Blue Haired Girl || Sonia Gómez || Sweet California

Recordando el pasado

-ElenaPOV-

Odio los lunes.

Mucho. Los domingos están tan cerca y a la vez tan lejos de un lunes que duele.

Llegué al instituto pensando en lo mucho que odiaba los lunes. La noche anterior casi no pude dormir porque mi hermana estaba de los nervios por no se que de un viaje con Laura a no se donde bla bla bla, en resumen, cosas que no me interesan. Llegué a mi clase y al sentarme en mi sitio cerré los ojos para descansar unos minutos antes de que empezara la clase, pero creo que la suerte no estaba de mi parte, porque unos segundos después, Ashley llegó, me arrastró hacia la puerta y me sacó de clase.

—Ashley, ¿qué demonios? —dije.
—Tienes que ver esto, han acorralado a alguien en las taquillas, no tengo ni idea de quien es, hay demasiada gente.
—Espera, ¿en serio quieres participar en la humillación de un pobre chaval?
—No, por supuesto que no. Solo quiero ver como acaba la cosa.

Ashley me arrastró sin dejarme decir alguna palabra así que simplemente me deje llevar por ella, igualmente acabaría convenciéndome. Llegamos donde había un montón de gente agrupada y pudimos colarnos un poco más adelante.

—Sigo sin ver quien es —dijo Ash.
—Así que al final te fuiste de casa porque no te aceptaban, aww pobrecita, jajajaja —dijo uno de los chavales que estaban golpeando a aquella chica que no podíamos ver— Deja de llorar ya niñata, nos vamos. Inútil...

La gente se fue yendo, incluso Ashley se fue. Yo quería saber a quien estaban diciéndole esas cosas así que me quedé hasta que toda la gente se fue y pude ver a una chica, que conocía perfectamente, sentada en el suelo abrazando sus piernas.

—S-sonia...

Al parecer no me escuchó, estaba llorando demasiado como para poder hacerlo. Me acerqué a ella para ayudarla, no podía ni quería verla así, tan indefensa. Juré que pagarían por esto.

—Sonia, vamos, te ayudaré.
—Por favor, déjame en paz, por favor, para ya.

Estaba tan asustada que ni sabía quien era, no paraba de temblar.

—Sonia, tranquila, soy yo. No te voy a hacer nada malo.
—¿E-elena?
—Sí, tranquila, ya estoy aquí.

Al decir mi nombre, ella levantó la cabeza y pude ver lo que le habían hecho. Tenia las mejillas rojas, le sangraba el labio y lloraba mucho. Me abrazó al instante pero seguimos sentadas. Dejé que llorara mientras escondía su cara en mi cuello y me apretaba fuerte. No me importaba que me hiciera daño, lo único en lo que pensaba en ese momento era en que tenía que proteger a Sonia.

Al cabo de unos minutos, Sonia se relajó y decidí preguntarle que había pasado exactamente.

—¿Estás mejor? —pregunté, ella asintió como respuesta— ¿Porqué te han hecho esto?
—N-no lo se, yo solo estaba aquí y ellos vinieron y, y...
—Tranquila.
—Empezaron a empujarme y solo decían que era una inútil.
—No te pongas nerviosa, llamaré a Tara para que te lleve a casa.
—Tengo coche.
—No voy a dejar que conduzcas así, vamos al baño a llamar, anda.

Después de eso, una vez que Tara se llevó a Sonia a su casa, esperé a que acabara la clase para ir a la siguiente, pero antes quise buscar a aquel imbécil que le había hecho eso a la peliazul.
Le vi con unos amigos hablando en las taquillas y me acerqué a él.

—Eh, tú. Hijo de p*ta.
—¿Me hablas a mí? ¿Quién coño eres? —dijo.
—Claro que te hablo a ti, idiota. ¿Me explicas porqué le has hecho eso a mi nov-amiga? —pregunté, casi meto la pata.
—¿A la de los pelos azules? Bah, a esa la conozco yo de hace tiempo macho, ¿no ves lo patética que es? No ha cambiado nada —dijo riéndose.
—¿Como que la conocías? —pregunté confundida.
—Pues que iba a mi instituto hace unos años, no hablaba con nadie —dijo—Hostia, ¿os acordáis? Era esa que no paraba de llorar cuando nos metíamos con ella.
—¿Te hace gracia? Es que encima tienes las narices de decir eso delante de mí, payaso. La próxima vez que intentes hacerle algo te arrepentirás, gilipollas.
—Ahora no se quién es más zorra, si ella o tú.