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TN

Marcaba su mandíbula y apretaba los puños con los ojos más ennegrecidos que vi jamás.

—Te acostaste con ella —dije entre dientes y con dolor.

—Y tú también lo has hecho ahora aún diciendo que no querías.

Me reí sin ganas y dolida.

—Vete a la mierda —le dije y me levanté para vestirme y acabar cuanto antes con el error que había cometido.

—TN —me llamó con mi nombre.

Me volteé cuando me estaba poniendo las bragas y me repasó. Me miró con rabia y lujuria. Mi cuerpo no acompañó a mi mente, deseaba más del hombre que me comía con los ojos.

—No me acuerdo —soltó alterado— ya te lo dije varias veces. Maldita sea, no sé cómo ocurrió.

Respiró con profundidad, sus ojos transmitían dolor y rabia, y se veía tan sexi que me creaba inseguridad. Siempre me la creó. Era bello, era él. Mi Kookie.

—Quiero que volvamos —dijo con voz rasposa.

No tuvo piedad conmigo.

No podía volver con él aunque quisiera, aunque lo deseara y aunque estuviese muriendo por dentro. No hasta que entendiese que me hizo daño con su comportamiento. Tenía que volver a ser el chico tierno y sensible que conocí para poder plantearme la posibilidad de entrar en su vida y amarlo. Y que me amase a mí también.

—¿Qué me dices? Démonos otra oportunidad.

—¿La oportunidad de qué?

—De amarnos de nuevo. De vivir la vida juntos hasta que uno de nosotros muera.

Me puse el sujetador sonriendo de mala gana y quitando mi vista de su pecho desnudo.

—No puedo, ella siempre estará ahí entre nosotros.

—Joder...ella está muerta. No la nombres más —casi gritó. Se veía desesperado.

—Ok, pero...¿Y ahora? —salí de mi lugar y lo encaré, me puse delante suya con mi cara en alto—. ¿Crees que no sé que por las noches sales sin control? —me miró mal.

—Ya te he dicho que no he hecho nada malo —volvió a alzar la voz enfadado. Se acercó a mí como si me quisiera intimidar.

—Pues por ahí dicen que estás siempre rodeado de mujeres, ¿vas a ser un cobarde y me lo vas a negar? —como pude paré el nudo que se me formó en el estómago y las lágrimas que venían detrás. Era por los malditos celos atroces que me engullían y no me dejaban respirar.

Cogió su pelo y lo atrapó fuerte con su mano. Se separó maldiciendo.

Se movió inquieto por la habitación. Y medio desnudo. Los dos en realidad estábamos igual.

—La gente dice...la gente dice...¡ya estoy hasta las pelotas que digan de mí cosas que no son!

—Pues mira como de mí no dicen nada —empecé a buscar mi ropa de nuevo, tenia que vestirme, había sido un error todo lo vivido. Cuanto antes terminase nuestra conversación, mejor para los dos.

Cada uno a lo suyo, y todo arreglado. Haber estado en esta situación nos había hecho retroceder peligrosamente.

Pero no le gustaba perder, nunca le gustó. Sabía que esa parte es la que lo empujó a dar la cara con Sunny. Si no se hubiera hecho cargo del niño se habría considerado así mismo, un perdedor.

Así que no pudo callar.

—Tal vez empiecen pronto a hablar de tí y de ese gilipollas, si no se hace cargo como es debido de la situación en la que estáis.

Esposo Insensible ( JK & TN )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora