... ¿Electra eres tú?...
No fue muy difícil instalarme en el hotel. La parte en la cual casi muero de una crisis nerviosa fue al bajar del avión. Primero estaba el asunto de que estaba en Francia, y el segundo asunto era todas las prensas y fans que esperaban ansiosos la llegada de mis padres. Ni siquiera pude encontrarme con ellos. Su asistente disfrazada tuvo que llevarme a mi limusina que se encontraba en la salida de emergencia y me llevaron directo al hotel. Mis manos temblaban mientras observaba la extremadamente cara suite que mis padres me habían alquilado durante ese fin de semana. Una sala de estar con una vista preciosa de la mismísima Torre Eiffel. Un baño con una bañera más grande que mi existencia y finalmente un cuarto con una cama cómoda y de dos plazas. Aunque mi reacción fuera de furia, en realidad estaba muy agradecida de que mis padres nunca se dieran por vencidos conmigo y que me intentaran animar a acompañarlos y consentirme. Supongo que en parte siempre me ganó el orgullo de decir que siempre conseguía lo que me proponía por mi cuenta y me olvidé de que de vez en cuando, está bien dejarte llevar por las personas que quieren darte algo. Muchas veces he llegado a tratar mal a mis padres mal por los regalos que me daban, en ese momento solo pensaba en agradecerles. No pude evitar sentir un escalofrío y una especie de emoción que me provocó taquicardia y una sonrisa de oreja a oreja.
¡ESTOY EN FRANCIA!
Y procedí a saltar en la suite como una loca.
Ya había avisado en el grupo de Nick y Bella que había llegado sana y salva. Aun así me seguía dando un vuelco en el corazón cuando pensaba que los iba a conocer esta noche. Una parte de mí temía que no resultara bien este encuentro y terminara separada de mis únicos amigos y la otra tenía miedo de que todo saliera bien y luego tener que alejarse de nuevo. Mis padres llegaron a su suite que se encontraba a dos habitaciones de la mía, me dirigí hacia allí rápidamente y mirando hacia todos los lados posibles, cautelosa de que nadie me viera. Mi padre me abrió la puerta con una sonrisa y me abalancé sobre él.
— ¡Gracias! ¡Esto es de locos!— agradecí mientras sonreía como tonta, mi papá tardó en responder a mi abrazo.
—Vaya... Me esperaba una bofetada de tu parte— pensó en voz alta y me solté.
En ese momento mi madre salió del cuarto con los brazos extendidos en mi dirección, di brincos hacia ella y la abracé también. Al separarme noté a mi mamá con los ojos llorosos, eso era muy raro en ella. Jamás la había visto derramar una lágrima.
— Mamá, ¿todo bien?— pregunté preocupada.
Ella se limpió rápidamente y asintió con la cabeza. Fruncí el ceño debido a la clara mentira.
— Un idiota en el aeropuerto sacó un cartel que decía de una manera muy explícita la forma en la cual quiere asesinar a tu madre— Comentó mi padre en un tono suave mientras rodeaba a Thais con sus brazos.
A veces lo malo de la fama era el acoso constante que esta conllevaba. Claro que mis padres sabían como manejarlo y ambos acudían a terapeutas cuando lo consideraban necesarios para ayudarse a ellos mismos, pero aun así, me ha pasado de notar que cuando eres tomado como un ejemplo para varias personas dejan de verte por lo que realmente eres, una persona. Estás constantemente presionado a complacer a cada una de las personas que están pendientes a lo que haces y si cometes un error te llevará años reparar tu imagen. Aunque mi madre jamás había experimentado algo tan grave como la furia social, eso lo logró a causa de su manera de crear y dirigir historias tan buenas que muy poca gente salía decepcionada de la sala del cine. Esta era la primera vez que escuchaba que alguien la había amenazado de muerte, algo bastante grave a comparación de los simples insultos de páginas anónimas. Coloqué una mano sobre el hombro de mi madre.
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Con tu Ausencia
RomanceElectra Firelook tiene veintitrés años, vive en New Jersey con su gato Timbó con la esperanza de alejarse de su pasado que aparenta perseguirla. Ser la hija secreta del matrimonio más famoso del momento no es nada fácil, para peor, su trabajo como e...