Capítulo 26

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El último Emperador de la familia Imperial Bang, murió un mes después de la boda de la Princesa Heredera.

Según los rumores, éstas habían sido las últimas palabras del gran emperador Bang:

" —En esta vida, sólo tuve una Emperatriz y un sólo hijo."

El Emperador se llevó hasta la tumba aquel amor por la concubina Taeyeon y por el hijo que tuvo con ella, al igual que el rencor contra la Princesa Bang BokYeon y su madre.

Con la muerte del Emperador Bang, el trono fue ocupado por un nuevo gobernante.

Hwang Hyunjin, el esposo de la Princesa Heredera, ascendió a la Corona.

La nación alabó al nuevo Emperador, quien tenía una inteligencia universal, un gran carisma y mucho poder militar. Tomó únicamente un par de meses asegurar las fronteras, e incluso lograron tomar las tierras de una pequeña nación cercana que causaba problemas. El imperio creció en riquezas económicas e intelectuales rápidamente.

Medio año después de la ascensión del Emperador Hwang, la nación gozaba de paz y prosperidad.

Hwang Hyunjin era digno de respeto y adoración. Había un sin número de historias sobre sus días en el campo de batalla y sobre sus días como aprendiz del Príncipe Heredero Bang Chan.

A los ciudadanos les encantaba hablar sobre el Emperador, pero cuando se trataba de relatos y rumores, preferían hablar sobre ella. La belleza que deslumbraría hasta a los Dioses en los cielos, la Emperatriz.

Se decía que los grandes artistas tanto de la nación como los extranjeros rogaban por hacer una pintura de la Emperatriz, y las grandes figuras influyentes de distintos lugares buscaban cualquier excusa para ir al Palacio de la familia Imperial y poder verla algunos segundos. Había incluso aquellos que sobornaban a los sirvientes por algo de información.

La Emperatriz era difícilmente vista incluso por los miembros de su propio palacio, solo su doncella de compañía tenía libre acceso al pabellón en el que vivía, sin embargo, los curiosos que se aventuraban a espiar a escondidas, aseguraban que Su Majestad salía todos los días sin falta y se sentaba en medio de su jardín a observar el atardecer.

Ella se vestía de túnicas simples y blancas, como si viviera eternamente atendiendo a un funeral, su cabello castaño era tan liso y fino que se asimilaba a una corriente de agua cristalina y sin perturbaciones, tenía un par de ojos redondos que reflejaban las estrellas, sus labios gruesos teñidos de rosa, sus pecas adornaban sus mejillas de una manera única, y su piel era tan blanca como las nubes en un día soleado.

Todo aquel que alguna vez haya visto a la Emperatriz, guardaría por siempre un suspiro de adoración en su corazón.

No obstante, además de nombres que hacían alusión a su belleza, Su Majestad tenía otros apodos.

La Emperatriz fría.

La Emperatriz de Hielo.

La Emperatriz triste.

La Emperatriz que espera entre las flores.

Esto era debido a esa costumbre suya de sentarse en su jardín todos los días al atardecer. Ella alzaba su bonito rostro al cielo y observaba, no hablaba, no se movía, solo observaba con sus grandes ojos melancólicos y anhelantes hacia el cielo, esperando por algo que nadie sabía.

Luciendo inalcanzable.

Y ciertamente lo era, era inalcanzable incluso para el mismo Emperador con el que estaba casada. Se había negado a vivir con él. Y a pesar de que ambos eran tan jóvenes y hermosos, aún no habían dado a luz al Príncipe Heredero.

Corona Imperial (ChangLix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora