Capitulo 1

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 Capítulo 1: Una vuelta atrás.

Hace 1 mes, cuando mis noches y mis días de lágrimas eran reemplazados por amor y sonrisas.

 Me despierto como todos los días. O quizás, aún más feliz.

 Con terrible sonrisa me levanto de la cama en dirección al baño donde tomo una leve ducha muy rápida para no tardar mucho. Luego de salir más despierta que antes, me visto cómodamente con unos jeans, una blusa y unas bailarinas, el día no se ve tan frío pero no me puedo fiar ya que es otoño, así que del armario saco una campera chicago bulls roja con ese aroma tan especial impregnado en su abrigo.

 Cuando estoy frente a mi espejo cepillándome el cabello, me siento extraña, como si no fuera yo o si estuviera con alguien más. 

 Un escalofrío recorre mi columna. Y sinceramente eso me asusta mucho, soy de creer en los fantasmas demasiado, me aterran, y no es que creyera que haya un fantasma aquí.

 Pff no, claro que no.

 Anoche me quedé hasta tarde viendo una película de terror y digamos que no soy lo suficientemente madura para esas cosas así que con mucha rapidez me maquillo y salgo de mi habitación a toda prisa antes de que mi mente me hiciera una mala jugada.

 Pero entonces me tranquilizo al llegar a la cocina donde estaba mi nana sirviendo mi desayuno.

— Buenos días, María —La saludo amablemente con un beso en su mejilla.

 Ella me sonríe y me sirve jugo en mi vaso ya que el resto de mi desayuno ya está ahí —: Buenos días, Nina.

 Me siento en uno de los taburetes y como lentamente las tostadas que ella preparó para mí, mamá no desayuna con nosotros, solo los domingos y algunos sábados que es cuando tiene los días libres o sale más temprano de su trabajo, al igual que papá, pero él si se encuentra los días martes, miércoles y domingos en casa. Es por eso que contrataron a María, ella es mi nana y de Jesse claro, la conozco desde que tengo mas o menos ocho años.

 Justo cuando muerdo un gran pedazo de tostada se me ocurre preguntar con mi boca llena —: ¿Mis padres ya se fueron?

— No hables con la boca llena —Me reprende ella.

— Lo siento —Digo de nuevo del mismo modo y trago antes de responder—. ¿Entonces?

— Si, ya lo han hecho —Dice en un suspiro y me echa una mala mirada—. ¿No has visto a Jesse? 

 Me encogo de hombros y le señalo las escaleras, luego de poder tragar bien le respondo —: Está en su cuarto durmiendo, hoy no tiene clases.

 Jesse es mi hermano menor y digamos que los días que no son Martes, Miércoles, algunos sábado y domingos, me encargo de cuidarlo yo y si no es así María está con él. No me molesta, es más, amo pasar tiempo con él me llevo muy bien con Jesse yo lo amo y protejo como toda hermana mayor haría, e incluso lo cuido como si fuera su segunda madre, y aun que en un tiempo fue así y ya haya pasado esa etapa yo no dejo de cuidarlo.

 Si mi hermanito necesitara algo en un tiempo desesperado digamos que yo movería cielo, mar y tierra para conseguirlo.  Él es una de las mejores y más importantes cosas que la vida pudo darme.

 María toma asiento en el taburete frente a mí mientras toma de su taza de café y lee una revista —: ¿Terminaste tu tarea anoche?

 Ella es la figura perfecta de responsabilidad.

— Solo tenía que estudiar, nana.

 Despega su vista de la revista para posarla en mí.

— ¿Y lo hiciste? —Pregunta con sus ojos entrecerrados.

Memorias de una Madre AdolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora