Prólogo.

1K 32 0
                                    

- ¿A qué te refieres? 

Dejo de respirar.

- Que ya no te quiero, estás arruinando mi vida -corrió su mirada y cierra sus ojos, y cuando vuelve a abrirlos están llenos de dolor.

Eso dolió, mis lágrimas se acumularon en mis ojos.

- Pero es tu hijo, es...nuestro hijo.

- Lo siento, yo...-se calló.

Supe que no tenía palabras, sus ojos se llenaron de lágrimas y lo único que hizo fue salir por la puerta invadiendo la habitación con el eco del portazo.

Luego todo se quedó en el silencio.

Me deslicé sobre la pared hasta tocar el suelo del departamento. Mis sollozos eran notables, pues ya no importaba si alguien me escuchaba llorar.

Sentí que algo dentro de mí se movió.

Entonces baje la vista a mi abdomen y susurré apenas audible.

- Estaremos bien mi pequeño.

Memorias de una Madre AdolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora