《37.

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—Xuxi querido... El pastel era con betún azul, no rosa...

El mencionado separó la manga pastelera con miedo y miró el pastel con terror, ya llevaba media decoración y había perdido más de media mezcla.

Miró con pena y miedo a su jefa, quién por el contrario, le miraba con ternura y cariño.

—¿Qué pasa estos días Xuxi? Has estado muy distraído y te ves con constante miedo, ¿ha pasado algo? ¿necesitas ayuda? No estoy molesta, estoy preocupada por ti, así que quita esa mirada de miedo, no te haré nada.

Yukhei, cansado y con muchas ganas de llorar, se soltó a los brazos de su jefa y tiró todo el miedo que estos días albergaba en su ser con forma de lágrimas.

Con calma, le contó toda la verdad de lo que pasaba, le contó la realidad sobre Xyān y lo que ahora le atormentaba.

Habían pasado dos semanas desde que había hablado con Jackson, dos miércoles que no habían ido a buscarlo y el estrés y miedo de enfrentarlos había sido demasiado. En dos semanas Xyān había pasado de brazos en brazos, de casa en casa e incluso pasó unos días en casa de Ten y Jungwoo.

Habían pasado dos semanas ocultándose como si se tratasen de ladrones, aquello le sentaba mal, se sentía cansado y desesperado.

No sabía sabía quería enfrentarlos ya o simplemente no verlos más.

—¿Te sientes mejor cielo? —su amable jefa le besó la mejilla con amor maternal a la par que le servía más chocolate caliente.

El chico con ojos hinchados y nariz mocosa asintió limpiando las últimas lágrimas que tenía.

—Cariño... No tenía idea y dado que no quieres meter nada legal hasta ahora, puedes contar conmigo para todo, pídeme lo que necesites, incluso puedes traer a Xy aquí... Lo que sea para que te sientas más protegido.

—Muchas gracias tía... Pero, bueno, no sé ni cómo sentirme... Xy ha estado pasando de brazos en brazos y tengo miedo que se sienta muy abrumado... Solamente quiero que él esté bien.

La mujer, sin saber qué más decir, dado que ella se pone en sus zapatos y pensando que estaría igual o peor, se limita a abrazarlo con cariño y besar sus sienes.

Lucas se siente más cálido y seguro, en su jefa siempre había encontrado esa calidez maternal que le hacía sentir como si estuviera hablando con su madre y lo agradecía.

Un silencio cómodo los abrazo y estaban bien con eso.

Hasta que escucho algo chorrear, asustado se separó de los brazos y miró el suelo.

—¿Se cayó algo? —preguntó buscando el origen de aquél chorro.

—Se me rompió la fuente.

—¿Cuál fuente?

Pasaron unos milisegundos hasta que captó.

Los gemelos de su jefa ya estaban por nacer.

—¡Oh por Dios! ¿Esa fuente? No se preocupe tía, venga, la llevaré al hospital.

Gritando junto a los dolores de parto de la mujer, tomó a su jefa en estilo nupcial mientras gritaba a los trabajadores del salón principal que abrieran la puerta del diminuto garaje y le llevaran las llaves del auto pues la dueña del negocio estaba por dar a luz.

Todo paso tan lento.

Los gritos de ambos jóvenes dentro del auto, la llegada al hospital y los gritos de auxilio por atención a la mujer, la llamada que Yukhei hizo a Xukun avisando que su esposa estaba en labor de parto y el bajón de presión que le dió al escuchar que la mujer pedía que entrara con ella a la sala.

Mei Cai jamás va a olvidar los apretones de mano que Yukhei Wong le dió en todo momento, desde que la llevaron al quirófano y cuando estaba gritando por traer al mundo a sus pequeños. Mei Cai nunca va a olvidar las palabras de apoyo y cariño que Yukhei Wong le daba, incluso cuando su esposo se desmayo apenas entro a aquella sala. Mei Cai nunca jamás va a olvidar las caricias en sus manos y abrazos suaves que Yukhei Wong le dió una vez todo terminó. Ella lo quería como si fuera su propio hijo.

Y es así, que Yukhei y Xuxi Cai llegaron mundo en una tarde revoltosa, con una madre amorosa, un padre nervioso y un hermano mayor cálido como el sol.

Sumamente sensible, pues apenas los vió, se largó a llorar y cuando Mei dijo que se llamarían como él, lloro aún más y casi se desmaya, siguiendo los pasos del atolondrado padre.

Que por cierto, abrazó hasta el cansancio a Yukhei, agradeciendo que trajera a su esposa y le apoyara hasta el fin, le agradeció por cuidarla y mantenerla segura. Y también pidió perdón por desmayarse en tan importante momento.

—Xuxi...

Rápidamente el chico se levantó del asiento en que estaba y se dirigió hasta su jefa, quién le sonrió con cansancio y cariño.

—¿Me podrías servir un vaso con agua?

Como flash, asintió y atendió sus necesidades, llevándole el vaso y ayudándola a beber. Xukun estaba en la zona de visitas a los bebés, estaba embobado y no había dejado ese lugar desde que llevaron ahí a los pequeños.

—Deberías irte a casa, estaré bien, Xukun ya está conmigo y tú estas aquí desde la tarde.

—Pero... ¿Y la pastelería?

—Xukun les notificó que por ahora podrían irse, hasta la próxima semana... Tómate el resto tú también, ve con tu familia.

Yukhei no quería irse, pero aquellas palabras le convencieron, al igual que el momento, él quería estar con su hijo y con Kun, hace días no pasaban tiempo juntos.

Por lo que asintió, le deseó lo mejor a su jefa, la felicitó una vez más y salió a despedirse de Xukun y los gemelos, al igual que con Mei, le dió buenos deseos y felicitaciones al padre.

Se preguntó si vería a Jungwoo ahí, pero por una enfermera se enteró que estaba en una operación.

Así que sin más, mandó un mensaje que ya estaba por llegar a casa y recogerían a Xyān de la casa de Yuqi apenas él estuviera ahí, también mencionó en pocas palabras que él fue parte del parto de su jefa, lo cuál provocó mucha curiosidad en Kun, mencionando que no podía esperar a escuchar aquello.

Repasaba el extraño día que tuvo y rió un poco, todo había sido tan raro como hermoso.

Había olvidado sus preocupaciones, había olvidado a Jackson y Shuhua.

Hasta que los vió frente a su puerta, listos para tocar, sin embargo; éstos se voltearon y le vieron con seriedad.

—Buenas noches, Yukhei. —saludó Jackson, con nerviosismo.

—Necesitamos hablar. —sentenció Shuhua con una mirada vacía.

single dad;「lukun。」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora