9. Me voy justo así

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- Discúlpeme, Lola. Estos días han sido un caos en el estudio – Me dice Pedro, mientras apunta con expresión apenada a su celular que no para de sonar

- No te preocupes – Asiento, y le hago una seña para que conteste.

Se levanta con expresión de disculpa y atiende la llamada.

No he sabido nada de Villa en más de una semana, y estoy tratando de no tomarme personal el hecho de que haya sucedido justo después de mi explosión de emotividad.

Entiendo que está ocupado, y yo también. Me gustaría que respondiera mis mensajes, o que no lo hiciera solo con monosílabos que me parecen cortantes. Supongo que solo es porque quiero más de él que esos mensajes breves, pero he crecido rodeada de músicos, y entiendo este momento del proceso, así que estoy tratando de no ser una pegajosa histérica y dejarlo un poco en paz.

Aún así, lo extraño.

- Pues no sé, Mauricio – Escucho a Pedro a mis espaldas – Villamil tiene la cabeza en cualquier parte. Que Gabriela esto, que Gabriela aquello, que Gabriela lo llamó o que Gabriela le colgó. Ya llevamos en esto más de un año. Hágalo concentrarse y entregar los arreglos que prometió, o que Isaza haga toda la voz principal. No puedo encargarme de eso hoy...

La persona del otro lado del teléfono, que sospecho que es el productor de los chicos, le responde algo más bien acalorado, pero me desconecto de la discusión cuando oigo el nombre de Gabriela. ¿Esa no es la ex de Villa?

¿Está hablando con ella?

¿Por qué me importa si habla con ella?

¿Por qué no me lo dijo?

¿Por qué me importa que no me lo haya dicho?

Me aclaro la garganta, y bajo la mirada a los documentos que estoy examinando para Pedro. Hoy reviso unos acuerdos comerciales de carácter personal suyos, así que en este caso la información no ha sido procesada por el equipo legal de la disquera, por lo que tengo que estar particularmente concentrada para hacerlo bien.

Trato de compartimentar mi mente, y dejar de lado a Villa y lo que demonios está pasando con él.

Afortunadamente Pedro cuelga, y vuelve a sentarse frente a mí.

- Lo siento. Estamos grabando en tiempo récord, hemos tenido que hacer muchos cambios y todo parece estar saliendo mal – Me explica

- No te preocupes. Asumo que tienes que estar ahí, así que haremos lo siguiente...

Le explico los documentos que tiene que conseguir para que podamos redactar un contrato que cubra todo lo que desea comprar y vender. Le recomiendo la notaría que me parece más rápida, y me comprometo a tenerle listo el contrato en dos días.

- Gracias, Lola. Usted me salva. No me habla en términos difíciles de abogado, y esa eficiencia suya me da horas de vida

- Para eso estamos. Vaya a salvar la crisis – Le sonrío, mientras guardo los documentos en mi maletín y me pongo de pie. Él me extiende una tarjeta

- Tengo un conocido que es inversionista de hotelería y entretenimiento. Le hablé de su bar y le llamó la atención. Dele una llamada

- ¿De verdad? – Le recibo la tarjeta y sonrío – Gracias Pedro. Ahora usted me salva a mí

Me ofrece su mano para que la estreche y me sonríe.

Luego sale corriendo.


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