Capítulo 9.

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Pasaron dos días desde que Betty pasó la mayor parte de la noche arrodillada en el suelo del baño; dos días desde que ella presionó sus labios contra la piel cicatrizada de Jughead; dos días de risitas y besos sutiles en la mejilla. Cuatro días en total hundiéndose en una mentira que ella encontró gloriosa y al mismo tiempo terrible. Jughead era su propio guardaespaldas emocional, Alice había dejado de molestar a su hija menor. Betty pudo relajarse y pasar un buen rato en la playa.

Era terrible porque Betty estaba disfrutando demasiado de la mentira.

Jughead la defendió como nadie lo había hecho, manteniendo a raya la confusión de su madre. Él la cuidó, se preocupó por ella sin que se lo pidieran. Simplemente lo hizo. Eso fue lo que más la afectó. De alguna manera, Jughead sabía lo que ella necesitaba y se lo proporcionaba sin dudarlo.

Y luego, encima de todo, estaba la cicatriz. Betty tenía sus propias cicatrices secretas, pero saber que un hombre tan maravilloso podría ser el resultado de tener tinta tallada en su cuerpo, le dio una extraña sensación de esperanza de que no estaba tan rota como pensaba. Tal vez, a pesar del dolor que sentía hacia su familia y las uñas que podían cortarle las palmas, ella también podría ser algo maravilloso.

Betty rodó en sueños, apoyando la cabeza en el hombro de Jughead. El brazo de él alrededor de su espalda se apretó en respuesta. Ambos se habían dado cuenta de que no tenía sentido tratar de mantenerse a los extremos de la cama. Fue más una molestia que cualquier otra cosa. Su habitación ya estaba iluminada por el sol de la mañana y sabía que no pasaría mucho tiempo antes de que los niños gritaran por la atención de Jughead. Jason llegaría ese día y ya estaban ansiosos por ver a su papá.

—¿Jughead?—Ella levantó una mano para golpearlo levemente en el pecho. Hubo un ruido profundo desde el fondo de la garganta de este.—Tenemos que levantarnos.

—¿Por qué?—él gruño, moviéndose en la almohada y mirándola adormilado. Betty hizo todo lo posible por no mirar los rizos pelinegros de su frente.—¿Por qué tú familia insiste en despertarse tan temprano?

—Los niños están emocionados.—Tiró del edredón más cerca de sí misma, suspirando mientras sus ojos se cerraban de nuevo.—Jason estará aquí hoy.

—Cierto. El marido rico de Polly.

—Basta.—reprendió en la manta.—Tienes que ser amable.

Hubo otro gruñido bajo.—Seré bueno si puedo dormir cinco minutos más.

Ella no pudo responder. La puerta del dormitorio se abrió de golpe y Betty se enderezó cuando dos cuerpos pequeños se arrojaron sobre la cama. Jughead dejó escapar un fuerte 'oof' a su lado cuando Dagwood aterrizó sobre su estómago. Ni siquiera podía comprender lo que estaban gritando. Era una mezcla de gritarle a Jughead que era de mañana y pedirle que jugara con ellos. Debajo de la pila de cuerpos que gritaban y luchaban, él le lanzó a Betty una sonrisa de reojo.

Betty la devolvió fácilmente.—Iré a buscar tu café.

( · · · )

Jughead decidió cinco minutos después de la llegada del esposo de Polly que no le agradaba; ni un poco.

Era difícil precisar exactamente qué había en Jason Blossom que le molestaba. Había llegado poco después del desayuno, alegre y lleno de felices saludos. Había abrazado a los niños y besado la mejilla de Polly como haría cualquier buen marido. Betty le había mostrado una amplia sonrisa, incluso más falsa que las que Jughead vio a ella darle a su madre y lo presentó con orgullo. No fue hasta que los adultos se sentaron en el patio, viendo a los niños jugar en la arena, que Jughead se dio cuenta de qué era lo que no le gustaba.

Era un completo idiota.

Jughead se mantuvo en silencio mientras todos charlaban a su alrededor. Betty estaba en el banco con él, con las piernas dobladas debajo de ella y apoyada en su brazo. Jason tenía toda la atención de los padres de Betty. Alice, sonriendo con cariño con una mirada que a él nunca le había mostrado, ni a Betty, ni su padre, mirándolo con la mandíbula rígida. Una vez más, Jughead se sintió agradecido por Hal Cooper.

—Entonces, Jughead. ¿A qué te dedicas?—Todos los ojos se dispararon hacia él ante la pregunta de Jason. El pelirrojo estaba sentado en su tumbona, sonriéndole desde el otro lado de la pequeña mesa.—Polly no me ha dicho nada sobre ti.

—Él escribe.—anunció Betty, su sonrisa se torció en algo que se parecía sospechosamente al orgullo.—Y es muy bueno. Pronto obtendrá su título.

—Betty, cariño. No es de buena educación alardear.—Su madre habló, mientras la sonrisa se tensaba.

—Pero yo estaba...

—Cariño, por favor.—interrumpió Alice de nuevo. El brazo de Jughead se tensó alrededor de su hombro.—Jason acaba de llegar. Déjalo hablar, por favor.

Los hombros de Betty se encorvaron y Jughead frotó su pulgar por la suave piel de Betty, empujando su represalia hacia abajo por su garganta.

—Escribiendo.—repitió Jason, asintiendo lentamente con la cabeza, ignorando por completo la interacción entre la madre e hija.—¿Un título en eso? Nunca me molesté en la escuela. No tenía sentido.

—Bueno, por supuesto que no.—acordó Alice.—No cuando vienes de una familia como la tuya, Jason.

Polly se acercó, su propio brazo rodeó a su marido mientras sonreía.—Jughead es realmente bueno con los niños, cariño. Ambos están completamente enamorados de él. ¿No es lindo, mamá?

—Muy.—Sus ojos se dispararon peligrosamente hacia Jughead, quien se mantuvo firme mientras tomaba un sorbo de su agua.—Supongo que necesita practicar. Tal vez para Navidad tenga un nuevo nieto.

Jughead escupió el agua. Tosiendo y farfullando, apenas se dio cuenta de las protestas de Betty a su lado.

—¡Mamá! No llevamos ni un año juntos. Nadie te va a dar más nietos pronto.—Su cara estaba roja. Jughead no sabía si era por vergüenza o enojo. Este tosió de nuevo y una de sus manos se movió a lo largo de la espalda de ella.—No creo que estemos listos para los niños.

—No dije que lo estuvieras. Todo lo que quise decir es que no me sorprendería si...bueno, tienes una pequeña sorpresa.

Jughead no sabía lo que estaba pasando. Cómo Alice pudo convertir una conversación inocente sobre trabajos en la inexistente irresponsabilidad de Betty, fue alucinante. A su lado, podía sentir a Betty prácticamente temblando, sus pequeñas manos convirtiéndose en puños apretados.

—¿En serio, mamá? ¿Una pequeña sorpresa? ¿De verdad crees que algún día apareceré embarazada y soltera?

—Elizabeth, cálmate. Todo lo que quise decir es qué, basándome en la compañía que tienes, un nieto sorpresa no sería tan sorprendente.

—¿La compañía que tengo?—Jughead no tuvo que preguntar para saber que Alice estaba hablando de él. Era obvio. Por muy molesto que fuera, no le importaba. Alice le había estado molestando toda la semana y él se negaba a dejar que lo alcanzara. Betty, sin embargo, estaba furiosa a su lado. Los suaves círculos que él hacía con el pulgar sobre la piel de ella ya no parecían funcionar.—¿Puedo hablar contigo dentro de la casa?

// LaMajisss <3

One Week // Bughead.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora