𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐅𝐈𝐅𝐓𝐄𝐄𝐍: 𝐌É𝐓𝐀𝐌𝐎𝐑𝐏𝐇𝐎𝐒𝐄

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CW: Menciones de consumo de sangre.





10:30 A.M



Drácula estaba encerrado en una cámara de cristal. Dio vueltas por el pequeño espacio, pensando que era una jaula muy elegante, pero, al final, seguía siendo una jaula y seguía estando ahí en contra de su voluntad. El lujo no cambiaba nada, ni siquiera le hacía sentir más cómodo. Tocó el grueso cristal con una puntiaguda uña que luego arrastró sobre la superficie, creando un chirrido molesto y dejando una marca. Suspiró, frustrado. No había salido de un infierno cuando ya había entrado a otro. ¿Faltaban otros siete más por bajar? —. ¿Por qué? —Preguntó al guardia que le custodiaba, aunque este en realidad no respondió. La criatura apuntó al inodoro blanco dentro de su confinamiento—. ¿Me escuchas? ¿Por qué en el mundo está esto aquí? Soy un vampiro, no necesito esto.

Un día había pasado desde su llegada a ese lugar. Un asqueroso, tedioso día. Zoe hizo su espectacular entrada con todo y bata blanca de doctora junto a una gran selección de jeringas y tubos de ensayo—. Buenos días, Conde. El sol ya salió. ¿Estás cómodo?

—Tengo un inodoro. Eso es mucho más de lo alguien sin recursos podía conseguir en mil ochocientos noventa y siete así que, sí, es algo. También me dieron esto —respondió, tomando una tablet del pequeño escritorio negro que también estaba ahí dentro, solicitando una explicación.

La mujer se encogió de hombros, sosteniendo la bandeja en cada mano como si le llevase el desayuno—. Es entretenimiento. Tanto tiempo aquí sin nada qué hacer te hubiese vuelto loco. Ahí tienes cada uno de los libros que fueron escritos mientras dormías. Aunque no recomendaría Twilight-

—No necesito libros, Zoe. Necesito saber en dónde está mi esposa. Dijiste que me llevarías hasta ella. ¿Dónde está? —Cuestionó, mirando a su alrededor, sin posibilidad de encontrar alguna salida. Su prisión de cristal giraba en contra de las manecillas del reloj, dejando entrar la luz solar a través de un elegante sistema de espejos que estaba en el techo. Tenía solo una pequeña esquina de sombra y Zoe toda la ventaja.

—Todo a su debido tiempo. Está pasando un rato muy apacible. Creo que no tardará en despertar —explicó con sencillez, dejando la bandeja con agujas sobre el previamente mencionado escritorio, observando el reloj en su muñeca izquierda—. Síp. No tardará mucho ya. Intentó hacerse pasar por una doctora y le creí por más tiempo del que me gustaría admitir. Te ruego no te agobies, está bien. El sedativo no fue nada fuerte. Ahora, necesito que subas la manga de tu camisa. Tendré que extraerte sangre. Si intentas algo, mi compañero girará esta prisión y el sol te hará cenizas. ¿Entiendes?

— ¿Sedaste a mi esposa? —El vampiro respondió con una pregunta, incrédulo ante el comentario de Zoe.

—Si lo dices así suena mucho más malvado de lo que en realidad fue —la castaña respondió, preparando una aguja y esterilizando la punta con alcohol—. Pero sí, sí lo hice.

—Si le haces daño. Si tocas, aunque sea uno solo de sus cabellos-

—Oh, relájate. Solo necesito hacerle unas preguntas, no voy a lastimarle.

Drácula ciertamente no confiaba en la palabra de una Van Helsing, sin embargo, bien sabía que estaba en desventaja, atrapado en esa cámara de cristal, resguardado en contra de su voluntad dentro de esa fundación y que necesitaba mantener la compostura, observar con cuidado sus cartas antes de dar el golpe—. Así que, en este tiempo eres doctora. Aunque, si soy honesto, me gustaba más cuando eras una monja. Dime, ¿dónde está mi hija?

𝐈𝐍𝐒𝐎𝐋𝐈𝐓𝐄 | 𝐁𝐁𝐂 𝐃𝐑𝐀𝐂𝐔𝐋𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora