Papá

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-SoniaPOV-

Dolor es lo único que sentí al abrir los ojos. Intenté llevarme las manos a la cabeza pero algo me lo impedía. Tardé unos segundos en observar el lugar en el que me encontraba, estaba en el hotel, pero no en mi habitación. Intenté levantarme de la silla en la que estaba pero por culpa del dolor en casi todo mi cuerpo a penas podía moverme. Mi manos estaban atadas en la espalda, así que por ese motivo no podía utilizar mis brazos. Lo último que recordaba era que estaba caminando hacia la estación de metro para volver al hotel, con las chicas, nada más. Volví a intentar levantarme de la silla, esta vez con éxito, aunque al ponerme en pie y dar un paso hacia delante, caí al suelo, estaba muy débil.

—Joder.

Aún en el suelo, las lágrimas empezaron a salir y no pude retenerlas, ni si quiera lo intenté, casi no me di cuenta del ruido de la puerta abriéndose.
Escuché unos pasos que venían hacia mí, unos segundos después alguien me levantó del suelo y volvió a sentarme en la silla, una vez sentada, pude ver a mi hermano.

—¿Qué tal?
—David, ¿qué me has hecho? —pregunté, ignorándole— No tiene gracia.
—¿Te duele? Creo que ayer, mientras te traía a la habitación, tropecé y te caíste por las escaleras —una sonrisa apareció en su rostro mientras cruzaba los brazos.
—¿Porqué estoy aquí? ¿Qué cojones queréis de mi? —comencé a llorar de nuevo.
—Eh —levantó mi cabeza— Todo esto, te lo mereces.
—Por favor, dime que queréis —continuaba llorando, en esos momentos, lo único que quería era desaparecer.
—Desde que mamá murió, papá siempre me vio como el futuro de la familia, cuando te fuiste de casa, cuando me abandonaste, lo pagó todo conmigo, todo es tu culpa, ahora te toca a ti sufrir lo que sufrí yo.
—No aguantaba más estar allí, si no me hubiera ido probablemente me hubiera matado —elevé mi voz.
—¿Crees que a papá le importa? El solo piensa que todas nuestras desgracias son tu culpa y quiere hacértelo pagar, yo le estoy ayudando.

Acto seguido me agarró del brazo, levantándome de la silla, se puso detrás de mi y unos segundos después noté como lo que sea que estuviera atando mis manos ya no estaba.

—Vamos a salir tranquilamente de aquí y no vas a llamar la atención, ¿entendido? —dijo mi hermano.
—S-sí.

Abrió la puerta y salió, llevándome con él. Cuando llegamos a la salida del hotel, paró a hablar con la recepcionista, informándole que no iba a pasar más días ahí, mi hermanó entregó la tarjeta de la habitación y salimos a la calle, donde había un taxi en el que entramos. No dejaba de temblar, tal vez por la presencia de mi hermano, o tal vez porque era inevitable el hecho de que me llevaría con mi padre para hacerme la vida imposible.
Minutos después, el taxi paró y bajamos, mi hermanó pagó y pude ver que estábamos en el aeropuerto, me quedé observándolo.

—Muévete —David volvió a tirarme del brazo hacia él.

Era obvio que todo esto estaba planeado, David me dio un billete de avión y mi pasaporte que tenía que utilizar. Caminamos un buen rato y pasamos todo lo que teníamos que pasar para llegar al avión.
Mientras esperábamos a que todo el mundo subiera para despegar, mi hermano ojeaba una revista y yo solo miraba por la ventanilla, asustada, hasta que noté algo moverse en el bolsillo de mi pantalón. Mi móvil. Con cuidado, llevé mi mano hasta él y lo saqué, lentamente, Elena me estaba llamando. Colgué y abrí whatsapp, escribí un mensaje rápido, simplemente decía 'ayúdame', pulsé enviar y la mano de mi hermano apareció quitándome el móvil.

—Mierda —susurró al mirar que el mensaje había sido recibido.

No sabía si estar algo aliviada por el hecho de que había podido mandar ese mensaje o aún más asustada por el mismo motivo. Mi hermano apagó el teléfono y lo guardó en su chaqueta.

—Disfruta del viaje hermanita, comentaremos esto con papá cuando lleguemos —abrochó su cinturón y se colocó en el asiento.

Yo hice lo mismo y, una vez más, comencé a llorar en silencio, mirando por la ventanilla como cada vez nos íbamos alejando más del suelo.

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Aterrizamos. No era capaz de moverme en ese momento, mi hermano tiró de mi una vez más para llevarme con él. Bajamos del avión, todo iba demasiado rápido, en un abrir y cerrar de ojos ya salíamos del aeropuerto de Madrid, mis ojos probablemente estaban rojos de tanto llorar. Hacía frío, a pesar de llevar abrigo, notaba el aire frío en mi cara, que estaba mojada por las lagrimas. Aún me dolía todo el cuerpo, a cada paso el dolor aumentaba, y que mi hermano tirara de mi durante todo el camino lo empeoraba, ya casi no sentía el brazo. Mi hermano paró, haciéndome parar a mi también, delante de un coche negro, el de mi padre. El sonido de la puerta abrirse hizo que mis piernas temblaran más de lo que ya lo estaban haciendo. Unos pasos se acercaban, yo mantenía los ojos cerrados, pensando que todo era una pesadilla y que despertaría junto a Elena, que me abrazaría para calmarme.
Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando escuché una voz grave y fría.

—Bien hecho David, ve al coche —ordenó— Hola, Sonia.
—Papá.

Abrí los ojos y allí estaba, el mismo hombre que me destrozó la vida una vez y que había vuelto para hacerlo de nuevo.

Blue Haired Girl || Sonia Gómez || Sweet CaliforniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora