Por fin luego de tantos altibajos habían logrado unir sus cuerpos no solo de una manera física y forzada, sino que ambos habían sacado la venda de sus ojos y aceptaban esos sentimientos legítimos que experimentaban por primera vez.
-No te vayas. Quédate acá conmigo –dijo Dazai apenas el pequeño se sentó en la cama después de un largo rato.
Esto fue sorpresivo. Tanto tiempo que les costó aceptar lo que sentía y ahora el alto hablaba y actuaba tan dócil, como si fueran pareja desde hace un tiempo.
-... -Chuuya quería escoger las palabras correctas, pues no era la idea romper este hermoso momento. -Volveré a Yokohama en tres días.
Dazai se sentó rápidamente en la cama algo aturdido y miró a los ojitos azueles que estaban a su lado para encontrar alguna respuesta a los cientos de preguntas que vinieron a su cabeza. El otro solo observaba el techo fijamente.
-Quizás sea cobarde, pero no arriesgaré todo por alguien que no sabe el significado de fidelidad –su voz era tranquila.
-Pero tú ya le has sido infiel a Natasha –Chuuya lo miró tan sorprendido, como si acabara de recibir una bala que disparó un francotirador-. Además, apenas llegues a la PM te matarán por incumplir el trato usando tu poder.
-... ¿Cómo sabes? ...
-Ah ¿De tu novia? Solo averigüé un poco: se llama Natasha, tiene 21 años, mide 1,62 mt y pesa 51 kg, es profesora y también vive en Yokohama. Este mes cumplirían diez meses ¿no? -Dazai rio tiernamente- Creo que tienes una debilidad con el cabello y ojos marrones con tez clara.
Nuevamente Chuuya había presionado su botón de pausa. "Cómo o, mejor dicho, por qué averiguó todo eso".
-¿Qué lograbas averiguado todo eso? -volvió a funcionar.
-Mmm... solo me interesaba.
-¡¿Por qué?! ¡¿Cuándo lo hiciste?! ¡¿Qué más sabes?! ¡¿Qué quieres de mí?! -perdió los estivos.
-Cálmate, no es para que te en...
-¡Eres un put0 psicópata! -Se sentó en la orilla de la cama para vestirse rápido- Sabía que esto era una muy mala idea.
-¡No te vayas, por favor! -Dazai no sabía cómo reaccionar en un caso como este, jamás sintió algo así antes- Hablemos... No quiero que te vayas –en su voz se escuchaba pena y confusión.
Por otro lado, Chuuya tampoco quería irse "¿debo dejar pasar esto?", "puede que hubiera un motivo por el que lo hizo", "quizás también estaba confundido por lo que pasaba", "le interesé lo suficiente para que hiciera todo esto", "si sigo, ¿mi corazón saldrá herido?", "la única forma de saberlo es intentándolo...pero no quiero sufrir". Todo lo que logró desenredar hace unas horas, volví a ser una bola de hilos.
-Solo un poco más -El mujeriego adinerado jamás pensó que terminaría rogándole a alguien de esta manera.
-¡¿Qué pasará si me quedo?! Perderé todo lo que tengo en Yokohama, si terminamos formando una relación seguro que tendré que ver cómo traes mujeres a esta misma cama, haciendo las mismas cosas que conmigo, tú seguirás tu cómoda vida y yo deberé comenzar de cero y, cuando estés aburrido harem... -Chuuya ya no sabía si "hacer el amor" era el término correcto- tendremos sexo.
Dazai entendió perfectamente lo último. El pequeño había pasado de la furia a la pena, este era el momento correcto. Se levantó, fue donde él y, sin dudarlo, se agachó para abrazarlo fuerte. El otro sintió la garganta apretada, pero no haría caso a sus emociones, no de nuevo. Quitó de encima con fuerza esos largos brazos y se dirigió a la puerta sin mirar atrás, sabía que si dudaba, sus sentimientos ganarían.
-Dime una vez que no me amas y lo entenderé -le gritó Dazai antes de que abriera la puerta-. Son solo tres palabras –Su corazón estaba acelerado, solo quería correr a la puerta y tomar al pequeño en sus brazos para nunca dejarlo ir.
Chuuya frenó apenas Dazai dijo la última frase, la voz que se oyó demostraba sentimientos reales: miedo, pena, desesperación y mucha confusión. "¿A quién debo escuchar en este momento? ¿A mi mente o mi corazón?". Escogió la primera y avanzó a la salida decidido.
-Yo...te amo –El chico frenó, dio media vuelta y vio los ojos marrones asustados a un metro de él. Este último solo tenía puesto el boxer, pues creyó que si debía correr detrás del pequeño, debía al menos tapar lo que las mujeres tanto alababan.
-¿Qué dijiste? -Chuuya por fin habló.
-Te lo demostraré -ya el solo hecho de evitar que saliera de la casa era un logro, irónicamente, con las mujeres hubiese sido todo lo contrario-. Además...si llegas te matarán.
Chuuya parecía seguir en el trance de hace unos segundos. -¿Qué dijiste? -Sus ojos comenzaron a brillar cuando el otro repitió aquellas tres palabras que jamás creyó que escucharía de verdad.
Dazai se cercó, se agachó, agarró con ambas manos las mejillas del pequeño y le dio un beso, uno muy tierno que plasmaba todo el cariño oculto que se tenían. Luego lo guió nuevamente a la cama, solo que esta vez no se percibía lujuria.
Antes de llegar a la cama sonó el celular de Chuuya que había guardado en su chaqueta: Atsushi. Era como si la vida le estuviera diciendo "vete de aquí y vuelve a tu vida tranquila antes de conocerlo". Dejó caer el teléfono aún sonando, no le importaba lo que la vida le dijera.
Ambos sentados a los pies de la cama separaron sus labios para observar los ojos resplandecientes del otro. En ambos se leía lo mismo: felicidad.
Dazai se levantó y fue a la cocina.- ¿Quieres que te prepare café? No hemos comido nada desde que llegamos.
-Ehh sí, puedo cocinar algo si quieres –sonaban como Atsushi y Akutagawa hace algunos años.
Eran casi las 5:00 am por lo que se acostaron abrazados y cayeron dormidos de inmediato.
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Vacaciones Forzadas
FanfictionFiesta, alcohol, amigos y juegos ¿qué podría salir mal? Bueno...quizás Chuuya sepa la respuesta.