4: Improvisando

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❅ ፧ POV: Hugo Evans.

Llego a mi piso recordando todo. Emma aparece en todos lados. Intento librarme de ella pero las casualidades me pasan factura. Salí de copas a esa discoteca para olvidarme de todo y resulta que, uno de mis insomnios, esta allí. La verdad no la había visto. Cuando la visualicé y la seguí por motivos que desconozco, me encontré con las escena de los Smith.

Ellos son los típicos del antro que intenta colarte drogas. Por suerte estoy muy buen parado y todo el mundo me respeta y la soltaron, si no lo hubiesen hecho, tal vez no habría acabado bien.

Voy hacia la cocina y cuando enciendo la luz me sobresalto al ver algo, mejor dicho alguien, esperándome.

—¿Que cojones haces aquí? —le digo apretando los puños tratando de contenerme.

—Tenemos que hablar —se acomoda y me mira serio.

Al oír eso es como si mi ser no pudiese resistirse más.
—¿Ahora tenemos que hablar? Después de un jodido año de mierda huyendo. ¿Ahora te enfrentas a tus problemas?

—Perdóname. Yo la amaba y...

—Ni se te ocurra mencionarla. No lo mereces. Tú no amas a nadie, a parte de ti y te repudio por eso.

—He cambiado Hugo, yo...

—Tú no has cambiado, no puedes y jamás lo harás. ¿Cuándo pasó todo que hiciste? Te fuiste del país dejándonos a mi y a Thomas solos, sin nadie en quién apoyarnos y con una mesada de mierda.

—Tenía que alejarme, me dolía mucho.

—No. Querías quitarte la culpa. Y lo sabes.

—N-o se de qu-é me habl-as —tartamudeó.

—¿Qué pensabas? ¿Qué jamás me enteraría? Por qué crees que no he querido verte desde que volviste joder.

—Hijo olvidemos el pasado. Vente a vivir a mi casa.

—Jamás pisaría tu casa, nunca. Y que no se te pase por la mente Thomas porque te juro que no nos ves más.

—Hijo por favor, solo escúchame...

—Vete. No sé cómo encontraste mi piso pero no vuelvas.

Él me mira parece que esperando que cambie de opinión y cuando ve que no lo hago su cara cambia a una ¿dolida?

Por una fracción de segundos quise abrazarlo y decirle cuanto lo extrañé pero luego recuerdo todo.

Él sale de la cocina y lo sigo. Abre la puerta y vuelve a mirar todo antes de desaparecer por ella.

Voy al cuarto de Thomas y en cuanto abro la puerta lo veo, durmiendo como un angelito. Temía que se hubiese despertado. Cierro la puerta con delicadeza y voy hacia mi habitación.

Busco la nota que siempre me deja Lena antes de irse. Ella es una señora de cuarenta años que me ayuda a cuidar a Thomas.

Nota de Lena:
Huguito, debo felicitarte. Thomas sacó el máximo de los puntos en un pequeño examen de Matemáticas hoy. Preguntó por ti y se puso un poco mal, pensaba que lo habías dejado pero lo pude calmar. Cuando leas esto posiblemente ya deba estar durmiendo.  (Lenita)

Aprieto los puños ante lo último. Su mayor miedo es que lo abandone. Quisiera que fuese un niño normal, sin tantos problemas o miedos.

Voy hacia la ducha y me empiezo a desvestir. Cuando el agua cae encima de mi cuerpo me pongo a recordar.

Camino hacia mi habitación y sin muchos rodeos me tiro en mi cama y allí, en esa deforme posición, me quedo dormido.

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Mil Tormentas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora