Parte III

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 Suspiro entrecortadamente e ignoro la parte curiosa de mí preguntándose que es lo que él iba a decirme.

 No, esto es más importante.

— Harry tengo que decirte algo –Tartamudeo un poco torpe.

— ¿Sí?

 Me volteo y debato unos segundos en mi cabeza el como decirle —: Mis padres me compraron un departamento –Comienzo.

— ¿Un departamento? ¿No estás algo chica para eso? –Pregunta confundido y me volteo a enfrentarlo nuevamente.

— Pues no, mi padre estuvo de acuerdo. Él tuvo la idea...

 Su ceño se frunce y rasca su barbilla — ¿Te emancipaste? –Dice aún más confundido interrumpiéndome.

— No, claro que no –Río nerviosa—. Creen que es momento de que viva sola.

— ¿Acaso tus padres están locos? Recién tienes diecisiete años.

 Miro mis manos y trueno mis dedos para aliviar el temblor —: Les conté de ti –Añado cada vez más nerviosa.

— ¿De mí? –Dice del mismo modo—. ¿Te echaron de tu casa?

— No, bueno sí. En realidad no pero... Ash es tan difícil.


 Luego de un silencio el dice —: Quieren que vivas conmigo ¿Verdad? 

— Quieren que me haga independiente por qué...

— Ya, dímelo de una vez –Interrumpe harto.

— Harry —Llamé sintiendo fuego en mis pies, y tragué duro—, Estoy embarazada...

 A este paso, la sangre había abandonado mi rostro y mi cuerpo. Mi palidez por el terror era notable, y los nervios hacían que el frío incremente y tiemble como una hoja. 

 Él primero se queda tieso, luego su labio inferior comenzó a temblar al momento que mis ojos se llenaron de lágrimas. Repentinamente se da la vuelta quedando de espaldas a mí, y comenzó a reír histérica y nerviosamente.

 Yo no entendía el chiste, pero él parecía más que tentado por la risa y se tomaba el estómago, aun cuando no podía ver su rostro sé que estaba sumergido e un mar de incredulidad.

— Daniela Fords, Algún día vas a ganar el premio nobel a la mentirosa del año y a la mejor actriz –Decía tembloroso—. Lo has logrado, has logrado asustarme.

 Reía psicóticamente haciendo formar los hoyuelos en sus mejillas, hasta puedo ver una pequeña lágrima en el borde de su ojo, y yo sigo sin entender el porqué. Solo hasta que se da la vuelta a mirarme.

 Sus hermosos ojos, tal cual piedra esmeralda, están igual que los míos y al mirarme se percató de lo que pasaba.

— ¿E-es... enserio? –Pregunta con su voz rasposa y llena de miedo.

Aprieto mis ojos y corro la cara a un costado, no siendo capaz de verlo a la cara mientras lloro.

— Harry, yo... —Trato de explicarle.

 Pero él levanta una mano, mostrándome su palma abierta y apretó sus ojos haciéndome callar.

— Lo siento, no pude... —Intento una vez más pero solo repitió lo mismo sin querer escuchar. Mis ojos ya escurrían lágrimas por mis mejillas bañadas, comenzaban a picar.

— Solo retráctate y dime que es una broma –Pide mirándome con sus ojos rojos forzándose a sí mismo a no llorar.

Niego con mi cabeza ya que hablar no podía. En su mirada atravezaba el dolor, angustia, preocupación y tanto nerviosismo como yo lo sentía, pero vamos ¿Quién no estaría asustado?

Memorias de una Madre AdolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora