8: Confesiones

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❀ ፧ POV: Emma Anderson.

Me tiro en mi cama sin muchos ánimos. Odio los
domingos, se me hacen muy aburridos.

Siento que mi celular vibra y lo tomo. Veo la fecha y ya es veintidós de diciembre, es increíble lo rápido que pasa el tiempo, al menos para mi. Mientras pongo la contraseña me acomodo, es un mensaje de Hugo.

Intercambiamos números hace ya algún tiempo y jamás pensé que WhatsApp se convertiría en mi aplicación favorita.

De repente siento que un calor se apodera de mi y cuando me toco el cuello, estoy sudando.

Le respondo el mensaje y voy hacia mi balcón. Ahora las conversaciones con Hugo son algo incómodas, no sé explicarlo. El viernes en el instituto, me estaba hablando de un escritor -Mario Benedetti- y me quedé embelesada viéndolo.

También recuerdo hace ya unas semanas en el pasillo principal, una chica le estaba hablando y no sé por qué eso me hizo enfadar. Cuando los vi conversando amenamente, pensé que eran amigos y eso está bien, pero cuando ella empezó a hacerle ojitos o a moverse exageradamente, entonces supe que no. Salí de allí al momento y creo que él no me notó.

Ivy me dice que solo estoy celosa pero eso no puede ser. ¿O si?

En estos momentos es simplemente raro. Cuando lo miro es como si no estuviese en ese lugar, pero creo que él no se siente igual, o mínimo no lo demuestra.

Siento mi celular otra vez y cuando termino de leer el mensaje, me quedo estática. Solo le respondo un "vale" y corro a vestirme.

Bajo las escaleras en dirección a mi madre y está en la cocina desayunando.
Ella me mira vestida y sonríe.

También sabe de Hugo y cuando ella y Ivy se juntan, esto es horrible. Ella también piensa que Hugo siente algo por mi y ahora por cualquier cosa, me molesta.

—Mamá, voy a ver a Hugo, pero regreso pronto —le digo hablando despacio.

—Está bien, las llaves están en el salón —me dice sonriendo.

Me acerco a ella y beso su mejilla. Ella me acaricia el rostro y me hace señas para que vaya.

—Luego debes contarme —me dice.

—Vale, lo haré —le digo a modo de despedida mientras voy al salón.

Busco las llaves de mi auto con la mirada y las veo en un sofá. Las tomo y salgo de la casa. Camino hacia el parking y prendo el coche lo más rápido posible.

Activo el gps y veo que su piso está en una zona que jamás había visitado.

Cuando voy llegando, veo un edificio y es exacto a las descripciones que él me dió. Aparco y voy hacia este.
Entro al edificio y me recibe un señor mayor.

—Hola señor, me podría decir ¿qué número es el apartamento de Hugo Evans? —pregunto amablemente.

Él hace un ademán de responder pero comienza a toser y me preocupo. Voy hacia él y me mira extrañado.

—¿Está usted bien? —preguntó preocupada.

—Lo estoy, gracias muchacha, es solo que ya no me puedo permitir algunos medicamentos pero estoy bien —dice sonriendo—. Hugo, 412.

Saco de mi bolso todo el dinero que traía y se lo doy. Él intenta rechazarlo y se lo pongo en su camisa.

—Muchas gracias por todo, espero se recupere —le digo.

—Gracias a ti muchacha, eres un ángel.

Le sonrío por última vez y voy en dirección al ascensor y cuando este se cierra, es como si mi mente hiciese clip. Le tengo fobia a los ascensores pero por la preocupación de ese mensaje lo olvidé.

Mil Tormentas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora