7: Contratiempos

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❀ ፧ POV: Emma Anderson.

Frunzo el ceño tratando de concentrarme en la clase. Solo coincido con los chicos en tres asignaturas y desafortunadamente, en esta no es el caso.

Miro a mis compañeros, con los que casi nunca he interactuado, y se ven felices. O eso aparentan.

¿Quién es feliz en una clase de Matemáticas?

Al fin suena el timbre y recojo mis cosas. Abro mi celular y reviso una vez más, una foto que nos tomó Ivy, a Hugo y a mi, semanas atrás en aquella fiesta donde fueron encargados. Fue el diecisiete de septiembre y ya hoy es veinte de octubre.

Todo ha estado bastante tranquilo. Las novedades serían que empecé a leer uno de los tantos libros que me dió Hugo, ya que según él, era una falta de respeto que no hubiese leído ninguno.

Me obsesioné tanto con la trama que hasta lo traigo al instituto.

Lo saco de mi bolso y leo su nombre en voz alta.
—Orgullo y Prejuicio.

Camino por los pasillos en dirección a las gradas pero antes de llegar, siento como un grito ahogado. Me detengo abruptamente ya que conozco esa voz, conozco esos gritos y sobre todo, esos sollozos.

Guardo el libro y voy corriendo en dirección al baño de hombres. Apenas abro la puerta, ahí está Adam, pero nada bien. Él levanta la mirada y lo entiendo todo. Veo dolor y eso solo puede ser sus padres.

Enseguida voy y lo abrazo. Él se queda estático y se que no puedo calmarlo. Ese poder solo lo tiene una persona.

Saco mi celular y llamo a Ivy. Al tercer tono contesta y solo le digo que venga.

Por la puerta aparece muy preocupada y en cuanto lo ve, sus ojos llueven y va hacia él. Lo envuelve en un abrazo y él estalla.

Cierro los ojos y le doy a la pared. Sabía que esto pasaría y si Adam está mal, yo también lo estoy.

Decido dejarles privacidad y voy hacia las gradas tratando de calmarme.

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☆ ፧ POV: Ivy Murphy.

Recibo una llamada de Emma y recojo todas mis cosas. Solo me dijo que fuera al baño de hombres que Adam no estaba bien.

Mi cabeza no ha parado de imaginarse mil escenarios distintos, y cada uno peor que el anterior.

Llego y en cuanto abro la puerta lo que veo me petrifica. Adam está de pie frente a Emma, tiene los puños apretados y sus ojos están negros de dolor. Cuando nuestras miradas se cruzan, entiendo lo que dice.

Siento mis ojos picar y voy a abrazarlo. Me recibe y rompe a llorar. Le paso la mano por el pelo tratando de calmarlo, pero es imposible. Cuando vuelvo a mirar, ya Emma no está.

Le tomo las mejillas y le limpio las lágrimas. No es necesario que me diga qué pasó, estoy segura que fue lo de sus padres.
—Tranquilo, vale. Yo estoy aquí contigo.

—Ivy, mi padre se irá con otra mujer. Me está abandonando —dice casi en un susurro.

—Lo siento mucho Adam pero necesito que entiendas que él no te está abandonando. Él siempre estará para ti —le digo y ríe irónicamente.

—Mi madre también tiene a otra persona. Sabes, me estoy quedando solo —dice y le vuelvo a tomar las mejillas.

—Nunca vas a estar solo, siempre estaré contigo. Tú tienes mi corazón, eso no es un secreto, pero más allá de ser tú novia, siempre seré tu mejor amiga. Te lo prometí y lo cumpliré. ¿Recuerdas? —le digo.

Mil Tormentas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora