Capítulo 10.

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Betty no podía recordar la última vez que había estado tan molesta. Una vez, en una reunión de porristas en la escuela secundaria, su madre comentó en voz alta cómo Betty debería saltarse la cena esa noche para 'parecerse a las otras chicas'. En otra ocasión, ocupó el segundo lugar en el concurso de ortografía de la ciudad, y en lugar de sonreír ante la cinta plateada, le preguntó a Betty por qué estaba tan orgullosa del fracaso. En ambas ocasiones, había pasado la noche en su habitación, ignorando las gotas de sangre que caían de sus palmas y recordándose repetidamente que amaba a su madre.

Ahora, había decidido insultar abiertamente a una de las personas más desinteresadas que conocía, y no lo toleraría.

La puerta de la habitación de sus padres se cerró de golpe cuando su madre la siguió. Todos seguían en la terraza; Los gritos distantes de los niños jugando se podían escuchar a través de la ventana, pero Betty no le estaba prestando atención. Su piel ya estaba comenzando a arder en sus manos.

—Entonces, ¿Qué tiene la compañía que tengo que te hace pensar que sería tan irresponsable?— espetó, mirándola.—¿Por qué sientes la necesidad de hablar mal de él frente a todos?

—Betty, por favor.—su madre puso los ojos en blanco. Y ella apretó el puño.—Estás siendo demasiado dramática. No sé qué juego estabas tratando de jugar al traerlo aquí, pero probaste tu punto. Si quieres salir con algún pagano de clase baja, no puedo detenerte. ¿Es eso lo que querías que dijera todo este tiempo? ¿Ya no puedo controlar lo que haces?

—Jughead es bueno conmigo. Las palabras salieron a través de la mandíbula apretada y los dientes apretados. Algo húmedo le goteó por la mejilla.—A él realmente le importo.

—Por mucho que sé que quieres pensar que soy estúpida, no lo soy.—declaró su madre.—Ambas sabemos que no le habrías dado ni la hora del día si no estuvieras tratando de demostrarme algo...Felicidades.

—Eso no es cierto.—Betty dio un paso más cerca mientras escupía las palabras.—Si no empiezas a ser amable con él, juro por Dios que me iré ahora mismo mamá, porque él se queda. Estará allí la mañana de Navidad y encenderá los fuegos artificiales el 4 de julio. Tendrás que aguantarnos a ambos para visitarte la mañana de Pascua. Así es como debe de ser. Entonces, supéralo o me iré, porque amo a Jughead. Y él no irá a ninguna parte.

Betty salió furiosa de la habitación, la gravedad de lo que dijo aún no se acomodaba. Tenía las manos demasiado calientes y estaba segura de que le habían caído algunas lágrimas de los ojos. Planeaba ir a su habitación, limpiarse la cara y calmar la respiración para que esta pelea pudiera ser olvidada como todas las demás. Con un poco de suerte, su madre mantendría la boca cerrada sobre Jughead. No podía creer las cosas hirientes que decía y enloquecía a Betty pensar que alguien podía decir esas cosas sobre él.

Antes de que pudiera lanzarse a su habitación, Betty golpeó una pared sólida y cálida. Ella saltó hacia atrás, dándose cuenta de que se topó directamente con Jughead. Él estaba mirando hacia ella, algo en su mirada abatida que ella no podía ubicar.

—Mierda, lo siento.—esta trató de sonar alegre, secándose rápidamente los ojos.—Volveré a salir en unos...

Una de las manos de él la agarró por la muñeca. Betty suspiró, dándose cuenta del repentino horror de lo que él vio. La sangre que goteaba de sus palmas había pasado desapercibida. En su ira, no había sentido las pequeñas gotas saliendo de sus dedos. La boca de Jughead se abrió y sus cejas se juntaron. Betty intentó soltarse de su agarre, pero apenas se pudo mover.—Jug, no empieces.

—¿Te hiciste esto a ti misma?—Su voz no parecía ser la de él. Era algo baja y exigente que nunca antes Betty había escuchado de él. Jughead le agarró la otra muñeca, manteniéndolas cerca de su pecho.—Mierda, Betty. ¿Lo hiciste?

One Week // Bughead.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora