9: El juicio

30 8 44
                                    

❅ ፧ POV: Hugo Evans.

Pasamos al salón donde será el juicio y mis nervios incrementan. Mi abogado, Raúl y Sara van a mi lado. A Thomas lo tiene el fiscal.

Llego y me siento donde debo. Miro a mi padre y este se limita a agachar la cabeza. Desvío mi mirada al juez y está revisando algunos papeles.

El juicio comienza y ambos abogados debaten tranquilamente sobre la custodia de Thomas mientras el juez los escucha. Mis nervios aumentan aún más cuando el abogado de mi padre le guiña un ojo a este.

Respiro hondo y doy mi testimonio donde hablo sobre los cuidados de mi hermano. Nunca faltaron "eres muy joven para tanta responsabilidad" o "él es su padre" pero aún así seguí explicando la situación.

Pasan alrededor de dos horas y el juez toma el mazo golpeándolo. Todos dejan de hablar ya que la decisión está tomada.

—La custodia del menor Thomas Evans Mills será entregada al señor Mario Evans Davis, progenitor del menor. El hermano de este lo tendrá todos los fines de semana sin excepciones. Según el menor desea estar con su hermano así que cuando él lo pida, debe llevarlo a él. Fin —le da nuevamente al mazo y siento que se me va el alma es ese sonido.

Me quedo estático asimilando eso y mi mirada de cruza con la de Thomas y apenas eso sucede, viene a abrazarme. Lo recibo con los brazos abiertos y siento que me tocan el hombro. Me giro y veo a mi padre.

—No quería que esto acabara así, pero no me has dejado opción —dice y aprieto mis puños conteniéndome—. Thomas, nos vamos.

Mi hermano empieza a jalarme el pantalón, aferrándose a este y suspiro. No quiero demostrarle que lo estoy dejando o es una despedida así que me trago todos los sentimientos encontrados que estoy sintiendo y con mi mejor sonrisa, lo cargo en brazos.

—Hey, campeón, ¿qué es eso de llorar? —le digo y empieza a tartamudear.

—No qui-iero que me dej-jes —me dice y cierro los ojos escondiendo todo.

Levanto su carita con suavidad y le sonrío mientras le revuelvo el pelo.
—¿Quién dijo qué te estoy dejando? Claro que no campeón. Solo vivirás en otro lugar pero siempre que quieras y recuerda esto —le digo y asiente—, siempre que quieras verme, solo pídelo y ahí estaré. Además, te llevaré todos los fines de semana a tomar ese helado de chocolate con chispitas que tanto te gusta.

—No quiero helado, quiero estar contigo —me dice con un puchero.

—Yo también quiero estar contigo pero no se puede además, ¿no extrañabas a papá? Él volvió y podrás pasar tiempo con él.

—Prométeme que no me abandonarás —me dice obviando mis palabras y asiento.

—Te lo prometo.

Veo cómo mi padre lo saca del lugar y miro a mi tío. Voy directo hacia él y parece tan enfadado como yo.

—Solo los fines de semana, me voy a enloquecer.

—Hugo, ve a casa, estás muy alterado —me dice.

—¿Cómo quieres que esté? Sabes que, mejor me voy o te juro que voy hacia dónde está él y me llevo a Thomas conmigo —le digo.

—Pide un taxi, no conduzcas en la moto en ese estado —me dice Sara y asiento.

Salgo del lugar y la adrenalina recorre por mis venas. Llego al parking y voy hacia mi moto. Toco mis bolsillos en busca de las llaves y no las encuentro. Busco en mi chaqueta y tampoco. Siento que dicen mi nombre y me giro.

—¿Buscas esto? —me dice Emma.

—¿Cómo? —pregunto confundido.

Ella se acerca a mi a pasos lentos y me da las llaves de la moto.

Mil Tormentas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora