Katsuki quiere que Izuku sea su Alfa, pero tal vez el contrario no lo quiera debido a su pasado junto al rubio, y porque tiene un sueño que cumplir.
Aunque puede que todo eso cambie debido a un quirk.
-DekuBaku
-Omegaverse
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Decir que Izuku Midoriya no estaba parado frente a una tienda de puros chocolates, sería una vil y gran mentira. Dudó por cuarta vez en sí entrar o no a la pequeña, pero bien decorada, tienda. Resignado, y con una sola persona en mente, entró a la tiendita.
— Me preguntó qué hago aquí, estúpidos sentimientos que creía muertos — inspeccionó de arriba a abajo los tipos de chocolates que había en la tienda. Había de todo tipo, pero el venía por unos en específico.
— Disculpe... ¿Tiene chocolates picantes?.
X: Claro que tenemos. Tenemos unos que son baratos, son levemente picante —. Sacó del mostrador una pequeña caja de color rojo intenso — también tenemos unos más caros, amargos y picosos. ¿No sabe si su pareja tiene unos es específico que le gusten?.
— ¿Mi pareja?, oh no... Es para un... Un compañero — susurro apenado.
X: Lo siento, usualmente vienen por eso. Bueno... Tengo estos y más, pero los otros no son tan picantes.
— Entonces llevaré estos — apuntó la caja más grande y de color guindo. La joven mujer asintió con una sonrisa.
X: Gracias por su compra.
— S-si... — Izuku salió lo más rápido que pudo de la tienda. Comprar era lo más difícil del mundo — espero que a Kacchan le gusten, al menos ahora la tía Mitsuki no estará vigilando que come.
[...]
— ¿Chocolates?, ¿Para Katsuki? — preguntó dudoso el rubio eléctrico.
— Vamos, Kaminari-kun — se quejo — ocurrió un problema y no puedo dárselos, y si los dejo en la heladera estoy seguro que alguien se los comerá, créeme.
— O sea, no hay problema. Pero... ¿Por Qué yo? — agarró la caja, y la inspeccionó.
— Eres el único al que no intenta matar, y que tampoco me quiere matar — desvía la mirada — ya sabes... Tu grupito me quiere muerto, bien muerto.
— Bien, bien, aceptaré llevar los chocolates a Kats, pero —sonríe con malicia — me deberás un favor.
— Bien, bien, te debo un favor. Ahora me voy — con todas sus fuerzas corrió ya que se le hacia tarde. Denki lo miro confundió y extrañado, con un único pensamiento:
