Capitulo 2

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Era miércoles y apenas habían pasado unos días desde la primera consulta con Diego, mi ginecólogo; sin embargo, quería que el sábado cuando nos volviéramos a ver ya notara los cambios que me había sugerido. Me di cuenta que a partir de ahora iba a necesitar mucho tiempo para mí, así que tenía que contratar una muchacha de tiempo

completo para que estuviera todo el día en el apartamento y atendiera a mi niño. Por obvias razones yo ya no iba a poder llevarlo al jardín ni recogerlo, cocinarle, etc. Así que llamé a la empleada de siempre, que trabajaba por horas, y le comenté la posibilidad de ampliarle el horario, argumentado que mi trabajo no me dejaba tiempo para nada. De inmediato aceptó por la subida de sueldo (que pagaría mi marido, claro).

De camino a la oficina me compré un paquete de tabaco rubio y un briquet, prendí uno y me dio un mareo tenaz... Pero después de los 5 primeros comprobé que me gustaba fumar. Mis compañeros de oficina se sorprendieron mucho al verme fumar; me preguntaron que qué hacía fumando y yo simplemente dije que era por el estrés laboral. A las seis de la tarde me fui al Instituto de Belleza que en realidad era un spa con todo. Me afilié (150.000 pesos mensuales). Les expliqué todo lo que tenían que hacerme: la depilación, la tintura y corte de pelo, las sesiones de Rayos UV y demás. Tengo que admitir que cuando estaba sin ropa en la depilación y en la sesión de rayos UV, estaba muy caliente...

Me mandaron a quitar la ropa interior para depilarme bien la cuca. Me abrí bien de piernas para que me cortaran primero con unas tijeritas los pelos púbicos, luego me aplicaron una crema bien suave con una brocha que me hacía cosquillas, y la depiladora empezó a pasar una máquina que iba despojándome de los pelitos. Al sentir las yemas de los dedos sobre mi ingle o en mis muslos, me sentí demasiado excitada. La niña continuaba con la maquinita hasta dejar mi vagina sin vello. Posteriormente mojó una toalla en agua tibia y la colocó entre mis muslos y encima del vientre. Me tuvo así unos minutos y luego trajo una toalla nueva, suave como el terciopelo. A continuación me seco y me echó una crema hidratante. Tuve un orgasmo, yo creo que ella se tuvo que dar cuenta porque me miró a la cara y se rió.

Al salir del spa me fui directo a una droguería a comprar los medicamentos para el tratamiento hormonal y la comida que me había mandado Diego para ganar peso: Queso alto en grasa, chocolates, pasteles, harinas para desayunar, leche condensada y otras cosas más como whisky, ginebra, y cerveza. No me quedo tiempo para comprar ropa, así que lo dejé para el día siguiente. Cuando llegué al apartamento, como a las 10 de la noche, el niño casi que ni me conoce.... Ni hablar de mi marido Sebastián, que estaba histérico por llegar tan tarde; no obstante, se calmó cuando le dije que me había puesto linda para él. Se quedó como una piedra cuando prendí un cigarrillo y abrí una cerveza en lata... Le tuve que explicar que llevaba fumando un año en el trabajo y que ahora iba a necesitar fumarme un cigarrillo todas las noches para relajarme debido al estrés.

Al día siguiente, empecé la dieta y el tratamiento hormonal; también me cambié de banco a uno por Internet, para que Diego controlara mis gastos. Al mediodía, en hora de almuerzo, fui a Comcel a comprarme un celular más moderno y luego a buscar. Por la tarde me fui a un concesionario de Volkswagen y saqué un Escarabajo Concept modelo 2003. De ahí me fui al spa a darme otra sesión de Rayos UV, y empecé a integrarme con las mujeres que iban allí, todas bastante superficiales y adineradas. Aprendí a perder el pudor de quedarme sin ropa delante de otras mujeres, que por cierto me alabaron el depilado de mi cuca, que había quedado como la de una nena de 4 años.

Otra vez volví a llegar a casa pasadas las 10 P.M.... Sebastián me echó otra cantaleta al tiempo que quedó sorprendido por el vestuario y el bronceado que empezaba a tener. Estuve de buenas que lo pude calmar en la cama con una buena mamada, de hecho nunca se la había chupado! Y por lo arrecho que se puso al verme la cuca depilada, me comió dentro de sus limitaciones como nunca, aunque lo obligué a usar condón, pues lo que menos quería era otro hijo. Al día siguiente, un viernes, caída la tarde llamé a mi marido y le dije que había tenido una hemorragia vaginal, así que me iba a la clínica donde el ginecólogo a que me hicieran un chequeo. Me hospitalizaron y el sábado Diego me operó haciéndome la ligadura de trompas. Después de la cirugía, mi ginecólogo se reunió con Sebastián y le contó que mi problema habían sido unos quistes en los ovarios y que me los había tenido que quitar. Créame que yo sé lo duro que es, pero a partir de ahora no van a poder tener más hijos.

HISTORIA DE UNA ESPOSA EJEMPLAR Por: Paulina ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora