𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐄𝐈𝐆𝐇𝐓𝐄𝐄𝐍: 𝐈𝐍𝐓𝐄𝐌𝐏𝐎𝐑𝐄𝐋

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CW: Menciones de enfermedad, sangre, consumo de sangre, manipulación mental, muerte.




8:30 PM



Cuando se ponía a pensar en el tema, abría una puerta que debería permanecer cerrada. Le causaba un hartazgo profundo, una ira que crecía desde la parte baja del estómago y que subía por la garganta hasta convertirse en un hilo de maldiciones pronunciadas por una boca llena de bilis, de frustración y desesperación por lo impotente que se sentía al no poder hacer nada contra la situación en la que se encontraba viviendo. Había sentido odio por muy pocas cosas en su vida, pero, el odio que sentía en ese momento era tan palpable y tangible que le asustaba pensar que tanta furia pudiese caber en una persona. Apretó los dientes, escuchando el rechinar de las muelas superiores e inferiores al frotarse una contra otra. El pecho lo tenía encendido con metafórico fuego.

—Mamounette* —una voz susurró, aunque no podía escuchar bien a través del intenso malestar que le carcomía por dentro, generándole un profundo asco y temor—, ¡mamá! Estás haciendo jirones la carne —Tabitha puso su mano izquierda sobre la mano derecha de Renai, la cual sostenía un gran y afilado cuchillo de metal y que cortaba la carne roja en cubos. Aunque, llegados a ese punto, más que cubos eran julianas casi sin forma. Su hija le quitó el cuchillo, dejando el mismo a un lado, sobre el counter. Tomó la tabla de madera entre ambas manos, empujando la carne hacia el sartén ardiente, donde el aceite comenzó a chisporrotear—. ¿Está todo bien?

La casa había sido adornada con tulipanes amarillos en diferentes lugares y el aroma de los mismos impregnaba el lugar, Tabitha pudo olerlo al segundo de haber cruzado la puerta. Sus padres habían organizado una cena para celebrar su nuevo puesto de trabajo y su esperada visita. A pesar de que los vampiros no tuviesen una necesidad de comer, ella, por ser mitad humana, necesitaba una buena alimentación, así que era la excusa perfecta para usar la cocina.

Sin embargo, de vuelta al misterio principal, Renai asintió, colocando los mechones rubios de cabello detrás de ambos oídos. Luego puso ambas manos sobre su delgada cintura; llevaba unos jeans altos y claros, una sencilla camiseta interior blanca y un largo blazer azul marino con tres botones negros al borde de las solapas que probablemente le pertenecía a Drácula por el tamaño y la forma oversized en la que le quedaba a Renai—. Siempre preocupándote, cariño —le ofreció una pequeña sonrisa—. Solo estoy cansada, demasiado trabajo.

Tabitha usaba una pala de madera para mover los pedazos rojizos de carne dentro de la sartén una vez que veía secciones de los mismos tornándose cafés gracias a la rápida cocción; sabía que su madre no decía la verdad. Le conocía perfectamente, aunque no tan bien como su padre lo hacía—. ¿Estás segura? —No deseaba entrometerse demasiado, último que buscaba era una pelea a pesar de no poder ignorar el peculiar estado de ánimo de Renai.

El cabello de la rubia caía en naturales ondas, pasando sus hombros—. Claro que sí, ¿por qué no lo estaría? Aunque me vendrían bien unas vacaciones para olvidarme del estrés.

—Vaya que nos vendrían bien unas vacaciones. Quizá a algún lugar soleado —Drácula bromeó, haciendo un súbito acto de presencia; siempre que su hija le visitaba estaba más contento de lo usual, más emocionado. Besó la mejilla de Renai y subió el brazo a los gabinetes altos de la cocina, abriendo las puertas y sacando vasos de cristal—. William estaba contándome la más divertida e interesante de las anécdotas sobre cómo casi terminan robándose una costosa pintura del museo donde trabaja.

𝐈𝐍𝐒𝐎𝐋𝐈𝐓𝐄 | 𝐁𝐁𝐂 𝐃𝐑𝐀𝐂𝐔𝐋𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora