Supongo

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*Días después*

Elena pasando cada minuto pensando que no volverá a escuchar la voz o ver a su preciosa peliazul, Sonia aguantando las órdenes de su padre día tras día sin poder salir de casa, Alba arrepintiéndose cada vez más de haberle contado lo que sentía a su mejor amiga y Rocío encerrada en su habitación tratando de procesar todo lo que ha pasado. Normalmente la Navidad es significado de alegría, fiesta, familia, regalos, música... Para las chicas ahora es todo lo contrario, sobretodo para Elena, le han arrebatado lo que, probablemente, más quería en el mundo y ahora no sabe como recuperarlo, ni si quiera lo ve una opción. Alba y Rocío no han hablado ni una palabra desde que se fueron de Nueva York y ambas lo están pasando fatal, una no puede vivir sin la otra y la situación las está matando.
La mañana del 25 de Diciembre la pasan encerradas en sus habitaciones, no comen al mediodía, tampoco celebran la típica cena por la noche y así es como van pasando los días hasta que llega el 31 y se ven obligadas a pasar al menos un tiempo con su familia en esa fecha tan señalada. Ese mismo día, por la mañana, después de pasar un buen rato bajo el agua caliente de la ducha, la pelirrosa se arregló un poco dispuesta a dar un paseo por las frías calles de Madrid y así despejarse un poco, lo que no sabía es que, no muy lejos de ella, su mejor amiga había decidido hacer lo mismo.

-AlbaPOV-

—¿Alba?

Iba caminando tranquila, sin tener pensado un destino, intentando olvidar todo por unos minutos y fue tal y como yo pensé; imposible. Llevaba un buen rato de camino cuando escuché la voz de Rocío detrás de mi, giré mi cuerpo y casi inmediatamente después de hacerlo sentí sus brazos rodearme. Tardé unos segundos en reaccionar pero la abracé de vuelta y cerré los ojos como intentando parar el tiempo para quedarme así el resto de mi vida. Nos separamos lentamente, aunque no del todo, sus brazos aún seguían rodeando mi espalda y mis manos estaban en sus hombros.

—Te he echado de menos Alba, no sabes cuanto —varias lágrimas cayeron por sus mejillas, puse mis manos en su cara y, utilizando los pulgares, las hice desaparecer de su rostro.
—No llores, yo también te he echado de menos.
—Pasar todos estos días sin ti me ha hecho pensar mucho —cerró los ojos y suspiró— Y me he dado cuenta de una cosa.
—Puedes contármelo, pero vamos a un sitio más caliente —sugerí.
—No, Alba, si me das más tiempo probablemente decida no contártelo, así que quiero hacerlo ya, aquí, no me importa.
—Adelante entonces —puso sus manos en mis hombros, yo mantuve las mías en su cara.
—Te quiero —dijo, después de unos segundos de silencio.
—Sabes muy bien que yo también te...
—No, te quiero, te quiero, para mí y para nadie más, Alba —interrumpió— Me arrepiento de todas las veces que he dicho que quiero un chico que sepa hacerme feliz, que me quiera de todas las maneras y que me apoye en todo lo posible sin darme cuenta de que todo eso encaja perfectamente contigo y que eres la persona que mas feliz me hace, lo siento.
—Entonces, ¿dices que sientes por mi lo mismo que yo siento por ti?

No me respondió con palabras, simplemente me acercó más a ella y en cuestión de segundos sentí sus labios sobre los míos, dándome un beso y haciéndome sentir mil cosas en ese momento.

—¿Responde eso a tu pregunta? —sonrió al separarse, asentí y volví a unir nuestros labios.

Supongo que esto es lo que llaman milagro de navidad.

-ElenaPOV-

—Por favor Elena, tienes que estar bien al menos hoy, a mamá no le gusta verte así —escuché la voz de mi hermana detrás de la puerta.
—No puedo, Tara, no puedo estar feliz pensando lo que puede estar pasando Sonia ahora mismo —la puerta se abrió y ella entró dentro, sentándose en la cama.
—Se supone que no podía decírtelo —suspiró— pero mamá y papá han hablado con la policía.
—¿Se lo has contado?
—Claro, Elena, queremos que seas feliz —sonrió.
—¿Y que van a hacer?
—No mucho, de momento van a intentar buscar el lugar donde viven, pero como solo hemos podido darle los datos de Sonia y el nombre de su hermano, realmente no se cuanto puede tardar.
—Muchas gracias por intentar ayudarme —la abracé— Voy a ducharme y cenaré con vosotros.
—Te esperamos, tómate el tiempo que quieras —dio un beso en mi frente y salió de mi habitación.

Lentamente salí de la cama y fui hacia mi armario, cogí ropa limpia y fui a darme una buena ducha. Al acabar, me sequé, me vestí y me senté en la cama mirando a cualquier punto de mi habitación. Varios minutos pasaron y la puerta de mi habitación se abrió, dejando ver a una Tara sonriente.

—¿Qué ha pasado? —pregunté.
—Nos acaban de avisar de que ya saben la dirección, van hacía allí.
—¿En serio? —me levanté de un salto y abracé a mi hermana lo más fuerte que pude, ella me apartó riendo.
—Deja esa fuerza para la peliazul, la vas a ver muy pronto.

*horas después*

Estaba realmente nerviosa, faltaba muy poco para que llegara el 1 de Enero pero yo solo podía pensar en Sonia y en lo mucho que me gustaría que estuviera aquí en este momento conmigo. De repente, sonó el móvil de mi padre en el sofá y la animada conversación que estaban teniendo fue interrumpida. Mi hermana se levantó a cogerlo y se lo dio a mi padre que atendió la llamada.

—¿Si?... Sí, soy yo... Claro... No, no se preocupen, no es molestia... En seguida —y colgó.
—¿Quien era? —habló mi madre.
—La policía, han detenido al padre de la chiquilla y quieren que vayamos a por ella.

Me levanté rápidamente de la mesa y fui a por mi abrigo, volví bajando las escaleras mientras me lo ponía y les decía a Tara y a mis padres que se dieran prisa. Me imitaron y en pocos minutos estábamos en el coche de camino a la comisaría donde me esperaba Sonia. Mis nervios aumentaron.
Llegamos y al bajar del coche fui directamente a donde se encontraba. Cuando la vi, estaba sentada y llevaba una sudadera negra. Me acerqué a ella y al verme vino hacia mi, abrí los brazos para abrazarla, pero ella puso sus manos en mi cara, me atrajo hacia ella y unió nuestros labios. Al separarnos pude ver sus ojos hinchados y rojos, probablemente de llorar, y marcas de golpes.

—Estoy aquí Sonia, estoy contigo —dije, abrazándola.
—Lo he pasado muy mal Elena —escondió su cara en mi cuello.
—Lo se, yo también lo he pasado mal sin ti, pero ya estás conmigo y no voy a dejarte sola, ¿vale?
—Te quiero.
—Y yo a ti, Sonia.

Supongo que esto es lo que llaman milagro de navidad.

Fin

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Blue Haired Girl || Sonia Gómez || Sweet CaliforniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora