¿Verdad o reto?
Había pasado cinco días desde que regresé a New Jersey, y lo único que pensaba era en cuando iba a regresar a Francia, tenía mucho que explicarle a Nick y Bella. Por más de que tenía miedo de lo que podía llegar a pasar, era hora de hacerlo y de que empezara a aceptar quien era en realidad. Cuando llegué a mi apartamento me quedé casi tres horas abrazada a Timbó, mi jefe aprovechó a saturarme de trabajo a pesar de que tan solo me fui un fin de semana. Los días fueron rutinarios, con el trabajo, mis padres y las videollamadas con mis amigos. A veces me agarraba ese bajón de las madrugadas y me comía dos litros de helado llorando y reflexionando todo lo del pasado. Por más de que admito que fue muy "chica del drama", sentía que en realidad estaba bien llorar y darle tiempo a esas heridas que aún no cerraban del todo, no eres débil por darle espacio a tu tristeza. Solamente te estás expresando y desahogando como cualquier ser humano haría. Y luego con la alegría de que fuera viernes en mi rostro trabajaba concentrada en el nuevo proyecto de mi jefe, a los minutos él atravesó la puerta y apoyó las manos sobre mi escritorio. Me deshice de mis nuevos lentes de descanso y me encontré con sus ojos azules.
— Buenos días, señor Kinsky — saludé amablemente.
— Oh por favor, dime Eric — corrigió con una sonrisa de oreja a oreja.
¿Y a este que le pasa?
— ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte? — volví mi vista al ordenador.
Kinsky comenzó a jugar con la mirada, pensando que responder.
— Me enteré de que Thais ganó el premio a mejor directora del año. ¿Serías tan amable de mandarle mis felicitaciones?.
No tenía sentido en lo absoluto, él ya tenía el número de mi madre. Pero me limité a asentir con la cabeza.
>> ¿Y qué tal París?.
Preguntó curioso mientras yo intentaba descifrar en donde terminaría esa conversación. Me enfrenté a su mirada nuevamente mientras procesaba mi respuesta.
— Estuvo bien, es un lugar ... Elegante — me limité a responder.
— ¿Y qué tal tu amigo virtual? ¿Lo viste?.
¿Cómo mierda sabes que Nick es de Francia?
— ¿Quién te dijo eso? — pregunté confundida.
— O sea si es de allí — sonrió victorioso — Lo deduje, ya que cuando te mandó un regalo por correo me pareció poco probable de que no te lo diera en persona.
Se encogió de hombros.
— Así es, lo vi — las preguntas respecto a que me iba a decir posteriormente me torturaban la cabeza.
— ¿Y fue bueno contigo?.
SUFICIENTE
— Lo único que puede asegurarte es que: es más o menos el triple de bueno que podrías llegar a ser en tu vida — lo miré con una sonrisa sarcástica y me levanté de mi silla.
No estaba dispuesta a soportar ningún tipo de interrogatorio de algo que ni siquiera era de su incumbencia. Con la excusa de que era el horario de descanso me disponía a salir de mi oficina.
— Y ahí sale la Electra a la defensiva — me frené en seco mientras sentía sus pasos detrás de mí.
Al girarme nos encontramos cara a cara, con las típicas miradas desafiantes en nuestros rostros.
>> ¿Por qué te caigo tan mal?.
Preguntó en un tono arrogante, y yo levanté una ceja.
— No haces nada más que molestarme — me defendí.
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Con tu Ausencia
RomanceElectra Firelook tiene veintitrés años, vive en New Jersey con su gato Timbó con la esperanza de alejarse de su pasado que aparenta perseguirla. Ser la hija secreta del matrimonio más famoso del momento no es nada fácil, para peor, su trabajo como e...