Capítulo 8

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—Hablame de tu abuela; Isabel tercera—A los momentos no pudo evitar soltar un gruñido mientras enterraba la cara en la almohada.

Las manos de Jauregui presionaron sus hombros fuertemente pasando la línea de satisfacción al dolor. Habían pasado unos días desde el momento del trato, habían pasado unos días desde que compartieron su primer beso de ambas, el cual ya no se había vuelto a repetir. Sin embargo, los pedidos seguían, pedidos diarios, los cuales eran variados, había días en los cuales la ojiverde únicamente pedía abrazarla y llenarle de besos la cara, pasando de sus labios, había otros en donde la princesa le pedía prestada alguna de sus pertenencias, como ligas, pulseras, anillos. Y días como ese, en donde Lauren pedía peticiones más íntimas, aunque esa era la primera vez que la llegaba a tocar más a allá de la cintura y espalda con consentimiento. Y es que la morena no había podido negarse, la semana había estado llena de estrés ¿y que mejor que un masaje hecho por las manos celestiales de la realeza?, absolutamente nada.

—Camila, te hecho dicho varias veces desde que nos conocimos que no pertenezco a la familia real de Inglaterra, no soy inglesa—Refunfuñó apretando y estirando los dedos en el omóplato de la morena, donde un nudo tensó se encontraba.

—Ay Dios mío—Gimió ante el placer que sintió cuando el nudo fue disuelto, la ojiverde definitivamente tenía unas manos celestiales, si un comentario así hacía que la mujer verdes entusiasmará, o enojara, más y le quitara el estrés, seguiría haciéndolo—Entonces, odiadisima princesa de Eslovaquia—La broma nuevamente causó que las manos de Jauregui apretaran su piel desnuda en la parte de sus hombros, y un gemido salió amortiguado por la almohada.

—Tampoco de ahí—El gruñido de la ojiverde provocó una oleada de emociones en el cuerpo de la morena, quien su piel se erizó y sus puños apretaron las sábanas.

Si hubiera podido hubiera cruzado las piernas, pero no podía porque la princesa estaba sentada sobre su trasero, y no sabía si eso era de lo mejor, o de lo peor. Sin embargo, levantó levemente la vista para hacerle notar un detalle pero quedó callada cuando en la mirada de la ojiverde se robada la molestia, además del tic que empezaba a formarse en su mejilla y labio justamente por la molestia.

—Como sea, vayamos al punto, eres la heredera al trono ¿No?—La morena decidió cambiar de tema volviendo a recostar la cabeza en la almohada, sentido las maravillosas manos de la princesa acariciar parte de su espalda superior. 

—Era.

Lauren sintió la tensión en los músculos de la espalda, y antes de que pudiera evitar que se levantará la castaña levantó el torso y giró levemente para verla, sus manos agarraban la prenda de su camisa cubriendo sus senos, pero dejando a la vista más piel de la que esperaba. Ella, tratando fuertemente de no caer en la sensación y cierto dolor de la tensión que aumentó en su propio cuerpo, se inclinó levemente apoyando sus manos los hombros de Camila volviéndola acostar, y la morena únicamente acepto volver a acostarse porque le dolía la cintura ante la antigua posición incómoda.

—¿Eras?—La exaltación se notaba en su voz—¿Falleciste o qué?, ¿es que estoy teniendo fantasmas haciéndome un masaje?—Las palabras escapaban de su boca, y ni ella mismo sabía reconocer si era burla o lo estaba diciendo seriamente.

—Que… Elocuente pensamiento, señorita Cabello—Siseó una risa, removiéndose levemente en el trasero de la castaña, que afortunadamente estaban cubiertos por unos shorts—Y no, sigo viva y coleando—Con un asentimiento movió las manos arrastrando las por la piel de Camila hasta su cintura, donde apretó suavemente viendo con orgullo como su piel se erizó aún más.

—Coleando eh, con razón te comportas como perro en celo—Se burló pero al instante se paralizó al sentir las manos de Lauren apretar su piel.

PoisonedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora