Parte 5

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Chuuya le consiguió el número de Dazai a Autagawa para mandarle un mensaje corto y preciso: "¿Cuándo estarás en tu casa? Debemos hablar. Soy Chuuya."

Alrededor de unos treinta segundos después sintió vibrar su celular y en la pantalla se podía leer: Dazai. No sabía si contestar o no ya que no era necesario, después de todo fácilmente la respuesta podía enviarla con otro mensaje de texto.

-¿Por qué tan cortante? ¿Estás molesto? -se oyó la voz encantadora de Dazai- ...Chuuya?

-Sólo dime un día y envíame tu dirección. Allí podremos hablar.

-Mmm...te la enviaré durante el día -Intuía que este estaría muy atento a su teléfono de manera alerta, por lo que se encargaría de llamarlo tarde haciéndolo esperar solo por diversión.

Cerca de las 22:00 sonó el celular.

-El día viernes en la noche haré una fiesta. Ven alrededor de las 23:00 para que hablemos y...podamos divertirnos- el tono coqueto de Dazai solo servía para acumular rabia.

-Ok. Entonces estaré allá a las 21:00. Mándame la dirección al menos dos horas antes -dijo Chuuya con un tono frío y cortante-. No confío en ti.

-Jajaja tampoco esperaba que lo hicieras -colgó.

-¿A qué quieres jugar, maldito HDP? ¿Qué esperabas? ¿Qué te dijera "sí, obvio que iré a la fiesta para terminar acostándome contigo"? Ni en sueños -murmuró Chuuya recostado en su cama.

El día viernes le pidió a Akutagawa las llaves de su sedan negro y llegó a la dirección que Dazai le envió. Subió en el ascensor hasta el piso 21 para encontrar la habitación 109 y, en medio de su búsqueda, vio a una mujer rubia con tacones altos color perla y una falta púrpura entallada, demasiado corta para su gusto. Ella caminaba apurada terminando de abrocharse su blusa blanca en dirección al ascensor.

"Allá debe ser" pensó mirando la habitación de donde ella había salido.

-Hola Chuuya -saludó el dueño de casa arreglando su cabello luego de abrir la puerta.

-Regrésame la gargantilla -dijo este sin siquiera haber entrado.

-¡Wow! Qué forma tan tajante de pedirlo -Dazai tenía una gran sonrisa que Chuuya no podía distinguir si era por la mujer o se estaba burlando de él-. Pasa -abrió más la puerta.

-No es necesario, no vine a socializar contigo. Solo dámela para largarme de aquí.

-Creo que sí es necesario. Cuando me llamaste para pedirme mi dirección dijiste literal "Allí podremos hablar".

-... ¿Si entro me la devolverás?

-Por supuesto.

Una vez adentro Dazai se recostó en el pie de su cama y el visitante optó por apoyarse en el lado derecho del sillón que estaba en frente.

-¿De qué quieres hablar? -preguntó este último.

-Quiero que me cuentes qué ocurrió la última vez que nos vimos.

-¡Maldito bastardo! Tú sabes bien los detalles, después de todo estabas totalmente consiente.

-Mmm... ¿lo estaba? -rio- ¡Ah sí! Ahora puedo asegurar que tú también estabas lo estabas ¿no? Por algo recuerdas ese detalle.

Chuuya sabía que, en gran parte, eso era verdad.

-Dámela, me quiero ir luego.

Dazai rodeó el sillón donde ahora estaba sentado el invitado. Se paró frente a él, se inclinó quedando a 7cm de su cara y preguntó:

-¿Acaso no te gustó?

Chuuya volteó su cara y para desviar el tema dijo mirando alrededor:

-¿Harás una fiesta en esta habitación tan pequeña?

-No, la haré en la terraza. Todo este piso en mío, puedo hacer lo que se me antoje.

El ambiente empezaba a relajarse. Conversaron con pequeños lapsos de risas, pero Chuuya mantuvo siempre arriba el escudo que ponía entre él y personas que le causaban desconfianza. Era admirable cómo Akutawagua logró traspasarlo a solo un año de conocerse.

Sonó el celular de Chuuya y en su pantalla se pudo leer "Mori". Se dirigió a un rincón alejado.



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