Aunque no tengo la intención de bailar muy pegada a Lenny debo hacerlo porque estamos apretadas por tanta gente y el ritmo movido del Reggaeton nos acompaña. No sé cuanto tiempo pasa pero yo lo siento como una media hora, cuando siento unas manos en mi cintura que no son de Lenny y eso me sorprende.
Me doy vuelta y me encuentro con dos familiares ojos verdes, él me sonríe y suspira -: Aquí estas.
- Estaba aburrida, quiero bailar desde que entramos aquí.
Se ríe y entorna sus ahora pequeños ojos. - Casi nos matan de un susto a Liam y a mí.
- Estoy con Lenny, ella me tiene a mí.
- Hay personas peligrosas en esta casa. -dice él bastante serio en mi oreja.
- Entonces no me dejes sola.
Se acerca y pone sus manos en mi cintura moviéndose al compás de esta y junta nuestras frentes, se mece de un lado el otro y sube su mano hasta mi mejilla y junta nuestras bocas, el ritmo hace la escena más caliente y hasta romántica.
- ¿Ahora te diviertes? -me pregunta sobre mis labios.
- Podría hacerlo por siempre -le contesto.
- Voy un rato con Liam, Nina, cualquier cosa estoy en la cocina -me dice Lenny y se marcha abriéndose paso por entre las personas.
Continuamos bailando otra hora más con variados tipos de música, desde electrónica, Reggaeton, bachata y otros géneros que no aburren a la gente.
Siento su aliento en mi oreja y pega su pecho a mi espalda. - ¿Quieres seguir bailando?
- Tengo algo de sed -le respondo casi gritando por sobre la música.
- ¿Código rojo? -bromea él y lo miro entrecerrando los ojos gritándole "No" con la mirada-. Vamos, creo que Zayn y Louis ya llegaron.
Me agarra la mano y vamos avanzando de apoco entre la multitud para llegar a la cocina, donde "misteriosamente" los chicos no estaban ahí.
Tironeo a Harry del brazo y quiero preguntarle. - ¿Y los... ?
Pero me interrumpe riéndose -: Ellos no están aquí, ¿No dijiste que tenías sed?
Ah claro. Asiento y vamos junto a la heladera de antes.
- ¿Código rojo o no?
Lo pienso por un momento, al fin y al cabo estoy en una fiesta y esta noche no vuelvo a casa; mamá se va temprano a trabajar y jamás se fija por mí ¿Tengo algo que perder? yo creo que no.
- Dame algo fuerte -ordeno. Él se va directo a un florero de vidrio que estaba en una esquina de decoración y lo vacía en la pileta de la cocina dejando las flores a un lado y rellenando éste con unas bebidas que mezcla y no sé diferenciar. El florero no es muy grande, pero sí lo suficiente para un código rojo, es decir, para embriagarme.
Un par de minutos después él se acerca hacia mí con su nuevo gran vaso lleno de líquido azul y con muchos, muchos, hielos.
- ¿Provecho? -me dice riendo, tengo que tomar el gran vaso con ambas manos porque es muy grande-. Y si te reto a que hagas...
Le hecho una mirada fugaz y se calla automáticamente riendo.
- Si voy a embriagarme que sea porque... -me quedo pensando y me decido-. Okay tu ganas, voy a hacer fondo blanco pero luego.
Él se ríe y pasa un brazo por mis hombros mientras me dirige hacia las escaleras -: Esa es mi chica.
Vamos subiendo de apoco y llegamos a un balcón que tiene la casa, ya que no cuenta con una azotea, la puerta del balcón esta abierta y muy cerca de la barandilla de cemento veo un grupo de cuatro chicos y una chica que, obviamente, son mis amigos.
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Memorias de una Madre Adolescente
Подростковая литератураLos errores son esas pequeñas dificultades que se presentan en nuestro camino, de las cuales tenemos el derecho de aprender de ellos. Pero él no era un error, él era lo que ambos debíamos afrontar juntos... pero tú, tú Prometiste que jamás me dejarí...