, dónde vio a su madre cocinando unas tortillas a mano en la cocina.

— ¿Te vas a quedar parado o vas a comer? — .Le dijo México al verlo asomarse por la pared, como niño chiquito espiando algo que le interesa.

— Ya voy ama —.Paso a la cocina para servir el refresco, podía oler la salsa y el huevo, con mucha más facilidad al estar frente la estufa.

Con los vasos servidos, por fin su madre se volteo mostrando dos platos con huevos divorciados, jura que la baba se le escurría por la boca. Rápidamente fueron colocados en la mesa para que comiera, México sabía que el chilango debia comer rápido por todo el trabajo que le dejó al permanecer en la casa ese día, le pasó las tortillas; con eso vio como casi se atraganta a con la comida, ¿asqueroso?, no, lo hace desde chiquito, ya se acostumbro.

Ella comió con calma, poco después la capital corrió a cambiarse, siguió comiendo sus huevos divorciados, la salsa le pudo haber quedado más picosa si hubiera asado los chiles, pero se estuviera ahogando en ese momento. Más sus pensamientos fueron interrumpidos cuando CDMX se acercó a despedirse.

Le besó en la mejilla para después decirle — Ya me voy ma — .Con su tono cantadito de siempre.

— Te me cuidas mucho, si el cabecita de algodón alega no le hagas caso —. Dijo antes de meterse a la boca más comida, el chilango salió por la puerta y la cerro con llave.

Después de un rato término de comer, le sirvió de comer a sus perros, por alguna razón sus mascotas se despiertan tarde últimamente, no se queja, ya no despierta por los ladridos de Yali y Paco. Muy raro. Hasta ahora que está quiera y tranquila se da cuenta de ello, si estuviera ocupada solo diría "Qué bueno".

Bueno aprovecharía este día para organizar su día, los papeles y su trabajo de los siguientes dias.

Entonces tan pronto terminó de comer, se levantó a ser productiva con su día, limpió (siendo interrumpida por sus perros), descartó propuestas pendejas del gobierno; hasta que sonó su celular, era su capital.

— ¿Bueno? —. Empezó con ello como siempre.

— Hola ma, fíjate que se me olvidó decirte algo —. Dijo la capital directo.

Negó con la cabeza antes de contestarle. — ¿Qué se te olvidó chamaco? —. Le dijo.

— Bueno, se me olvidó decirte que te compre un regalo —. Cuando México escucho eso se desconcertó mucho al escuchar eso.

— ¿Por? —. Preguntó no muy convencida de lo dicho por su capital.

— Es por qué te lo mereces carajo, en la noche te dije feliz día de la mujer y no me dijiste que me callara como antes, estás con tu sexo original en casa hace años no harías eso —. Se oía la emoción en su voz. — Chilanguito, no hagas de esto como si fuera la gran cosa —. Le respondió tranquila.

— Ama, nunca te hubieras puesto un blusón hace años —. Con eso la mexicana empezó a pensar de todo el proceso.

El por fin decirle a su psicóloga de varios años sobre su sexo y como se sentía sobre ello. Trabajar para que se abriera, ejercicios de autoestima, el comunicarle a sus estados de la situaciones, mucha emoción por parte de ellos, el ponerse un vestido después de tanto, el quitarse en hechizo por cortos períodos de tiempo, después mucho más largos, el dejar que la llamarán por sus pronombres; toda una travesía que la lleva hasta este momento.

— ¿Mamá? ¿Todo bien? —. Se oía preocupada la capital desde el otro lado de la línea.

México parpadeó con fuerza para después responderle a su hijo — Estoy bien ¿Dónde está? — Le preguntó de forma dulce.

— En mi cuarto, es una caja —. Con esa indicación fue a la habitación a buscarlo, justo como lo indicó, una caja de tamaño chico sobre la cama.

— Ya la vi, la voy a abrir —. Le dijo, al mismo tiempo que tomaba la caja entre sus manos, solo tenía un listón en ella y era una caja de esas que doblas para abrirlas.

— Okey, ya me voy —. Le dijo.

— Espera ¿Khe? —. Fue lo que dijo antes de oír como colgaban el teléfono. Se quedó con cara de mensaje hasta que reaccionó.

— Chamaco pendejo —. Dijo murmurando, para luego quitar el listón que tenía jalando un extremo de el. Abrió la caja mostrando un broche de serpiente algo pequeño, lo acercó a su cara y logro ver una inscripción que decía Coatlicue.

Esbozó una sonrisa, para tomar un mechón de su cabello tirarlo para atrás de su cabeza y lo colocó ahí. Tomo la caja y la tiro en el cesto de basura más cercano. Los ladridos de sus perros se oían hasta la planta alta, por lo que bajo a jugar con ellos el resto del día.

El resto del día se la paso con sus perros dándoles mimos, jugando con ellos. También ocupándose de casi nada después de abrir el regalo, debía que reconocer que se esforzó mucho. Cuando CDMX llegó solo cenaron el recalentado, le agradeció y dio buenas noches.

Por fin reconoció sus logros hasta ahora.

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Si te preguntas ¿Quién es Coatlicue?

Es una diosa prehispánica, su nombre significa falda de serpientes. Se dice que es la diosa de fertilidad y maternidad, la madre de Huitzilopochtli (según algunos relatos). Aunque algunos la llegan a relacionar con las mujeres.

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Este capítulo es más breve debido a que lo hiba a alargar más, pero eso hubiera hecho tedioso este capítulo. Así serán lo que sigue de la historia, no habrá tanto relleno como iba a tener antes.

Aparte según yo lo iba a subir el miércoles, las tareas no me dejaron. La escuela digital no está chida; bueno más bien enviaron tareas a lo pendej*.

En fin muchas gracias por leer.
Neta muchas gracias
UwU
Se me lavan las manos, cuídense del virus.

Comenten sin pena

~Besos con sabor a mazapán

Águila Azteca  [México]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora