Capítulo 27

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                                                                           ¡Advertencias!

1-Este capítulo contiene temas sensibles como: Pensamientos de autolesión y suicidio. Si estos temas te afectan, recomiendo que saltees el capítulo por tu comodidad y bienestar emocional.

2- Todos estos temas serán tratados con la seriedad que merecen, como recién están adentrándose en la trama aún no están del todo desarrollados.

3- Si estás en una situación similar, NO ESTÁS SOLO. Acércate a gente de confianza, habla, aunque sea difícil, la ayuda de alguien puede ayudarte a tomar las medidas necesarias. Mi corazón está contigo. Y si quieres hablarme con gusto te ayudaré como pueda.

Línea de ayuda (Uruguaya):

ASSE - A dos meses de creada la Línea de Apoyo Emocional 0800 1920.

Ahora sí... Sin más que aclarar, que disfrutes del capítulo.

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Eric: No podré visitarte hoy, la empresa está complicada. Igualmente, te llamaré en el correr de la tarde.

Eric: Electra, por favor hazte de comer ¿sí?

Me desperté a las ocho de la mañana con aquellos mensajes que me indicaban la ausencia de Kinsky en mi tarde. Iba a estar difícil, me había acostumbrado a su presencia y compañía.

Era muy buena persona cuando no actuaba como idiota.

Tuvo muchísima paciencia estas semanas conmigo, escuchándome, cocinándome y consolándome. Era bueno saber que realmente me entendía, él quería acompañarme lo cual me hacía sentir mucho mejor en bastantes aspectos.

Seguía sintiéndome como la mierda, pero al menos ya tenía la voluntad suficiente para levantarme de la cama. Me dejé puesto el pijama, abrí las cortinas y salí al balcón por primera vez en un mes entero. Era irónico, antes no solía haber un día sin que saliera. De un momento a otro ya ni siquiera quería ver la luz del día.

Estaba soleado, pero aparentemente mi vista le agregaba un tono gris al paisaje. Había tráfico (como siempre) y las personas iban caminando como hormigas, algunos con celulares y otros con auriculares, todos serios. Salvo por algunos adolescentes o niños con sus madres.

Realmente no quería ser pesimista, pero veía todo vacío. Como si nada fuera real, solamente el viento frío impactando en mis mejillas lograba recordarme que eso era mi presente, que nada era producto de mi imaginación.

Estar afuera no tenía sentido... Hace días que no le encontraba a nada el sentido.

Mi aspecto físico iba cada día peor, ojeras, no me peinaba, ni siquiera lograba recordar cuando había sido la última vez que me había bañado. No tenía energía para dedicarme a mí misma y tampoco lo quería hacer, no me lo merecía. Pero el aburrimiento y las ganas de sentir algo me comía la cabeza, quería sentir algo, lo necesitaba.

Dirigí la mirada hacia unas afiladas tijeras que se encontraban sobre mi escritorio junto a la laptop, vacilé un rato. Unos segundos después las tomé y me encerré en el baño.

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El timbre en la puerta me obligó a desconectarme de los auriculares.

Abrí la puerta justo cuando mi madre se disponía a ingresar la llave en el cerrojo. Ella a pesar de estar vestida elegante, estaba igual de cansada que yo. Mi padre se paraba firme junto a ella. Sus caras al verme fueron entre una especie de asombro y confusión.

Con tu AusenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora