Parte 16

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Dazai entró directamente a la oficina del Jefe de la PM sin problemas.

-¡Dazai! -exclamó Mori feliz.

-Ahórrate todo el show de reencuentro, los dos sabemos que no te conviene matar a Chuuya –se puso al lado del hombre de cabellos anaranjados que estaba vestido ahora formalmente, abrazándolo por su hombro.

-Jamás pensé que algún día te tomarías en serio una relación -Mori dirigió su mirada orgullosa a su ejecutivo.

"¿Qué pasa?, ¿Por qué esta confianza?" "¿Cómo puede hablarle así al Jefe de la PM y seguir vivo como si nada?"

-Nunca dejas de sorprenderme Chuuya, encontraste sentimientos en el corazón de mi hijo que parecía de piedra - dijo Mori- ¡Es asombroso!

Pegó un salto y se volteó para ver a Dazai, pero éste seguía mirando con rabia la cara del hombre frente a ellos.

Dazai siempre trabajó en la ADA y jamás dijo nada, pero, legalmente, Mori Ougai era su "padre", ya que éste asesinó al padre biológico del que en ese tiempo era un niño de 7 años, torturándolo mientras él observaba. Lo que llevó al Jefe de la PM a tomar esta decisión fue que aquel niño no mostró ni una pizca de miedo o cobardía, quizás un poco de lástima, como cuando una persona ve caer a la abeja ya muerta que lo acaba de picar. Estaba interesado en darle una vida de lujos, pero Dazai solo quiso que pagara sus estudios y gastos básicos, él se ocuparía del resto. Incluso cuando trabajaba en la ADA, Mori le enviaba dinero, los cuales su "hijo" se los devolvía inmediatamente o los botaba directo a la basura.

-Sabes bien que nunca fui tu hijo, sino un estúpido capricho tuyo y, en verdad, me importa una mierda. Déjalo vivir y pídeme algo a cambio. Haré lo que sea.

-¡¡Wow, esta es una oportunidad única!! ¿Qué vino quieres que abra para celebrar, Nakahara?

Éste estaba pálido con sus ojos observando un punto fijo en el suelo. Luego de "hijo" solo había escuchado algunas palabras aleatorias, ya que su mente no tenía lugar para tantas preguntas y respuestas a la vez.

-Empezarás a trabajar para la PM –dijo Mori sonriendo.

-Estoy retirado -respondió Dazai.

-De la ADA.

-No puedo usar mi poder.

-Lo usaste con Nakahara cuando él usó el suyo.

-¿Qué pasará si la ADA me ve? El trato incluye no volver a Yokohama.

-Trabajaras por dentro, en una oficina.

-...

-¿QUÉ MIERDA ESTÁ PASANDO? ¡¡QUE ALGUIEN ME EXPLIQUE DE UNA PUT4 VEZ!! -gritó Chuuya alejándose de ambos.

-Supongo que te perdiste en algún momento de la conversación -sonrió Mori- Bueno...en resumen yo soy el tutor legal de Dazai desde hace 15 años y él me pide que ignore tu incumplimiento al trato a cambio de que él se una a la PM.

Chuuya buscó aquellos ojos color chocolate que le gustaron desde un principio con una mirada similar a la que tendría una cría de conejo que ve a su madre caer por un balazo, solo que en este caso "la madre" era una gran mentira.

-Tsk –Este último hizo una mueca.

-¿Qué te parece Nakahara?, ¿estás de acuerdo con el tarto que propone tu novio?, ¿quieres trabajar de aquí en adelante junto a él?, ¿o prefieres morir ahora?

-...¿Novio? -Chuuya se demoró en procesar aquellas preguntas.

-Dos personas que se aman lo son, ¿no? -dijo Mori.

-...¿Amar?

-Los dejaré solos. Creo que deben arreglar este asunto primero. Después de todo, entregar tu futuro por alguien que no te ama sería estúpido.

-No cambiaré el trato aunque Chuuya respondiera un "no". Es su vida la que quiero salvar, no que se enamore de mí.

El pequeño caminó silenciosamente y abrazó a Dazai por su espalda, apoyó la cabeza y, con esos ojos capri brillando susurró: gracias.

Por otro lado, este último le contestó de forma juguetona, girando solo su cabeza hacia él- ¿Eso significa que somos novios? -. La respuesta fue solo una risita tierna.



Entre discusiones y desacuerdos, ambos debieron ceder para cambiar la habitación de un soltero con, según él, muy buen gusto, a una más sencilla que lograba el equilibrio perfecto entre los gustos de la nueva pareja. La cama era sencilla, pero a la vez muy grande y amplia, aunque no servía de mucho porque a las cuatro de la madrugada Dazai terminaba durmiendo en un espacio de cincuenta centímetros de todas formas.

-¿Estás bien con esta vida? -preguntó Chuuya unos meses después, justamente la noche en la que se cumplía un año desde aquel juego de tragos que cambió sus vidas.

-¿Por qué la pregunta tan de repente? -Dazai se acomodó en la cama para ver su cara.

-Lo tenías todo: eras el jefe, hacías lo que querías cuando querías, te acostabas con decenas de mujeres y no debías esconderte, ahora...

-Ahora estoy contigo todos los días y, técnicamente, aún soy jefe de una unidad en Inglaterra. No te pongas cursi, yo me enamoré del enano enojón, impulsivo, tonto y muy sexy por cierto.

-¡Idiota! -Chuuya le dio un ligero golpe y se acercó más a Dazai para abrazarlo, apoyándose en su pecho. -Te amo –Susurró.

-Lo sé -le respondió de manera fanfarrona. Ahora el golpe fue con más fuerza por responder a algo en serio y romántico de manera infantil y burlesca.

Aquellos ojos color capri que ahora reflejaban tranquilidad y una enorme felicidad se cerraron poco a poco.

-Te amo -susurró Dazai unos minutos después, acariciando la suave cabellera apoyada aún en su pecho.

En realidad... Chuuya aún no estaba dormido. 

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