Al día siguiente, Yongbok despertó muy temprano.
Había tenido un horrible sueño. No recordaba mucho sobre eso, pero los sentimientos de angustia y desesperación se instalaron profundo en su corazón, como si hubiese perdido algo muy importante.
Su madre solía decir que los sueños eran una premonición del futuro. Si eso era cierto, Yongbok no quería un futuro así.
Él creía que no se merecía tal angustia, sin embargo, encontró que posiblemente sí lo merecía, porque tenía cuentas pendientes con el karma.
Porque Yongbok tenía un pasado que cada día enterraba en lo profundo de su consciencia.
El sucio secreto del Príncipe.
Cada día, lo intentaba borrar con una sonrisa. Pero esa mañana, no importa cuánto intentó sonreír, su corazón dolía.
—Príncipe. ¿Te encuentras bien? —Preguntó Nayoung preocupada.
Nayoung era una sirvienta especial para Yongbok, solamente confiaba en ella. Era una chica muy bonita de 27 años, que había servido desde muy joven a su madre, por ello, eran muy cercanos y se apreciaban.
—¿Por qué lo preguntas? Estoy bien.
—En los días tristes, tus labios sonríen, pero tus ojos no. No puedes engañar a alguien que te ha visto crecer. Dime, ¿qué es lo que te preocupa?
Yongbok cerró sus ojos y suspiró.
—No es nada, tuve un mal sueño.
—¿Qué clase de sueño terrible logró borrar tu hermosa sonrisa, cariño? ¿Quieres hablar de ello?
—Me gustaría hablarte acerca de eso, tal vez el dolor en mi pecho se iría, pero no logro recordarlo. Supongo... que solo debo tomar un poco de aire fresco para despejarme.
—Ay, mi dulce Príncipe. Deseo que tu sonrisa vuelva pronto, quiero escuchar tu risa alegre mientras me narras tu aventura de ayer.
Esta vez, una sonrisa real surcó los labios del joven Bang. Sin embargo, casi nada de la emoción anterior había quedado después de aquel sueño.
—Ayer todo fue perfecto.
Nayoung le sonrió mientras ataba con fuerza el cabello de Yongbok en una coleta alta y colocaba el cinto de seda alrededor de su cabeza.
—Estaré feliz de escuchar tu historia cuando estés listo. Ahora debo irme, su majestad. Anímate pronto, la vida en este palacio no es lo mismo sin nuestro Príncipe travieso, apuesto a que el Príncipe Heredero también podría extrañar tus locas ideas.
Ella le acarició el rostro con cariño. Yongbok asintió con una débil sonrisa y la despidió desde la puerta. Luego que ella desapareció de su vista, fue a sentarse en la mesa de lectura y palmeó su rostro para intentar recomponerse. Chan llegaría pronto y no quería preocuparle.
El clima también era una locura, así que colocó una frazada sobre sus hombros, todo estaba sumido en un silencio abrumador, y de repente, se sintió solo y acusado.
"—Bokkie. ¿Tú también lo prefieres a él?"
"—Te está mintiendo."
Un escalofrío le recorrió el cuerpo, apretó con más fuerza la frazada a su alrededor, a la vez que unas terribles náuseas le atacaban. Quiso gritar.
"—Bokkie. Confíe en ti, pequeño travieso. ¿Podrás vivir con esto? Mi lindo niño."
Yongbok negó intentando alejar los pensamientos, se puso en pies con las piernas temblorosas, y sin más, se echó a correr fuera de la habitación.
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Corona Imperial (ChangLix)
أدب الهواةLa noche en que Yongbok consiguió su venganza y vio caer una nación entera bajo sus pies, finalmente comprendió las palabras que una vez su hermano mayor le dijo con una expresión desolada en el rostro y los ojos llenos de lágrimas. Ya fuese un Prín...