Parte 6

1.3K 160 24
                                        



-Hola...sí, estoy bien...¿en serio? Gracias...usted sabe lo que significa para mí, yo...apenas regrese lo iré a ver...quiero que lo hagamos de nuevo, por supuesto...me gusta como lo hace...sí, está bien. Adiós.

Era por su nuevo doctor. Antes de venirse le hizo sesiones de terapia y ejercicios de yoga que lograron relajarlo. Pero para el dueño de casa no se escuchó como eso, sino más bien como un "trabajo extra" con Mori.

-Al parecer no soy el único -se podía ver en Dazai una cara de desagrado.

-¿De qué hablas, idiota? -Le provocó algo de risa su expresión, pero evitó demostrarlo- Devuélveme mi gargantilla. Ya pasé mucho tiempo de caridad contigo.

Dazai la trajo desde su velador y cuando el otro estiró su mano, este jaló de ella para darle un beso, pero no parecía como los otros, tenía algo de rabia y exaltación, como si estuviese marcando territorio.

-¡¿Qué mierd4 haces?! -Chuuya retrocedió limpiándose la boca- ¡¿Por qué hiciste eso, imbécil?!

Él no supo qué responder y, mientras pensaba cuidadosamente, Chuuya le arrebató su gargantilla de golpe.

-¡No!, espera –Se escuchó como un niño que ve a su madre llevarse su juguete favorito.

El invitado que estaba a punto de salir disminuyó su velocidad hasta que frenó y se dio la media vuelta- ¡¿Qué?!

Dazai ya estaba detrás de él. La distancia entre ellos era alrededor de 20 cm, acortándose aún más cuando éste se agachó, quedando cara a cara. Ambos tenían la mirada fija en los labios del otro. "No seré yo tu juguete, tú serás el mío ahora". Para sorpresa de Dazai, fue Chuuya quien lo atrajo hacia él jalando de su camisa gris. Esta vez el beso no tuvo sentimientos negativos, los dos sabían qué querían y estaban dispuestos a hacerlo sin quejas.

Chuuya hizo retroceder a Dazai hasta llegar a la cama sin soltarlo, mientras que éste último mantenía sus brazos a los lados y la espalda algo encorvada para no separar sus labios. Cayeron a la cama quedando Chuuya arriba sin aún haber separado sus bocas siquiera un segundo. Éste tiró lejos su chaqueta negra de cuero y su camiseta. Debajo de él Dazai retiró su también su camiseta, pero cuando llegó a su pantalón, Chuuya quitó sus manos y lo rompió para optimizar tiempo. Al ver esto su dueño rio, no burlescamente, más bien una risita tonta y contenta, como cuando un niño de primaria le pide tímidamente a su compañera de curso que sean novios y esta responde que sí.

-Era uno de mis favoritos ¿sabes? -interrumpió el beso-. Deberás regalarme otro –dijo agarrando la cintura de Chuuya para cambiar posiciones. Intentó hacer lo mismo, pero no pudo porque eran jeans y él no era muy fuerte.

El que ahora estaba abajo aprovechó un pequeño lapso donde no se tocaron y usó su poder para lanzar su pantalón junto con el boxer a la pared.

No hubo juego previo ni masturbación, sino que Chuuya se encargó de quedar arriba para seguir manteniendo el control, de todas formas, solamente con los besos ambos dilataron.

Lo estaban disfrutando bastante, ya que habían sucedido cosas que, aunque no entendían bien el por qué, les provocaron felicidad. Para Chuuya eran los celos de Dazai, y para éste la iniciativa del primero.

Aunque el piso 21 estaba completamente vacío, no se escuchaban gritos diciendo "más", "sigue", "ah sí, Dazai", "me gusta", "más fuerte", etc., como ocurría casi todos los días con las mujeres. Esto era diferente. Solo había sudor, toques, olores fusionados, jadeos y gemidos.

Era costumbre para Dazai provocarles más de 10 orgasmos a las mujeres, él fingía sus jadeos y solo disfrutaba de verdad al último. Podía durar horas, pero cuando se aburría o cansaba tomaba el control de sus muñecas inflables para terminar pronto.

Chuuya, a pesar de su actitud desafiante, seguía siendo un novato, por lo que terminó cuatro veces y el experto tan solo dos, aunque si lo analizamos estadísticamente, el hecho de lograr que éste último acabara por sí solo, ya era un récord que solo pudo romper Chuuya.

La última vez, fue juntos con un espléndido "¡Ah!" al final. Habían pasado un poco más de tres horas. Estaban cansados y en silencio se recostaron uno al lado del otro solo con su camiseta, pero de todas formas cuidando de no rozar sus pieles ni cruzar miradas. En sus mentes se podía leer la misma frase: "Esto es solo sexo, nunca habrá amor".

Chuuya se sentía agotado y cansado, por lo que se quedó dormido sin darse cuenta. Pasados alrededor de 20 minutos vio el reloj y se levantó de sobresalto, se vistió mirando solo lo que estaba haciendo, aun cuando sabía que la mirada de Dazai estaba fijada en él. Éste último tenía muchas preguntas en su cabeza, pero la más urgente era: ¿lo debo dejar ir?

-Oye, por cierto, no te apures –Dazai habló aun estando semidesnudo en la cama-. Lo de la fiesta era mentira.

Chuuya no perdió los estribos, al fin y al cabo, se iba a ir enseguida.

-Si te decía esa hora sabía que vendrías más temprano y buscaría la forma de que no te fueras tan pronto -siguió explicando.

-¿Esto fue una trampa?

-...

-¿Fue un juego?

-...

-¿Eso soy para ti? -Chuuya se tomó una pausa mientras se paraba y tomaba su chaqueta- Eres una mierd4.

Dazai no supo qué responder porque ni siquiera para él mismo tenía una respuesta. 

Vacaciones ForzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora