26. Destino

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Se escucha el susurro de música dentro de la habitación cuando llego ante su puerta.

Toco dos veces.

Nada.

Aporreo la puerta con fuerza, suponiendo que adentro la música es mucho más fuerte y no me escucha.

Me abre un segundo después, y su boca cae abierta de manera cómica cuando me ve.

Creo que mi expresión debe ser similar, porque hay demasiado para procesar mientras la miro. Va vestida con una camiseta de hombre de Motley Crue, que solo le cubre un pedacito minúsculo de los muslos, así que bajo la vista sin recato por sus piernas desnudas antes de volver a ascender a su rostro. Lleva todo el pelo recogido en un rodete en lo alto de su cabeza y atado con descuido con una pañoleta.

Su cara está libre de maquillaje, y sus ojos enrojecidos me miran con absoluto desconcierto detrás de sus gafas de montura metálica.

Tiene una copa de algo en la punta de los dedos, y hay un reguero de empaques vacíos de golosinas sobre la cama.

Morat suena de fondo en un aparato de música.

Para ser precisos, Martin canta "Mi suerte", lo que en otras circunstancias me haría torcer el gesto.

Pero ahora, tengo que concentrarme en lo que vine a hacer.

- No me eche, Lola – Es mi brillante línea de apertura.

Veo con alarma cómo se le llenan los ojos de lágrimas, y mira hacia arriba para contenerlas.

No estoy acostumbrado a verla frágil, y mi corazón se encoge de dolor, como si estuviera sintonizado con el dolor de ella.

- ¿Qué...? – La voz le sale frágil, casi quebrada. Aclara la garganta - ¿Qué haces aquí?

- No estoy seguro – Confieso sinceramente – Pero no podía dejar las cosas así

- Claro que puedes – Contradice ella – Tienes permitido decirle que no a la gente si es lo que te hace bien, Villamil. Buenas noches

Empieza a cerrar la puerta, pero me adelanto y meto un zapato entre la puerta y el marco, impidiéndole cerrar. Deja escapar un suspiro, luciendo agotada.

- Villa, volé 5 horas para llegar hasta acá y corrí toda la puta ciudad para llegar a ese maldito bar, y todo para nada. Recibí tu mensaje alto y claro. No es lo que quería, pero lo entiendo, así que de verdad, y te digo esto con todo el cariño del mundo, por favor lárgate

- No me eche, Lola – Repito

Vencida, echa las manos al aire y se aleja de la puerta.

Se lleva la copa a los labios y bebe un sorbo mientras se sube a la cama entre el reguero de paquetes vacíos.

Apoya la espalda en las mullidas almohadas del hotel y clava la mirada al frente, ignorándome.

- Laura – Digo su nombre despacio, y espero.

Mantiene la mirada al frente obstinadamente, pero cuando no digo nada más, finalmente me mira.

- ¿Qué, Juan Pablo? – Dice mi nombre como si fuera un insulto

- Estoy enamorado de usted – Es todo lo que le digo.

Sube una ceja.

- Tienes una forma muy rara de demostrarlo

Me saco el celular del bolsillo bajo su mirada retadora.

Abro Instagram y pulso el botón para hacer un En vivo.

Simplemente pasanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora