Capítulo 14

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                                                                    ¿Verdad o reto?

Había pasado cinco días desde que regresé a New Jersey, y lo único que pensaba era en cuando iba a regresar a Francia, tenía mucho que explicarle a Nick y Bella. Por más de que tenía miedo de lo que podía llegar a pasar, era hora de hacerlo y de que empezara a aceptar quien era en realidad. Cuando llegué a mi apartamento me quedé casi tres horas abrazada a Timbó, mi jefe aprovechó a saturarme de trabajo a pesar de que tan solo me fui un fin de semana. Los días fueron rutinarios, con el trabajo, mis padres y las videollamadas con mis amigos. A veces me agarraba ese bajón de las madrugadas y me comía dos litros de helado llorando y reflexionando todo lo del pasado. Por más de que admito que fue muy "chica del drama", sentía que en realidad estaba bien llorar y darle tiempo a esas heridas que aún no cerraban del todo, no eres débil por darle espacio a tu tristeza. Solamente te estás expresando y desahogando como cualquier ser humano haría. Y luego con la alegría de que fuera viernes en mi rostro trabajaba concentrada en el nuevo proyecto de mi jefe, a los minutos él atravesó la puerta y apoyó las manos sobre mi escritorio. Me deshice de mis nuevos lentes de descanso y me encontré con sus ojos azules.

— Buenos días, señor Kinsky — saludé amablemente.

— Oh por favor, dime Eric — corrigió con una sonrisa de oreja a oreja.

¿Y a este que le pasa?

— ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte? — volví mi vista al ordenador.

Kinsky comenzó a jugar con la mirada, pensando que responder.

— Me enteré de que Thais ganó el premio a mejor directora del año. ¿Serías tan amable de mandarle mis felicitaciones?.

No tenía sentido en lo absoluto, él ya tenía el número de mi madre. Pero me limité a asentir con la cabeza.

>> ¿Y qué tal París?.

Preguntó curioso mientras yo intentaba descifrar en donde terminaría esa conversación. Me enfrenté a su mirada nuevamente mientras procesaba mi respuesta.

— Estuvo bien, es un lugar ... Elegante — me limité a responder.

— ¿Y qué tal tu amigo virtual? ¿Lo viste?.

¿Cómo mierda sabes que Nick es de Francia?

— ¿Quién te dijo eso? — pregunté confundida.

— O sea si es de allí — sonrió victorioso — Lo deduje, ya que cuando te mandó un regalo por correo me pareció poco probable de que no te lo diera en persona.

Se encogió de hombros.

— Así es, lo vi — las preguntas respecto a que me iba a decir posteriormente me torturaban la cabeza.

— ¿Y fue bueno contigo?.

SUFICIENTE

— Lo único que puede asegurarte es que: es más o menos el triple de bueno que podrías llegar a ser en tu vida — lo miré con una sonrisa sarcástica y me levanté de mi silla.

No estaba dispuesta a soportar ningún tipo de interrogatorio de algo que ni siquiera era de su incumbencia. Con la excusa de que era el horario de descanso me disponía a salir de mi oficina.

— Y ahí sale la Electra a la defensiva — me frené en seco mientras sentía sus pasos detrás de mí.

Al girarme nos encontramos cara a cara, con las típicas miradas desafiantes en nuestros rostros.

>> ¿Por qué te caigo tan mal?.

Preguntó en un tono arrogante, y yo levanté una ceja.

— No haces nada más que molestarme — me defendí.

Con tu AusenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora