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— ¿Me amas? — sonrió.

— Te amo Jesús, te amo como no se debería amar alguien, me haces tanto mal, que viniendo de ti no me importa — mañana no se acordará de esto y eso me pone triste.

Me separé lentamente de él, camine apagar el radio, desconecte su teléfono y se lo entregue.

— Te dije que te fueras, pero estas muy borracho, no me perdonaría si algo te llegara a pasar — camine a mi habitación — arreglaré la cama para que duermas.

No dijo nada, saque lo necesario para mí, hoy dormiría en la habitación de mi amiga, arregle la cama y regrese a dónde él estaba.

— Bien Canelo, levántate — se había acostado en el sillón, con dificultad llegamos al borde de la cama, parecía un muñeco ni siquiera se movía, le quite sus tenis, dude en quitarle su ropa, pues a el siempre le a gustado dormir solo en bóxer, bueno que más da, como si no hubiera visto esto antes.

Le quite con cuidado su playera, le ayude a recostarse, tenía su mirada perdida en el techo, desabroché el botón de su pantalón y lo baje con cuidado, deje todo aun lado del buró, lo arrope con mi sabana. Apague la luz, estaba por cerrar la puerta cuando volvió hablar.

— No te vallas, quédate conmigo — no contesté, cerré los ojos apretando mis nudillos — por favor.

No dije nada, me adentre de nuevo a la habitación, me quite los zapatos y me recosté a un lado de él, se giró quedando frente a mi, acaricio mi mejilla.

— No mereces todo lo que te hice, soy un pendejo — sus ojos se humedecieron al igual que los míos.

— Ya no digas nada, solo duérmete, mañana hablamos, cuando se te baje la borrachera — sonreí.

— segura que lo haremos — asentí — no te irás.

— No, aquí estaré, contigo — sonrió me arropó con la misma sabana que tenía.

Cerro los ojos, y ahí me quedé yo admirando lo perfecto que es, acaricie su suave cabello, dormía tan tranquilamente, quien lo viera, negaría que está borracho, lo observé por varios minutos más, estaba por quedarme dormida, cuando el sonido de su teléfono me hizo sobresaltar, me levanté en busca de este, ví la luz que provenía de su pantalón, lo saqué de su bolsillo, era una llamada de su amada novia, obviamente no contestaría.

Si, dile que su amado novio está en tu cama semidesnudo.

Obvio no, deje el teléfono sobre el buró, me volví a recostar, le di una última mirada a ese chico que me hace mal pero a la vez amo tanto; sin saber más nada quedé profundamente dormida.






•••





El sonido de su teléfono me hizo despertar, talle mis ojos y me levanté, apague su teléfono, de una vez para que ya no esté molestando, saque ropa de mi armario y camine al baño, él seguí ahí dormido, podía haber un terremoto y el no se levantaría.

Me bañé, ahí mismo me vestí, salí del baño, aún dormido, suspiré y fui a preparar algo para desayunar; chilaquiles verdes, y un buen café, perfecta combinación.

Escuché la regadera, ahora que ya despertó y no está borracho me es más difícil mirarlo.

Pero traerá una cruda de mil demonios.

Me senté a desayunar, cada segundo que pasaba mis nervios aumentaban, estaba por terminar mis deliciosos chilaquiles cuando apareció en el marco de la puerta, con su cabello húmedo aún sin peinar, pequeñas gotas de agua caían en su rostro, cosa que lo hacía verse más atractivo.

— Buenos días — saludo — veo que desayunaste sin mi.

Queeee!!


— Si em, pensé que no despertarás temprano — deje el plato sobre el fregadero — hize chilaquiles verdes, y café, no se si gustes.

— El café no estaría mal, me siento de la chingada — asentí, se sentó le pase la taza con café.

En silencio tomo su café, No sabía que más hacer, tenerlo aquí es demasiado, no poder besarlo, no poder abrazarlo, no poder decirle sobre lo que hicimos en días, simplemente incómodo.

— Sobre lo de ayer — comenzó hablar — una disculpa, nunca había tomado tanto — me miró apenado.

— Descuida, lo sé, tu no eres de tomar así — hice una mueca.

— Pero esque verlos juntos, me pone mal, no se por que chingados sales con el.

Y aquí vamos de nuevo.

— No tiene por qué afectarte con quién salga — bufé, este tema me enoja.

— Tu siempre serás mía Joselin, nadie más puede estar en tu vida — se levantó de la silla, se acercó a mi tomando mis manos — nadie que no sea yo.

— Que masoquista eres — me quite de su lado — no quieres que esté con alguien, pero tú si puedes estar con quién se te plazca, es algo que no nos debe importa ambos, tu y yo no somos nada, cuando terminaste nuestra relación, dijiste que nunca volvería a saber de tí — dije lo último en un susurro.

— Se lo que dije, y me retracto de eso no sab....

— Demasiado tarde Jesús — lo interrumpí — no voy a negar que llegue a pensar, que tal vez alguna vez tu y yo pudiéramos volver, hacer lo que fuimos, una pareja feliz.

— No se si eso se pueda nuevamente — bajo la mirada.

— Ya se que no, por qué ahora estás con ella, a la que según tu amas demasiado, si la buscaste a ella fue por algo — suspiré — me dejaste muy en claro que fue por qué, querías salir de la rutina de siempre, ella te dió lo que yo no? Dime, que es lo que hizo para tenerte a sus pies.


— Ella está embarazada...

Abrí mis ojos sorprendida, rápido mis lágrimas se hicieron presentes, ahora sí todo esto está perdido.

Lo perdimos para siempre.





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Holissss ✨🤗

Que tal el Yisus :'(

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Nos leemos pronto ❤️

-MoniZuñiga ❤️




𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐒𝐭𝐚𝐫𝐭 𝐍𝐨𝐰 || 𝑱𝒆𝒔𝒖𝒔 𝒂́𝒏𝒈𝒖𝒍𝒐 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora